Rotonda del Avión, un polo de artesanías y puestos de comida

El paseo La Minga, inaugurado en abril, es el motor de las mejoras observadas en el sector. Allí evalúan trasladar los carritos que están hoy junto al canal Guaymallén.

Rotonda del Avión, un polo de artesanías y puestos de comida
Rotonda del Avión, un polo de artesanías y puestos de comida

El Acceso Norte, en el punto de confluencia con la rotonda del Avión, era definido hace 4 años como "una postal del abandono a la entrada de la ciudad". Tal era el título de una nota de este diario, con referencia a esa zona de Las Heras donde hay muchos problemas y una jurisdicción  que comparte límites con Guaymallén y Capital. En ese sector ya no hay residuos ni focos de incendio y se dispone de iluminación.

Hace 2 meses, en uno de los antiguos descampados inauguraron la feria de artesanos, "La Minga", en la intersección de la ruta y la calle Jujuy. Se ha convertido en un espacio que frecuentan familias y  turistas los fines de semana.

Allí trabajan 24 emprendedores, a los que se suman esporádicamente 18 puestos móviles con gazebos. "Aquí se juntaban desperdicios, había malezas y servía de "refugio" a desconocidos", contó el coordinador de esta movida, Hugo Correa, dedicado a la marroquinería.

Pese a este aporte municipal de reemplazar un baldío con un paseo abierto los fines de semana y los feriados,  la feria no pudo sustraerse a los delitos, y hace 2 semanas malvivientes rompieron un ventanal del avisador turístico y robaron algunos elementos. Después de ese episodio hay vigilancia diurna a cargo de serenos y un policía contratado.

Enfrente, camino al aeropuerto, se observan los carritos de sandwiches. Estos puestos -que ya no lo son tanto y tienen la dimensión de instalaciones fijas- son una fuente de preocupación para diversos organismos que tienen competencia en el sitio. Están ubicados en terrenos fiscales y el suelo que ocupan compete a diversas reparticiones, como Irrigación, las direcciones de Hidráulica y provincial y nacional de Vialidad, además de   Edemsa, para citar los principales organismos.

Hay una fuerte controversia. Los ocupantes de estos establecimientos gastronómicos, muy populares y frecuentados por camioneros, viajeros en general y taxistas, sostienen sus derechos por el tiempo transcurrido.

El director de Obras Privadas de Las Heras, Daniel Funes, explicó: “estamos analizando el tema, y en determinado momento vamos a llegar a ese lugar con la aplicación de la ley de Ordenamiento Territorial; por ahora estamos concentrados en otros distritos, como El Challao, El Algarrobal y El Borbollón". El funcionario contó que evalúan la posibilidad de trasladar la zona de los carritos al predio donde se instala la feria La Minga.

En Irrigación, señalaron que los locales de comida "no disponen de autorización para estar ubicados en ese punto porque se encuentran sobre la margen de un canal", y lo mismo manifestaron otras autoridades en la relación a que las viviendas y  comercios están abajo de una línea de alta tensión. Inclusive hay otro cableado enterrado. En el caso del organismo que administra el recurso hídrico tiene el caso en la mira y podrá tener definición cuando se ponga en vigencia el programa de saneamiento y mejoras del zanjón Guaymallén, que prevé muchas obras, una de ellas erradicar ocupantes privados que estén a corta distancia del curso.

El decano de esos establecimientos -6 en total- es Daniel Américo Riveros (55), quien junto con su esposa Rita Heredia (49), se estableció en ese flanco hace 18 años.

"Nosotros -contaron los esposos, que tienen  2 hijos- estuvimos precarios aquí al principio, pero con el tiempo fuimos autorizados a funcionar como carrito bar por la Municipalidad de Las Heras, que nos cobra los impuestos y que ha expedido la correspondiente libreta sanitaria, sin la cual no podríamos trabajar". Esta pareja forestó con diversos ejemplares lo que consideró como un "baldío de escombros y matorrales".

Los comedores tienen 2 problemas acuciantes: disponen de agua, pero no se surten del imprescindible líquido por la cañería madre, que pasa a unos metros de las construcciones. Tampoco tienen luz eléctrica, y la corriente la originan con grupos generadores. Riveros, que era vidriero de profesión, antes de ser gastronómico, comentó su pesar por el hecho de no contar con esos 2 esenciales servicios y no ocultó su temor por un posible desalojo.

Metros más adelante atiende su puesto Ramón Domínguez, quien  administra el local El Rancho, que sólo abre los sábados. "Sabemos lo que puede pasar, tenemos conocimiento", admitió el comerciante. Añadió que en su caso compró de "buena fe" a un hombre que luego desapareció y que lo engañó vendiéndole tierras fiscales, "cuando yo creía que compraba un inmueble particular".

Además de los lugares para comer hay un sitio que funciona como ferretería, y en el extremo contrario, de cara a la rotonda, vende lampazos de hace 12 años Jorge Molina (52), que actúa con una habilitación del municipio norteño y trata de mantener limpio su campito.

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