Robos impunes en el mar argentino

Sin solución de continuidad, barcos extranjeros, principalmente chinos, se dedican a “pescar-robar” en aguas de jurisdicción argentinas.

Robos impunes en el mar argentino
Robos impunes en el mar argentino

Con total impunidad, barcos extranjeros siguen robando riqueza nacional por la pesca ilegal en el litoral marítimo argentino.

Las denuncias de las autoridades argentinas son permanentes pero el latrocinio continúa y no se ha frenado pese a la actual coyuntura mundial por la pandemia del Covid-19, que podría hacer pensar en un menor desplazamiento de las naves intrusas.

Son mayoritariamente embarcaciones chinas, españolas y otras con bandera de Malvinas (hispanos asociados con británicos). Y los hay en menor número de otros Estados asiáticos, polacos, portugueses, etc.).

La importancia de los españoles reside en que son la flota mayoritaria que pesca con licencia de las islas que nos sustrajeron los ingleses.

De acuerdo con una reciente nota del diario La Nación, los modernos piratas de los mares roban riqueza ictícola en el mar argentino comprendido dentro de las 200 millas, y hacen perder a nuestro país U$S 1.000 millones por año (son casi U$S 3 millones diarios).

El cálculo lo revela la Organización para la Protección de los Recursos del Atlántico Sudoccidental (Opras).

Ese volumen de dinero que se diluye es muy importante, pero se queda ‘corto’, según el experto en Atlántico Sur y ex secretario de Estado, doctor César Augusto Lerena quien, basado en Mar del Plata, hace mucho que estudia la depredación extranjera en nuestra jurisdicción.

Este especialista sostiene que lo que se pierde por estas sustracciones es del orden de los U$S 2.600 millones, teniendo en cuenta estimaciones de la FAO.

Todo ocurre pese a las denuncias internacionales de nuestro gobierno ante diversos foros científicos y técnicos porque los intereses son de los países más desarrollados y que pescan en el Atlántico (como los casos citados).

Rusia y Japón también pescan a distancia.

Además las propuestas son absolutamente negativas para los países llamados “Estados ribereños” que son los que tienen mar en su territorio.

En tan sólo los primeros cuatro meses del año en curso, la captura prohibida en aguas nacionales alcanzó aproximadamente a unas 480.000 toneladas de calamar.

Es mucha riqueza que nos birlan, porque a nivel local en el mismo lapso se pescaron 96.000 toneladas.

Además del calamar se llevan merluza, merluza negra y abadejo, todos productos de buenas cualidades nutritivas, en tiempos en que la necesidad de alimentos es prioritaria en el mundo.

La Armada argentina realiza una vigilancia marítima dentro de sus posibilidades operativas, pero aunque sus unidades logran interceptar a algunas naves infractoras, la cantidad de intrusos es tal que resulta imposible neutralizar a todas.

Nos preguntamos qué pasaría si la historia fuera al revés: pesqueros argentinos ingresando en los espacios marítimos de los países que ahora nos ‘visitan’.

Probablemente nos sacarían ‘a cañonazos’ y nos expulsarían de la jurisdicción.

Entonces, mientras se reprime a los furtivos como mejor se pueda, los legisladores nacionales, especialmente los de las provincias con litoral marítimo, tienen que insistir en la problemática y plantear esta situación de atropello a la soberanía en las sesiones del Parlamento, y lo mismo tiene que hacer la Cancillería nacional en los ámbitos de competencia internacional.

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