Ayer, un día después de ser suspendida de su cargo, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se mostró convencida de que probará su inocencia, será absuelta y recuperará el poder que ejerce transitoriamente Michel Temer, a cuyo Gobierno calificó de “ilegítimo” y al que cuestionó por la composición del gabinete que no integra “ni mujeres ni negros”.
Rousseff recibió a un grupo de corresponsales extranjeros en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia que aún conserva, y dijo que durante los 180 días que pueden durar el juicio político y su suspensión se concentrará en su defensa. Si Rousseff lograra convencer al Senado de su inocencia y fuera absuelta, recuperaría su cargo una vez que concluya el proceso, pero si resultara sustituida, Temer completaría el mandato que concluye el 1 de enero de 2019.
Junto al ex abogado general del Estado José Eduardo Cardozo, que ahora sigue al frente de su defensa, Rousseff se mostró tranquila, relajada y segura de que podrá demostrar que “no hay bases jurídicas para este proceso, que no es más que un golpe”,
La mandataria aseguró también que ejercerá su defensa en todos los planos, ya que se trata de un juicio con carácter “político”, ya que, en su opinión, el Congreso ha obviado lo jurídico al iniciar un proceso “sin que haya delito”.
“Nos tenemos que defender jurídica y políticamente y la defensa política se hará frente a toda la sociedad brasileña, allá a donde sea invitada, pues declararé en forma limpia y transparente para explicar las verdaderas razones que llevaron a este proceso”, dijo.
Cardozo, a su turno, aunque evitó aclarar cuáles, dijo que aún le quedan cartas por jugar en defensa de Rousseff frente a la Corte Suprema, que hasta ahora ha avalado la legalidad del proceso.