Cuando Osvaldo planeó sus vacaciones en crucero por las aguas de Oriente, jamás imaginó que un año después estaría recorriendo más países de lo que había pactado. Lástima que no es por un beneficio especial para más días de placer y relax, sino debido a la pandemia de coronavirus que ha obligado a cerrar fronteras, bloquear puertos y diezmar el contacto humano para reducir contagios. Junto a su esposa, este médico mendocino está "a la deriva" hace un mes y, mientras espera que el barco pueda volver a pisar tierra, ya conoció hasta cómo hay que actuar en caso de un potencial ataque de piratas.
"La gente está algo amotinada. Hay mucha gente que se siente estafada. Nosotros, que pensamos pasar unas vacaciones maravillosas, estamos secuestrados en este barco", contextualiza el médico Osvaldo Ianardi al ser entrevistado por Los Andes. Desde la costa de Yemen, apenas puede hablar con su familia y sus amigos a través de un servicio limitado de WhatsApp que dispusieron desde la empresa MSC, a cargo del crucero. Pero para calmar a los suyos, y en tono de consultorio, Osvaldo ilustra varias veces: "Nadie ha tosido desde el 13 de febrero; no hay síntomas. Estamos seguros, no va a pasar nada mientras nadie más suba. No hay casos autóctonos".
Ianardi había decidido estas vacaciones en abril de 2019, cuando “coronavirus” era un término desconocido para gran parte de la población. Cuando llegó la fecha de partida, el brote ya había comenzado a causar estragos en Asia y Europa. Si bien el hombre insistió a MSC para cambiar el itinerario, la penalización llegaba al 75% del costo.
Acompañado por su pareja, el médico subió al crucero MSC Splendida el mes pasado en Singapur. Pasó por Hong Kong y recorrió el océano Índico. En Omán iniciaron los problemas: el crucero empezó a ser "rebotado" en cada puerto por disposición gubernamental. El capitán decidió cruzar el mar Rojo para llegar al Mediterráneo y visitar Grecia, Italia y España, pero los controles eran todavía más rigurosos.
Mientras tanto, la esperanza está depositada en Egipto o en Turquía, pero la situación varía a cada hora. Y si algo le falta a este viaje con 1.700 pasajeros, es una eventual emboscada de piratas, tal como indica el manual del capitán.
Como ocurre siempre, las autoridades de la embarcación avisaron que en el Canal de Suez -situado en Egipto, une el mar Mediterráneo con el Rojo- está en riesgo la seguridad. Ianardi compartió cuáles son los tres códigos sobre la piratería según el instructivo del capitán: el azul significa que se avistó un barco sospechoso; el naranja indica que hay una amenaza real y hay que cerrar ingresos; y el rojo precisa que hay una emergencia y deben seguirse las instrucciones de la tripulación.
"Por ahora estamos cómodos. Lo que pasa es que hay gente encerrada, ansiosa, incierta y hasta se pone violenta. En algún lado nos iremos a bajar. En Somalia está controlado. Los barcos siempre pasan por esta zona. Lo que pasa que es que no sabés cuándo te vas a poder bajar", explicó el mendocino, que ya entabló amistad con porteños e hispanoparlantes dispersos en el enorme navío.
Cierto grado de tensión se vivió al pasar por Dubai (Emiratos Árabes Unidos). Pese a que los bloqueos ya eran una realidad, Ianardi contó que embarcaron muchas personas, que luego visibilizaron su queja en una especie de "motín pacífico". "Hay provisiones suficientes para 100 días, según el capitán. Es un hotel todo incluido. La atención es buena. Pero no son las vacaciones que uno desearía. Todos queremos estar en casa", comentó el galeno, quien precisó que destinos como Sri Lanka, Yemen y Arabia Saudita también quedaron fuera del recorrido.
Ianardi tiene un vuelo de regreso de Barcelona con destino a Buenos Aires para el 10 de abril, pero ya es una cosa del pasado. Cancillería sigue de cerca su caso y el del resto de los argentinos -hay dos mendocinos más- a bordo del MSC Splendida. Pero será el consulado argentino del país en el que desembarquen el encargado de organizar su vuelo de repatriación vía Aerolíneas Argentinas.
"Es como el ajedrez, hay que decidir el movimiento en cada pieza. Esto cambia todo el día", cerró el médico.