Con un aire al personaje desbocado que interpretó en "Punteros", Rodrigo De la Serna encarna en “Inseparables” al amable Tito, un treintañero sin trabajo, pícaro superviviente de la calle que se pierde en trabajos efímeros y que termina sin dinero y fuera de su congestionado hogar familiar.
Tras un día como ayudante de un jardinero que cuida el patio de una mansión en la zona de Recoleta, Tito termina cuidando al dueño de casa, un tal Felipe, cincuentón tetrapléjico en silla de ruedas rodeado de un ejército de sirvientes. Ese cruce espontáneo entre ellos iniciará una relación íntima.
Ésta es la introducción de "Inseparables", la nueva comedia dramática de Marcos Carnevale que se estrena hoy en el país, una historia real y a su vez remake del exitoso film francés "Amigos intocables", de 2011.
El argumento básicamente es el mismo: un empresario millonario y tetrapléjico tras un accidente, contrata a un joven de los suburbios para que sea su cuidador terapéutico.
Sin embargo, Carnevale, un especialista en dramas en los que prevalecen personajes enfrentados a desafíos de superarse a sí mismos frente una sociedad que les marca distintas diferencias ("Corazón de león", "Viudas", "Anita", "Elsa y Fred") consigue, en "Inseparables", no sólo amoldar la película original a un ambiente argentino y a la vez hacerla más cómoda para un público internacional, sino que ofrece una mirada más honda en la relación entre estos dos marginados en la búsqueda de la superación.
Sincronizando sus funciones con la nueva obra que está de gira por el país, "El Farmer" en la que comparte escena y dirección con Pompeyo Audivert (un tour que llegaría antes de fin de año a Mendoza), Rodrigo de la Serna ha tenido dos semanas ajetreadas subiendo y bajando de colectivos y aviones para no perderse los estrenos de la película del lunes pasado en Mendoza, que lo junta otra vez en un mismo relato con su compañero de tablas de "Amadeus", Oscar Martínez.
-Cuando leíste el guión y descubriste a Tito, ¿cuál fue tu primera impresión?
-Tuve una empatía inmediata. Sentí perfectamente el humor que tenía que tener este muchacho. Al estudiarlo descubrí que es hábil y es sensible para adaptarse sobre todo para desacartonarse de una situación en la que le toca vivir con Felipe, al que conoce rodeado de ese servilismo pago, una vida sin sentido.
Ésa es la mayor herramienta que tiene como ventaja. Con su sentido del humor va quebrando muy hábilmente esos obstáculos. Va aprendiendo a adaptarse y empieza a ganarse el corazón de Felipe porque él también le entrega su corazón. Hay un puente entre los dos en que se reconocen sus noblezas y derriban a su paso prejuicios de clase y las distancias generacionales.
-¿Viste la versión francesa? ¿La tomaste como referencia?
-No. Para nada. Mi referencia fue el guión de Carnevale y mis dos compañeros. Incluyo a Carnevale porque se me escapa decirle compañero a un director y creo en todo caso que eso habla muy bien de él. Es un tipo muy sensible, muy amoroso, que quiere muchos a los actores. Te lo digo entre líneas porque hay muchos directores que no los quieren (risas). Fue un placer este rodaje. Como pocas veces me ha sucedido.
-Al personaje de Driss en el film francés se le suma lo racial. ¿Qué otras diferencias enfrenta Tito?
-Es cierto. Acá solo encontramos más contrastes con el tema social que con otros temas más enraizados en otros países. Creo que en Europa la tienen peor. Lamentablemente veo que es un mundo muy desigual. Estos abismos todavía separan a la gente. Yo sólo espero que algún día todo se vaya mejorando.
No quiero idealizar demasiado pero ojalá que no. Esta grieta que hay aquí planteada en el argumento de nuestra película, en otros países quizá sea en la realidad un abismo. Fijate con las situaciones de los inmigrantes que están viviendo en Francia, con los refugiados, con los musulmanes.
Es una sociedad que puede verse muy polarizada en esos temas pero distintos niveles de polarización también se pueden ver entre nosotros ahora, lamentablemente. Me encanta en la película que dos personas, que a primera vista pertenezcan a sectores tan irreconciliables, puedan extender puentes humanos.
Entre ellos se desarrolla un vínculo en el que los dos terminan mejor de lo que empezaron. Ellos derriban sus prejuicios. Cuando esto te sucede con otra persona resurge un vínculo muy hondo.
-¿Qué tan cómodo estabas en el rol de Tito?
-Obviamente me sentía identificado con él mucho más de lo que podría estar con el personaje de Oscar. Porque crecí en una posición social más cercana a la de Tito que a la de Felipe. Yo soy un chico de clase media que ahora le fue bien laburando, muy alejado de esa estampa aristocrática. Me divertí mucho haciendo de Tito.
Es una comedia perfecta. Es un guión de fierro. Esta situación de un atorrante irrumpiendo en una mansión, entiende cuál es su rol, lo entiende perfectamente y no se zarpa. Tiene esa cuestión medular del vínculo que funciona muy bien. Tiene un guión que lo tiene todo.
-¿Accediste a ver algo de la película antes del corte final?
-Sí. Marcos grababa y a veces nos dejaba que viéramos las tomas al final del día durante el plan de rodaje. Luego la vimos ya editada en el cine y cuando vi a Tito me sentí como un espectador más.
El reparto y la trama te lleva como de la mano y te atrapa. Porque uno generalmente, como actor, edita sus propias películas y espera uno que otro cambio. En este caso fue un placer de principio a fin.
-Sin embargo, ya había una conexión con Oscar desde antes...
-Claro. Cuando leímos los primeros ensayos de mesa con el libreto abierto, ahí nos dimos cuenta de que ya estaba la conexión con Oscar.
La convivencia durante la temporada de un año y medio con "Amadeus" nos dio una ventaja en la creación de la química de los personajes. Con este terreno ganado, fue muy agradable llegar al rodaje con esos vínculos ya sentidos.
En eso veo una diferencia con el film francés. Creo que los actores (François Cluzet, Omar Sy) no se conocían de antes. Ese vínculo acá trasciende la pantalla. Se nota.
Marcos supo conducir esa conexión por eso veo que el film, en ese sentido, es mejor que el francés.
Remake con sello argentino
Argentina Sono Film produce la nueva película del realizador de "Elsa y Fred" (2005) y "Corazón de León" (2013), presentada como "la primera remake de una película extranjera que se realiza en la Argentina".
Con guión adaptado por el propio Carnevale, la versión autóctona del taquillero largometraje francés "Amigos Intocables" de 2011 (Eric Toledano y Olivier Nakache), entremezcla humor y drama, mientras muestra el relato de amistad entre dos personajes en apariencia irreconciliables.
Por un lado Felipe, el empresario adinerado y tetrapléjico que interpreta Oscar Martínez; por el otro, Tito, que va a ser su asistente terapéutico. Justamente son las diferencias entre ambos las que produce las situaciones más hilarantes de esta comedia.
Del elenco también forman parte: Alejandra Flechner, como el ama de llaves, y Carla Peterson, como su secretaria Verónica. En roles secundarios están Flavia Palmiero, Franco Masini y Rita Pauls, entre otros.