La rosca de Reyes, símbolo de la celebración más esperada por los niños del mundo católico, en Argentina pierde vigencia año a año, en otro indicio del cambio de costumbres que entronizó al Papá Noel navideño en detrimento de los bíblicos Reyes Magos.
“El pan dulce se vende diez veces más que la rosca de Reyes”, atestiguó Héctor Bignole, propietario de la “pasticceria” El Progreso, del porteño barrio de Recoleta.
“Antes vendíamos el triple de roscas, luego todo fue declinando. El pan dulce empezó a repuntar en los últimos cinco o seis años”, relató Bignole.
Con la autoridad que le dan los 94 años de experiencia del negocio, el empresario aseguró que “no es una cuestión de capacidad de consumo; haya o no haya plata, Reyes es una fecha en decadencia”.