River se clasificó a la final de la Copa Libertadores al vencer a Gremio de Porto Alegre por 2 a 1, en el partido de vuelta de la semifinal que se disputó en el estadio "Arena do Gremio".
El equipo de Porto Alegre se puso en ventaja a los 30 del primer tiempo con un gol de Leonardo Gomes, pero en el complemento River lo dio vuelta con los tantos de Rafael Santos Borré, a los 37 y Gonzalo Martínez, de penal, en el sexto minuto de descuento, a instancias del VAR.
El equipo gaúcho terminó con diez hombres por la expulsión del mismo Bressán, a los 43 minutos del complemento.
Ahora el Millonario espera por el ganador de la otra semifinal que enfrenta a Boca y Palmeiras, con la ventaja del xeneize 2-0.
Logró lo que fue a buscar
Lo merecía por lo hecho a lo largo de las serie. Había sido más y lo demostró de visitante. River, con un gol del mendocino Martínez, le ganó a Gremio y se metió en la final de la Copa Libertadores (2-1).
Al minuto, Quintero metió una pelota de gol para Santos Borré y el también colombiano no logró rematar bien. La primera clara del partido la había tenido el visitante, que en los primeros instantes del juego sorprendió al rival con un esquema definido, pero parado siempre en campo local.
Después fue Ponzio quien exigió a Grohe con un remate desde afuera que el "1" debió sacar al córner. Luego Palacio empleó la misma fórmula y su derechazo se fue a centímetros del ángulo izquierdo.
El equipo argentino mostraba más criterio que el actual campeón de América, que se veía sorprendido por la posesión que ejercía el Millo y con el correr de los minutos se metía más cerca de su arco. Antes de la media hora, otra de River. Palacio remató a colocar y la pelota caprichosamente se fue besando el palo.
El partido estaba a tiro para la visita. Pero en un córner Gremio encontró cierto respiro cuando Leo Gomes remató de derecha y la pelota terminó al fondo de la red. Increíble. Sin merecerlo el Millo estaba 2-0 abajo en la serie.
Fue un golpe inesperado, aunque River siguió manejando la pelota y buscando el arco contrario ante un rival que solamente por fortuna estaba con una diferencia más grande de lo que había propuesto en Núñez y en ese primer tiempo. De hecho, las estadísticas marcaron que estuvo tan agazapado cuidando el 1-0 de la ida que hizo 40 despejes, la mayor cantidad para un equipo en una primera mitad de un partido de Libertadores, desde 2013.
Nobleza obligaba. Como River debía tener más claridad en ataque, Gallardo, o mejor dicho Matías Biscay -reemplazó al Muñeco en el banco por la suspensión de éste-, mandó a la cancha al Pity Martínez por Nacho Fernández. La variante no dio soluciones en los primeros minutos.
Y el ingresado Everton sacó la modorra de su equipo con un remate rasante que Armani sacó con lo justo. Era el momento del local, que aprovechaba los espacios que le brindaba River en su afán por adelantar gente en campo rival.
Volvió a tenerlo Everton y Armani ganó en el mano a mano. Pudo ser el fin para la serie, pero había vida aún para el Millo, que con algunas pelotas detenidas volvió a merodear el arco de Grohe, quien cuando podía se ganaba segundos en el piso. Pero Borré le dio más vida al Millo, al poner el 1-1 con la complicidad del "1" local.
Había un mundo por delante y al ratito Bressan, que había ingresado, hizo una mano (sancionada a instancias del VAR) y se fue expulsado: penal para River y gol del Pity Martínez. El Millo se clasificaba y era merecido. Está en la final y espera rival. ¿Se viene la definición del morbo?