River recibe a Guaraní de Paraguay en la primera semifinal de su máximo objetivo en el segundo semestre del año, la Copa Libertadores , que aspira a levantar por tercera vez en su historia tras 19 años de su última consagración.
En tanto que la revancha se disputará una semana después en el Defensores del Chaco de Asunción y entregará al ganador, el pasaje para la final ante Inter de Porto Alegre o Tigres de Monterrey, que mañana comenzarán su duelo en Brasil.
Después de años tormentosos, River inició una lenta recuperación institucional y deportiva que puede coronar con la tercera Libertadores de su historia, algo impensado incluso en el inicio de la misma competencia.
Es que el Millo, campeón en 1986 y 1996, superó la fase de grupos con mucha angustia, pues sólo ganó un partido y se clasificó la última fecha gracias al triunfo de los suplentes Tigres sobre Juan Aurich.
Luego llegó la infartante serie con Boca en octavos, que se resolvió a su favor por un fallo de la Conmebol, y más tarde la eliminatoria ante Cruzeiro, en cuya revancha de visitante (3-0), mostró su mejor cara para revertir el 0-1 sufrido como local. A partir de esa noche, River fortaleció el sueño de ser campeón de América, que ahora deberá cristalizar pese a las dificultades sufridas durante el receso por la Copa América de Chile.
La inesperada partida de Teo Gutiérrez provocó una anemia ofensiva que el equipo evidenció en los tres partidos oficiales jugados tras la pretemporada ante Rosario Central (0-2 en la Copa Argentina), Tigre (0-0) y Temperley (1-1) en el torneo local.
Guaraní, que jugará las semis por segunda vez (1966), terminó segundo en el Grupo 8 e ingresó como clasificado número 13 a la fase final, en la que se reveló como un colectivo sólido y confiable, sin goles en contra. En octavos bajó al Corinthians y en cuartos a Racing Club. Pero hoy es una historia nueva y habrá que ver cuál logra sonreír al final.