El sol cae y con la noche llegamos a la Villa de Merlo. En la hostería Los Antiguos, de estilo rural, ubicada estratégicamente al pie de las sierras y sobre la ruta provincial n° 1, nos recibe amablemente Julio.
Su acento porteño nos desorienta un poco. Más tarde sabremos que es uno de los tantos habitantes de Merlo que dejó su vida en una gran ciudad para resguardarse en la tranquilidad de este escenario. No es difícil de entender.
La villa puntana se asemeja a un pequeño paraíso que no entiende de apuros, ni de ruidos molestos, justo a la medida de la multitud de porteños que, desde siempre y durante todo el año, la visita buscando sosiego.
Su microclima único
Merlo se promociona como la ciudad con mayor calidad ambiental del país y son ya de fama internacional, las virtudes de su microclima y la pureza de su aire. ¿Cuál es la razón de semejante privilegio? Al momento de responder, los locales hacen distintas especulaciones: algunos apuntan a la ubicación geográfica, otros hablan de las elevadas proporciones de ozono, hay quienes lo adjudican al óxido nitroso, la radiactividad saludable y la alta ionización negativa de su atmósfera y otros comentan que la Sierra de los Comechingones frenan los aires contaminados que provienen del este.
Con explicaciones más o menos sofisticadas, cada uno hace su aporte y lo cierto es que, luego de unos días ya se siente ese efecto energizante del que tanto se habla.
Razón suficiente para creer en sus palabras. Año tras año, miles de turistas, acuden a esta región en búsqueda del bienestar que estas condiciones producen en la salud humana.
Uno de los beneficios merlinos, es su clima de tipo mediterráneo seco. Veranos cálidos con noches frescas e inviernos fríos con días soleados, sin vientos apreciables, son simplemente una combinación perfecta.
La gran amplitud térmica que posee esta tierra es otro de sus grandes atractivos. Los lugareños aseguran orgullosos que son 300 los días soleados al año, lo que permite disfrutar, prácticamente, en cualquier momento del año del azul añil de su cielo durante el día y de su azabache tachonado de estrellas durante la noche.
El encuentro con las águilas
Ubicada a pocos kilómetros de la villa cabecera la reserva floro faunística es una de la recomendaciones que nos hacen una y otra vez los locales.
Todos los días, alrededor de las 11 las águilas bajan para ser alimentadas por los guardaparques. El espectáculo es sencillo y a los chicos les encanta.
En caso de no ver a las aves porque son silvestres y no hacen un show, no se desanime, el entorno también ofrece la posibilidad de observar otras especies de la fauna autóctona, como zorros y variedades de aves. En temporada alta es recomendable acudir con tiempo, ya que es una actividad que concentra gran cantidad de público.
En la misma reserva, agencias regionales ofrecen distintas excursiones. Se destaca la caminata que conduce al Salto de Tabaquillo –de dificultad media- cuyo recorrido lleva alrededor de 4 horas, durante el cual pueden apreciarse cantarinas cascadas y ollas graníticas de agua cristalina que invitan a refrescarse. Tirolesa y rappel completan las propuestas para los más audaces.
Vistas panorámicas
Por las sierras serpentea una ruta que conduce a diferentes miradores. En los días despejados la vista es asombrosa y la visibilidad, casi infinita. A nuestros pies la Villa de Merlo se extiende, entre las Sierras de Los Comechingones y el Valle de Concarán. Todo se esparce sobre un territorio que parece inconmensurable y lleno de paz.
Cuando el clima acompaña, el cielo se salpica de parapentes y alas deltas que encuentran en la altura del cerro, el sitio ideal para volar y allí, los famosos bautismos que tientan hasta a los más miedosos.
Al Mirador del Sol, le sigue el Mirador Los Cóndores y a éste, El Filo. A medida que se avanza, el paisaje cambia y la visibilidad, cuando no hay nubes, todavía mejora.
En los diferentes puntos se puede encontrar una oferta gastronómica un tanto limitada en variedad de platos. Aunque valiendo la pena el paisaje, para quienes quieran hacer una parada con tentempié de por medio, resulta suficientemente recomendable.
El Algarrobo, Piedra Blanca y Córdoba
Casi procesionalmente el camino nos conduce al Algarrobo Abuelo -declarado Patrimonio histórico provincial- con 800 años de antigüedad. Las onduladas ramas de este árbol han sido testigo de la historia de esta región y de todos sus devenires.
Fue inspiración del poeta Esteban Agüero que le dedicó los versos de La Cantata del Árbol. A pocos metros se encuentra la casa en que nació este merlino que alberga, en la actualidad, al Museo Lolma.
La Capilla de Nuestra Señora del Rosario, Monumento histórico nacional, cuya construcción original es anterior a la fundación de la ciudad y uno de los templos más antiguos del país, bien vale la pena una visita.
Centro fundacional de la región por obra del encomendero Juan Pérez de Moreno, Piedra Blanca lleva el nombre del río que divide San Luis de Córdoba y funciona como un límite natural entre ambas provincias.
Sus alrededores se conforman por grandes casas con majestuosos jardines, los árboles que rodean el camino, ofrecen un paseo con postales únicas. La ruta nº 14 que comunica con la mediterránea ofrece un recorrido pintoresco.
El próximo paso es atravesar la región de Traslasierra. Los pueblos al costado de la senda son pequeños y fascinantes. Su verde entorno, sus puestos de artesanías y su oferta de platos típicos son una combinación perfecta para los turistas.
Gastronomía
Preparada para recibir visitantes los 365 días del año, la coqueta villa de Merlo posee una oferta gastronómica que abarca y satisface a todo tipo de paladares.
La Avenida del Sol, vértebra de la urbe, propone gran variedad de lugares para conocer el sabor local, como El Establo o La Cervecería. El chivo y las comidas a las brasas llevan la delantera cuando de degustar se trata, en la parrilla el restaurante Cabeza del Indio o en el restó de La Estanzuela. Anímese, Merlo está muy cerca.
Datos de interés
Distancia desde Mendoza: 469 kilómetros.
Pasajes en ómnibus desde la Terminal del Sol en Mendoza a partir de $300 –por trayecto-.
Alojamiento: Habitación doble desde $350.
Gastronomía: Almuerzo o Cena desde $ 70 por persona.
Información turística:
www.villademerlo.gob.ar.
Dónde comer:
Cabeza del Indio: Pasos Malos s/n.
El Establo: Av. Del Sol 450.
La Cervecería: Av. del Sol 515.
La Estanzuela: del Sol s/n.
Dónde dormir:
Hotel Lauquen Pilmaiquen: www.lauquenpilmaiquen.com.ar
Hostería Los Antiguos: www.posadalosantiguos.com.ar
Posada de las Sierras: www.posadadelassierras.com.ar
Hotel Piedra Blanca: www.hotelpiedrablanca.com.ar