A los 20 años, urgido por la necesidad, Roberto tomó la dirección de la pequeña empresa familiar dedicada a la fabricación de mosaicos y cañería de hormigón. Desde hace más de 40 años lidera la firma Pierandrei, y algunos proyectos de "responsabilidad empresaria" como la concreción del taller para la elaboración de baldosones de canto rodado y de revestimientos símil piedra en el penal de calle Boulogne Sur Mer.
Dedicado a la venta de materiales para la construcción su visión sobre el sector es muy aguda. "La construcción de particulares está parada, la gente que estaba en obra con la devaluación se encontró con grande dificultades para poder seguir adelante, en muchos casos optaron por reducir la cantidad de metros cubiertos de sus proyectos para aprovechar los prestamos UVA y Procrear, que ya habían quedado desfasados".
-¿Cuál es el panorama para el 2019?
-Es un año electoral y el panorama es poco previsible. En la actualidad las tasas de financiación bancaria son muy altas, y eso le dificulta a la gente el poder pensar en la construcción como una opción de inversión; mientras que a las pequeñas empresas -que no cuentan con grandes espaldas- sostener sus estructuras de operación.
-¿Eso repercute en los precios de reposición?
-Hay costos que se reajustaron según el valor del dólar y de la inflación, otros que se venden a precio de dólar y solo se conoce su coste en el momento en el que se emite la factura, como es el caso del hierro. Si bien tenemos un dólar en banda de flotación y por ahora más estable, algunos productos de la construcción han mantenido sus precios, mientras que otros casos sufrieron aumentos más allá que ya no tenemos un dólar a $ 40.
-¿Cómo se sostiene una empresa en este escenario?
-En estos años de trabajo he vivido diferentes momentos económicos del país y cada uno planteó distintas exigencias. En otras épocas, las fábricas no entregaban materiales a causa de no conocer el valor de la mercadería; no se sabía si al vender se estaba perdiendo dinero. Hoy, ante la incertidumbre, es como ser un piloto de tormenta y tratar de encontrar el rumbo es el desafío para poder sobrevivir como empresa.
-¿En lo personal, qué se requiere para sobrevivir?
-Poder adaptarse permanentemente a los cambios. Uno debe estar atento al avance de la tecnología porque repercute en la forma de desarrollar el trabajo, Antes uno detallaba todo en un cuaderno, ahora una computadora brinda un informe pormenorizado al momento. Cuando me compré mi primera IBM me costó como un auto Dodge, requería de un programador que entendiera cuál era nuestra necesidad para establecer un sistema que se adaptara a nuestro trabajo.
-¿Funcionó?
-Sí, pero de aquella máquina de 30 megas, que hoy los tiene cualquier teléfono celular, a la actualidad se han dado saltos enormes y uno tiene que ser previsor para renovarse porque la tecnología obliga a cambiar velozmente. Con los sistemas integrados de impuestos, por ejemplo, uno debe optar entre contar con más personal administrativo o vendedores de mostrador para tener mejor información al momento.
-¿Cómo ve el futuro?
-Con gran responsabilidad, uno necesita involucrarse y también aportar desde su lugar. Lo importante es poder construir una realidad que nos permita estar mejor a todos como sociedad. Pero muchas veces se carga a un sector con más peso del que puede soportar sobre sus espaldas, como por ejemplo la fuerte presión fiscal a las pequeñas empresas. Algunas, al borde de cerrar sus puertas, siguen ofreciendo trabajo genuino. A veces, parece que se está trasquilando a las Pymes.
Taller de baldosones en la calle Boulogne Sur Mer
En julio de 2013, un grupo de 10 personas alojadas en el penal de calle Boulogne Sur Mer, primero realizaron una prueba piloto y luego comenzaron a fabricar baldosones y revestimientos símil piedra.
En aquella oportunidad, Pierandrei comentó que cuando lo invitaron a la inauguración de un taller de oficios en el penal de Cacheuta, le pareció que se podía ofrecer una alternativa similar en el de Ciudad. Cinco años después, Roberto sostiene: "Es importante que las empresas brinden oportunidades de progreso. Los reclusos que trabajan en el taller además de aprender un oficio pueden ganar dinero para ayudar a sus familias".
Perfil
Roberto Pierandrei
El ex-estudiante universitario de Ciencias Económicas, en 1972 se hizo cargo de la empresa que fundaron su padre y su tío. Emplazada en Villa Nueva, la firma comenzó a fabricar mosaicos y caños de hormigón, posteriormente adaptándose a los cambios que exigía el mercado amplió su rubro a materiales de construcción.
Fue proveedor para obras de remodelación en la peatonal Sarmiento y la plaza independencia, entre otras de Mendoza y San Luis. Es formó parte de la comisión directiva de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), además presidió el Rotary Club de Guaymallén.