River Plate rechazó el traslado de la final de la Copa Libertadores ante Boca al estadio Santiago Bernabeu, de Madrid, con una apelación a la resolución de la Unidad Disciplinaria de la Conmebol que se dio a conocer hoy.
El equipo presidido por Rodolfo D'Onofrio se mostró en contra de la sanción económica (400.000 dólares y disputar sin público dos partidos oficiales organizados por Conmebol) y la quita de la localía en la definición del título ante Boca. En consecuencia, River quiere seguir jugando en el estadio Monumental.
Si bien la Conmebol tiene la facultad de mudar la localía por ser la organizadora del torneo, desde River consideran que la medida es injusta y que significa un daño económico y moral para el club y sus simpatizantes.
Por su parte, Boca también avisó que no está de acuerdo con el fallo del Tribunal de Disciplina de Conmebol y que acudirá ante la Cámara de Apelaciones de la Conmebol, según informó el portal Marca.
"El club insiste en que, habiendo quedado acreditado con pruebas concluyentes el brutal ataque al micro del plantel sufrido el pasado 24 de noviembre de 2018, en las inmediaciones y hasta el portón de ingreso del estadio Monumental, no cabe otra sanción que la solicitada en nuestras presentaciones", dice en el comunicado que emitió ayer.
El comunicado de River
A partir de la presentación realizada durante el día de ayer, viernes 30 de noviembre, ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), River Plate ratifica su rechazo al cambio de sede. El Club entiende que la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su ticket y afecta la igualdad de condiciones a partir de la pérdida de la condición de local.
A continuación se enumeran las razones a partir de las cuales River Plate sostiene la postura antes mencionada:
- La responsabilidad por la falla del operativo de seguridad del día sábado 24 del corriente mes, ocurrida fuera del anillo perimetral dispuesto para el evento, fue, además de pública y notoria, asumida abiertamente por las más altas autoridades del Estado. Esto equivale a decir que los hechos que River Plate lamenta -y por los que se solidarizó oportunamente- no son de ningún modo responsabilidad del club.
- Más de 66 mil asistentes al estadio aguardaron pacientemente durante alrededor de ocho horas el día sábado y volvieron a concurrir por segunda vez al estadio el día domingo. A esos mismos espectadores se les niega ahora -injustificadamente- la posibilidad de presenciar el espectáculo, en virtud de la evidente diferencia de costos y la distancia propia de la sede elegida.
- Es incomprensible que el clásico más importante del fútbol argentino no pueda desarrollarse con normalidad en el mismo país que en los días que corren se desarrolla un G20. El fútbol argentino en su conjunto y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no pueden ni deben permitirse que un puñado de violentos impidan el desarrollo del Superclásico en nuestro país.