Rodolfo Braceli: “Locche vencía por persuasión”

El periodista y escritor y Rep se unen en la conferencia “Había una vez el intocable Locche”. Textos y dibujos para recordarlo.

Rodolfo Braceli: “Locche vencía por persuasión”
Rodolfo Braceli: “Locche vencía por persuasión”

Lo que hacía Nicolino Locche arriba del ring era arte, el arte de esquivar los golpes y vencer a la fiera. Considerada una de las grandes figuras argentinas del deporte, el mendocino creó un estilo en el cuadrilátero que hasta el día de hoy, ninguno pudo imitar.

Y es motivo de admiración de los campeones.

El 12 de diciembre se cumplen 50 años de la proeza de su carrera. Ese día, pero de 1968, se consagró Campeón Mundial venciendo a Takeshi Fuji en Tokio, Japón. Una pelea que quedó en la historia como una bella obra de arte, más allá del combate.

A colación de esa hazaña deportiva, el periodista y escritor mendocino Rodolfo Bracelli, gran conocedor de la vida de Nicolino Locche, vuelve a la provincia para brindar la conferencia sobre él: "Había una vez un intocable Locche". 

Pero no estará solo. Esta vez se unirá al dibujante gráfico Rep y juntos desandarán este espectáculo que pretende recopilar el espíritu del boxeador. La cita será el próximo miércoles, en el Teatro Independencia, con entrada gratuita.


    Prodigio. Desde la infancia, Nicolino cultivó su estilo.
Prodigio. Desde la infancia, Nicolino cultivó su estilo.

-En su trayectoria de periodista y escritor Nicolino Locche aparece con una insistencia llamativa.

-Nicolino Locche es un personaje que vengo analizando, craneando y disfrutando desde hace más de 50 años. Lo conocí, lo frecuenté, fuimos amigos, le hice una docena de entrevistas para distintos medios de Buenos Aires, antes lo filmé en un mediometraje. Y no sólo eso, hasta llegué al colmo de hacer con él cuatro rounds en el ring del Mocoroa.

Yo quería saber y transmitir qué se sentía tirando y errando golpes frente a él. Quería descifrar el enigma de su singularidad pugilística.

-¿Cómo surge esta idea de cruzar ilustraciones en vivo con una conferencia sobre Locche?

-La ocurrencia de hacer esta suerte de dúo con Rep la experimentamos por primera vez en la Feria Provincial de Libro de Mendoza del 2016. Esa Feria me fue dedicada y el cierre fue una especie de reportaje a mí. Elegí para esa entrevista pública a Rep.

Él me reporteó y, mientras lo hacía, dibujaba mi relato en sucesivas cartulinas. Aquella experiencia fluyó y, pasado el tiempo, ahora le propuse a Rep que dibujara en vivo en el Independencia. Me respondió lo siguiente: “sí”.

Y aquí estamos, en una especie de gala celebrando al intocable Locche. Lo que hace, lo que hará Rep, es prodigioso y arriesgado. Como dibujante caricaturista afronta un salto sin red.

-Usted conoce de cerca la historia de Locche, ¿cómo nació en Nicolino ese estilo único que lo convirtió en intocable?

-La madre lo llevó al gimnasio del Mocoroa cuando Nicolino tenía siete años. Y lo puso en manos de un gran maestro, Francisco ‘Paco’ Bermúdez, para que dejara de andar callejeando. Locche no quería ser boxeador, ni su madre soñaba con que lo fuera. Sólo pretendía sacarlo de la calle. Nicolino era un vagoneta, la escuela no le apetecía ni mucho ni poco.

Su comportamiento en el ring respondía a esa naturaleza. Se defendía, casi no pegaba, no sudaba la gota gorda. Bermúdez vio antes que nadie que el pibe encarnaba un caso extremo, singular, de la escuela boxística mendocina: antes que nada, no dejarse pegar.

El estilo de Locche nace del desarrollo de su instinto. Defendiéndose, casi sin necesidad de golpear, de romper al oponente, lo agota, lo extenúa. Porque Locche en el boxeo fue un suceso estético: aunque no lo sabía, él era un poeta, un artista. Un caso único.

-¿Qué le llamaba la atención de Locche abajo del ring?

-Nicolino era un tipo despreocupado, dormilón, glotón, siempre en estado de festejo. Era una especie de Zorba el griego. Vivía el presente sin estar atado a los recuerdos y sin preocuparse por el futuro. Intocable en el ring era muy vulnerable abajo; hacía negocios desastrosos, se comportaba como una criatura.


    Nuestro mito. Locche, un mendocino imprescindible.
Nuestro mito. Locche, un mendocino imprescindible.

-Para usted Locche era un artista, ¿hubo algún deportista que lo pudo igualar?

-Tuvo varios imitadores pero ninguno llegó tan lejos en el arte de la defensa. La diferencia estaba en sus reflejos de felino, y en el poder hipnótico que ejercía sobre sus rivales. A eso añadía el humor y la complicidad con el público. Como diría Charly García, Locche no tenía fans, tenía cómplices.

-¿Qué rescata de esta proeza deportiva que consiguió Locche ya hace 50 años?

-En estos tiempos de la humanidad y de la Argentina, el significado de Locche se ha potenciado. Él no vencía ni por puntos ni por nocaut, vencía por persuasión. En el siglo de los genocidios y desde el boxeo, el deporte donde se premia la violencia y la sangre y la crueldad, Nicolino, consumando todo lo contrario de lo que impone el mundo y el boxeo llegó a campeón ecuménico desoyendo, transgrediendo, normas y mandatos.

Ejemplar en estos tiempos de armamentismo en las naciones y de armamentismo en nuestras vidas cotidianas. Frente a esta acuciante realidad, el fenómeno Locche es imprescindible.

-Usted subraya la palabra "ejemplar", ¿habla como hincha simpatizante de Locche?

-Hablo desde la poesía, y como habitante de este mundo. Era poeta porque no lo sabía.

Fue arrojado a los leones y, ¿qué hizo? No huyó, no los atacó, no se dejó devorar, se puso a conversar con ellos. En el episodio entre David y Goliat, Nicolino naturalmente fue David. Que quede entre nosotros, la piedra que arrojó nuestro alegre David no era de piedra, era un caramelo de miel.

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