Cultiva poco menos de 20 hectáreas de durazno, 4 hectáreas de vid, de la variedad malbec, 5 hectáreas de ciruela para industria y algunas de durazno y de ciruela para consumo en fresco.
Rolando Kaiser es reconocido por el manejo profesional de su explotación ubicada en Andrade, Rivadavia, al este de Mendoza. El productor reconoce que los números no terminan de cerrarle y ya inició un proceso de achique.
En diálogo con Fincas, trazó un panorama de situación del sector productivo y planteó su inquietud de debatir rápidamente sobre la mejor manera de resolver los problemas del sector agrícola y agroindustrial regional.
Además, sostuvo que algunas explotaciones ya no son rentables y en su caso ya decidió erradicar parte del monte frutal que tiene con durazno para industria. Asegura que las comercializadoras son las únicas que terminan ganando.
-¿Cómo anduvo la ciruela de industria este año?
-Coseché y alrededor del 15% quedó en las plantas; las sequé en un secadero de la zona y ahí las he dejado. No he vendido. Sé que el precio anda entre 4,50 y 5 pesos el kilo de ciruela seca. Están llevando ciruela a Chile, porque allá la producción parece que no fue buena. Como ellos tienen muchos compromisos comerciales, han llevado, pero no sé a qué precio y en qué condiciones.
Los productores de ciruela para industria están desesperados porque vienen de años con baja producción. Este año mucha ciruela quedó en las plantas porque no había quién la cosechara ni dónde secarla. Estuve en una finca cercana a la mía que tenía más de un millón de kilos y creo que la mitad quedó en la planta.
-¿Los productores de la zona participaron del fideicomiso de ciruela que lanzó el Gobierno de la provincia?
-El problema de los productores del Este es que no todos se habían anotado, entre ellos yo, por el tema de la mosca.
Vino gente del Sur a comprar ciruela. Sé que hubo dos quintas grandes que ya habían comprometido su producción pero les encontraron mosca y quedaron las ciruelas en la planta.
-Usted tiene otros cultivos, como durazno y uva. ¿Cómo ve el panorama en esas otras producciones?
-El panorama es malo en todo, no sólo en la ciruela. En el caso del durazno de fábrica es tan malo como en la ciruela, porque tiene costos de producción mucho más elevados, y este año han pagado prácticamente lo mismo que en el año 2008.
-Pongámoslo en números…
-En el 2008 pagaron $ 1,20 el kilo y ahora pagaron de $ 1,50 a $ 1,60, dependiendo de la fábrica. Pero nosotros en el 2008, con 40 kilos de durazno pagábamos un jornal, y ahora necesitamos casi 120 kilos de durazno para pagar un jornal. Entonces, la situación es tan grave en el durazno como en la ciruela. Además, están aumentando todos los costos, inclusive Irrigación aumentó el derecho de pozo en casi un 300%. Necesitan plata y la consiguen como sea.
-Usted tiene uvas también...
-También y la uva se pagó lo mismo que hace tres años. A mí me pagaron $ 3,60 el kilo de uva malbec en una bodega de Agrelo. En realidad, el precio de la uva no ha sido malo, el problema es que los costos nos vienen alcanzando. Imagínese que sólo en mano de obra, que representa más de la mitad de nuestros costos, hemos tenido importantes aumentos en los últimos tres años. En setiembre de 2010 acordaron un aumento del 30%, en el 2011, un 25% y en setiembre del año pasado, otro 30%. Si uno lo acumula debe andar cerca o pasar quizás, el 100%, y a nosotros nos han pagado el mismo precio en las últimas tres cosechas.
-¿Qué superficie tiene en producción con montes de duraznos para fábrica?
-Son cerca de 20 hectáreas, pero estoy erradicando; y la verdad es que no erradicó más porque no me alcanza la plata ni el tiempo para hacerlo. Creo que el futuro del durazno es más incierto que el de la ciruela. Es cierto que estamos muy en equilibrio. No sobra mucho durazno, y podría llegar a ser un buen negocio. Porque estamos con una producción, en números redondos, de 100 millones de latas por año, y en el mercado interno se consume un poco menos que eso quizás sobren 10 o 15 millones de latas.
Antes se mandaba a Brasil, pero hoy las negociaciones están pésimas. Entonces, este pequeño excedente que hay de 10, 15 o 20% no nos lo podemos sacar de encima. Esto lo aprovechan las grandes cadenas de comercialización, como supermercados, hipermercados y grandes mayoristas, para seguir comprando barato.
-¿También en este producto la brecha es amplia entre lo que reciben los que producen y lo que paga el consumidor?
-En 2008 a mí me pagaron $ 1,20 el kilo de durazno, y en el supermercado la lata estaba a $ 4,50 o $ 5. La más cara estaba a $ 6.
Este año me han pagado $ 1,50 ó $ 1,60, dependiendo de la fábrica, y en la góndola, la lata está a $ 10, $ 11, $ 12 y hasta $ 16, la más cara. Ellos subieron el precio tres veces o más, y a nosotros nos pagan unas chirolas más. Pero esto lo sufre no sólo el productor. La industria no gana más de 1 peso por lata.
Digamos que todo el sector industrial gana $ 100 millones en la temporada. Este año, antes de la cosecha, hubo una comercializadora grande que compró 10 millones de latas a $ 4,50. Esa sola empresa, con el pasamanos, y con sólo el 10% de la producción total, ganó $ 45 o $ 50 millones. Es evidente que acá hay algo que está muy mal.
-¿Cómo se resuelve esto?
-Acá, la Secretaría de Comercio de la Nación ha permitido la concentración del negocio en grandes empresas, que para colmo no son nacionales. Pero esto no sólo le pasa al durazno, le pasa al vino y a todas las producciones, no sólo de las economías regionales, porque les está pasando lo mismo a los tamberos, con el precio de la leche y al trigo. Hace más de tres años los analistas de las economías pampeanas habían advertido que íbamos a tener que importar trigo.
-Usted ve el panorama demasiado oscuro, entonces…
-Es que no le veo solución. Es complicado. Muchos están pensando en una devaluación, pero sólo puede ser una solución de corto plazo.
El efecto de la devaluación del 2002 nos duró tres o cuatro años, después volvimos a la misma. La prueba está en que en los últimos 30 años hemos tenido que sacarle trece ceros a nuestra moneda para seguir sobreviviendo. Creo que, más allá de las ideologías, tenemos que sentarnos a ver cómo resolvemos este problema de país. Las grandes corporaciones comerciales se están llevando la gran tajada y están asfixiando al productor primario y a la agroindustria. No sé qué hay detrás de esto para que el señor Moreno esté permitiendo esta situación.