River Plate tuvo una noche dorada en el estadio Malvinas Argentinas al vencer 3-0 a Central Córdoba de Santiago del Estero y sumar su tercera Copa Argentina de su historia. El valor de la conquista estuvo dado por otro dato que no pasó inadvertido: alcanzó a Boca Juniors en el historial de clubes más ganadores de este trofeo.
En el juego de enormes diferencias que exhibieron, cada uno eligió mostrar sus principales virtudes en cuenta gotas. Central Córdoba confió en su fortaleza defensiva, sostenida por dos líneas con nueve hombres y una gran determinación para complicar la salida rival desde la presión en mitad de cancha. River, sin precisión y apurado para intentar jugar entre líneas, cayó demasiadas veces en errores no habituales para un equipo de Gallardo. Con escasos aportes de Nacho Fernández y Palacios, con de la Cruz desaparecido y con Enzo Pérez intentando dar orden al mediocampo, el Millonario no tuvo control del juego. Ni siquiera la velocidad de sus laterales ofreció solución frente al granítico bloque que parecía haber conformado el once santiagueño.
En ese lapso, Núñez activó una bomba desde unos 25 metros que se apagó en el manotazo de Armani, casi sobre su ángulo izquierdo. Enseguida nomás, Herrera quedó mano a mano con el buen arquero millonario y perdió el duelo. Central Córdoba no aprovechó las escasas fallas de su rival y terminó pagando caro la torpeza.
Porque las diferencias individuales de las que todos hablaban antes del inicio del encuentro fueron la clave para revertir la incomodidad que padecía River sobre la media hora de juego de este capítulo inicial. Nacho Scocco hizo valer sus pergaminos de hombre probo en el área y, tras el primer remate que le tapó el Ruso Rodríguez, llegó el primer gol de la noche.
Mirá el gol de Nacho Scocco:
“Hay que tener capacidad para sostener el partido si el gol no llega”, había explicado Gallardo en la previa de este encuentro. Todo dicho entonces. El gol calmó al Millo y desató las dudas del otro lado. El orden y la concentración santiagueña se fueron al tacho y llegaron algunas faltas que valieron el acrílico amarillo.
Mirá el golazo de Nacho Scocco:
Mirá el gol de Julián Alvarez:
Ahí se sintió cómodo el once de Gallardo, haciendo correr el balón, obligado a su rival a exponer su última línea en busca del empate. El primer tiempo se fue entre un intento de asedio por parte del Ferroviario y la experiencia millonaria para defender cerca del arco de Armani sin sufrir demasiados sobresaltos.
Central Córdoba pareció encontrar cierta confianza a la vuelta de vestuario y con el ingreso de Rodríguez, hubo otra decisión para encarar el complemento. O al menos eso pareció. Meli y Vega tuvieron más participación en el juego, aunque el once de Coleoni siguió padeciendo la falta de profundidad en ofensiva. River, más suelto con la ventaja y aprovechando el enorme valor que aportan sus individualidades, encontró espacios para lastimar. Nacho Fernández fue el autor del gol que decretó el final de la historia y el comienzo del festejo Millonario. Scocco fue partícipe fundamental en el gol del exGimnasia. El aporte del goleador fue notable a lo largo de los 90’ con un gol y una asistencia. Parecía el cierre perfecto para la temporada millonaria, luego del cachetazo que significó la derrota en la final de la Libertadores. Sin embargo, hubo más. Con el estadio encendido frente al toqueteo de los de Núñez, llegó el tanto de Álvarez y bajaron las más estruendosas ovaciones, la dedicatoria a los primos y la sensación inolvidable de estar frente al mejor equipo de la historia millonaria.