Juan Román Riquelme irrumpió en la vida política de Boca Juniors (hay elecciones el 8/12) y llamó a la unidad. Sin apoyar a ningún candidato -muchos rumores se instalaron en las últimas semanas sobre ésto- jugó su propio partido con la frase “no quiero ser el caballito de batalla de ninguno”. Además movió las piezas como lo hacía en su etapa de jugador profesional de manera impredecible donde nadie podía decodificar para donde salía con la pelota en sus pies.
La imaginación me lleva a pensar sus declaraciones como si fuese un partido con el último 10 en el terreno de juego. Tuve la buena suerte de disfrutarlo mucho como futbolista. Lo vi todos los años que estuvo con la casaca de la institución que tanto quiere “soy hincha de Boca” manifiesta siempre. Justamente ayer se cumplieron 23 años de su debut con la de Boca en aquel encuentro ante unión de Santa Fe en la Bombonera. Entonces voy a graficar lo que sucedió esta semana como si fuese un tiro libre a favor de su equipo y que, en esta ficción que les relataré, tendrá al 10 como principal figura: “Partido muy hablado y con mucha rosca política. Riquelme toma el balón, lo besa, lo acomoda y se perfila para patear por arriba de la barrera compuesta por todos los postulantes a presidente, allí están Gribaudo, Beraldi, Ameal, Santa María, Martucci, Paolini, Buchacra, entre otros. Él habló con todos y sabe que lo quieren porque mide bien en las encuestas y es el máximo ídolo en la historia del club. Cada uno desea tener el guiño de Román y unidos, en esa barrera ficticia, lo miran atentamente. Riquelme toma carrera y le da a la redonda con su calidad, la misma se eleva pasa por arriba de los candidatos y se clava en un ángulo. Nadie festeja, porque todos son hinchas de Boca. Román saluda a la tribuna, se da la media vuelta y los deja con la consigna de la unidad, algo que es muy complicado de lograr. Fue su jugada y lo que logró fue instalar un tema que pocos querían tocar. Ahora cada uno se mueve como le conviene en el mapa político mientras que el estratega, dentro y fuera de un rectángulo, espera sabiendo que tarde o temprano lo volverán a llamar”.
Los candidatos a presidente en el club xeneize empezaron a contestar lo que Riquelme planteó. Gribaudo dijo que está de acuerdo con la unidad, también lo expresaron así Santa María y Martucci. En cambio, Beraldi y Ameal dieron a entender que es muy difícil lograrla con tan poco tiempo para el cierre de las listas, además de manifestar las diferencias con la actual gestión. Es por eso que esta semana será clave para la confirmación de alguna unión entre candidatos porque el 20/11 deben tener todo presentado en la Inspección general de justicia. Se viene la recta final para llegar a las elecciones que seguramente serán parejas con dos o tres listas que se confirmarían. Todos desean reemplazar a Angelici que no se puede postular porque el estatuto así lo marca (solamente una reelección se permite).
El socio activo, que está en el padrón, y va a votar -hay más de 80.000 y por lo general van a ejercer su derecho unos 30.000- tendrá en su poder la última palabra y elegirá lo que sienta mejor para Boca Juniors. El que gane tendrá en sus manos la responsabilidad de gobernar uno de los clubes más importantes de nuestro país durante los próximos cuatro años y el tiempo dirá si Román vuelve o no al club para ayudar como lo dijo hace poco.