La barra de River revendió para el Superclásico unas 300 entradas que pertenecen a socios, muchos de los cuales ya fallecieron. La maniobra conocida por una denuncia periodística fue reconocida por la propia dirigencia del Millo, que la atribuye “a algún empleado infiel”.
Desde la dirigencia deslindaron responsabilidades: “Nos hacemos cargo de que los padrones no están depurados, pero no de la maniobra”. “Seguramente, esta es algo que hace la barra con la ayuda de algún empleado infiel. Suponemos que lo hacen porque les cortamos los otros ingresos que tenían con la dirigencia anterior”, dijo una fuente dirigencial.
La maniobra fue detectada al compararse el padrón del Millo con el de las elecciones nacionales. Según la investigación del periodista Gustavo Grabia (TyC Sports), los tickets que llegaron a manos de los barras corresponden a socios que tienen más de 90 años e incluso hay de uno de 109, que ya falleció. No solo él está muerto: muchos de los alrededor de 300 nombres que aparecen en las entradas revendidas ya fallecieron. Grabia también descubrió que los tickets eran para la popular Sívori, la que ocupa Los Borrachos del Tablón.
La Justicia sospecha que el negocio de la reventa fue uno de los que mayor cantidad de dinero le dejó a la barra de River en los últimos tiempos, pero la dirigencia actual afirma que desde que comenzó la gestión de Rodolfo D’Onofrio dejaron de entregarles entradas de favor.
Sin embargo, la Justicia investiga la supuesta connivencia entre dirigentes, empleados de River y de Utedyc y la cúpula de la barra del club para facilitar el ingreso de público sin pasar por los molinetes del Monumental, pero pagando dinero, en la final de la Libertadores 2015 ante Tigres de México. Por esos episodios, el Millo despidió a Oscar Borelli, quien era el Jefe de Control del club desde su condición de secretario general de rama de Utedyc (los que controlan los accesos a los estadios en Argentina).
“Sacrifiquen una moneda, hablen con los técnicos y liberen un molinete. Si liberan uno de cada punta no se va a armar barullo, y así la gente va a fluir. Háganlo liberar una hora después de que lo habilitaron, no lo hagan enseguida porque vienen los ratis (la Policía), se mueve (el molinete), ven que no anda y se arma quilombo”, dijo Borelli en una escucha telefónica que también fue difundida por TyC Sports en agosto pasado. El audio también compromete a dirigentes del club y a la cúpula de la barra.
Lamentable. Minutos después del arranque del clásico un grupo de hinchas alcoholizados destrozó autos a solo tres cuadras de la cancha, en Montañeses y Quesada. Alrededor de cincuenta hinchas corrieron con palos golpeando a los vehículos estacionados en la calle a plena luz del día.
