Romeo Facio es mendocino, tiene 57 años y es piloto comercial. Vive en Singapur y es uno de los pocos pilotos que ha integrado la tripulación del vuelo que une ese país con Nueva York, y que desde octubre se convirtió en el vuelo comercial operativo más largo del mundo. Su duración es de casi 19 horas y es operado por Singapore Airlines SIA.
“Estoy agradecido por hacer lo que más me gusta. Creo que el hombre es piloto permanente de su propio camino, y tiene hasta el final la opción de cambiar su destino”, reflexiona Romeo desde Singapur en diálogo con Los Andes; en una charla apasionada.
Destino alado
Con 12 años, Romeo emprendió el primer viaje que lo alejó de su mundo diario: cuando ingresó al Liceo Militar General Espejo. "No tenía amigos, era introvertido. Siempre me gustó leer, y entre las historias que más me gustaron, estaban figuras como Pegaso (el caballo alado hijo de Poseidón), o Niké (la diosa alada). Este primer encuentro con el afuera me dejó ver mis limitaciones y me permitió encontrar mis virtudes. Los desafíos me ayudaron a descubrir que podía ir más allá de las fronteras", destacó el piloto, egresado de la promoción XXVII del Liceo.
De aquellas primeras lecturas y de sus personajes predilectos se desprende que a Romeo siempre le gustaron las alas. "También tenía interés por la energía nuclear, y entré en Ingeniería. Pero antes de terminar primer año, me interesó más la carrera naval", rememora quien se recibió de guardiamarina y aplicó al curso de aviador naval.
Con 19 años llegó el momento de otro vuelo importante en su vida, esta vez desde de su provincia natal hacia Buenos Aires, para unirse a la Armada; y con 36 pasó a la aviación comercial. Eligió la base Córdoba, donde estaba la central de Southern Winds (SW), y allí conoció a su esposa. En 2003 se mudaron a la India y finalmente desembocaron en Singapur como "destino de vida".
“En SW comencé como copiloto y ascendí a comandante. Trabajé como oficial asesor de seguridad y armé el sistema de seguridad de vuelo. Luego me ofrecieron hacer un curso de auditorías con tres posibles destinos, y elegí Singapur porque sentí mucho interés por conocer un exótico país. Sin darme cuenta estaba sembrando una semilla en el futuro”, continúa con su repaso.
El vuelo más largo
El jueves 11 de octubre, el vuelo SQ22 de SIA despegó de la Ciudad-Estado con destino a Nueva York; dando inicio a la operación del vuelo comercial más largo. Un mes después, el 12 de noviembre, partió el primer vuelo en el que Romeo Facio formó parte de la tripulación del A350 URL.
"Mi función fue la de comandante a cargo hacia Nueva York, y comandante de relevo en el regreso (el 15 de noviembre). Esta operación requiere cuatro pilotos, dos comandantes y dos copilotos, que se alternan para descansar", apunta. Las 18 horas y 45 minutos que demanda esta ruta comprenden cerca de 16.000 kilómetros, uno de los vuelos más largos hasta el momento y que demanda 18 horas. "Las diferencias en los cuadros de tiempos de vuelos y distancias surgen porque se prioriza utilizar la más corta. Pero a veces se vuela una ruta más larga en menos tiempo, aprovechando los vientos", resume Romeo.
En el primer vuelo del que participó el mendocino, la ruta fue vía Mar de la China (cerca de Vietnam), Filipinas, Japón, Pacífico Norte, Rusia, Alaska, Canadá y llegaron a Estados Unidos. Mientras que la vuelta fue vía Atlántico Norte, Europa, Asia Central, India y Sudeste de Asia.
“La dirección del vuelo hacia el este, el cruce de husos horarios y la rotación de la tierra generan situaciones inusuales y divertidas. Por ejemplo, salimos de Singapur a las 9.25 y arribamos a San Francisco –luego de 14 horas y 35 minutos de vuelo– a las 9 del mismo día. O de regreso, volando hacia el oeste; salimos a las 11.25 de San Francisco, todo el vuelo transcurrió de día (en dirección hacia la puesta del sol) y luego de 16 horas y 35 minutos llegamos a Singapur las 19 del día siguiente”, rememora.
“Siento un gran orgullo de formar parte de la aerolínea y de poder ganar una nueva experiencia profesional”, se explaya Romeo, quien completará su segundo vuelo el 8 de enero.
Planificar y concretar un vuelo de tantas horas no deja lugar a la improvisación. Además de un avión de mayor alcance, se precisa del estudio y la aprobación de diferentes rutas posibles; tener en cuenta los factores que las puedan afectar; un entrenamiento para las tripulaciones y personal de mantenimiento; cuchetas a bordo para la tripulación y un descanso planificado antes, durante y después del vuelo.
Romeo está convencido de que la puesta en marcha de un nuevo vuelo que supere al de Singapur - Nueva York en duración "es solo cuestión de tiempo".
“Para el ingenio humano y su deseo de superación, el límite es el cielo”, agrega con una sonrisa.
En el aire
“En el avión, todo forma parte de un engranaje perfecto. Los que volamos tenemos que estar alertas, adelantarnos a cualquier situación, no dar nada por seguro, recolectar la información, decodificarla e interpretarla”, describe. De hecho cada 6 meses pasan por exámenes médicos y deben demostrar su capacidad profesional en el simulador.
“El encanto está en poder volar hacia lugares tan diversos y fascinantes. ¡Tantas preguntas que me hacía cuando leía van siendo develadas en el transcurso de los viajes!”, continúa. Una de las grandes satisfacciones para Romeo es recibir los dibujos que le hacen llegar los chicos, tesoro que está bien resguardado en su escritorio.
“Uno debe aprovechar lo que realmente lo motiva, es algo único y muy poderoso ser nosotros mismos”, resume.
Pese a no venir muy seguido a Mendoza, Romeo intenta mantenerse conectado con su tierra natal. “Extraño la familia, la rueda de amigos del Liceo, de la Armada y de SW; el asado y las empanadas; las montañas; los colores y aromas de la tierra. Sigo las noticias de Argentina y espero con ansias verla progresar", agrega con nostalgia.