Fiel al estilo de toda la serie, la defensa fue la gran carta del triunfo de ambos equipos. Defensa fuerte, agresiva, con ayudas permanentes.
Por esta razón fue tan bajo el marcador. En el primer tiempo, Rivadavia sólo llegó al aro rival a través de los lanzamientos de Abel Trejo, en la pintura y desde afuera de la bomba.
Por su parte, Racing, desde el juego individual uno contra uno de Di Pietro y los libres de Andújar, sacó una luz de ventaja (12-16). En el segundo capítulo arrancó mejor la visita. Racha de 4 -0 y máxima diferencia de 7 puntos: 12-19.
Pero, reaccionó el Naranja desde la mano del Hueso Ronco, quién, con 7 puntos, puso en juego al quinteto de Minelli. Pudo irse al descanso largo con ventaja, pero lo cerró mal con tres pérdidas seguidas y la Academia continuó arriba por tres puntos (26-29).
Arrancó mucho mejor Rivadavia. Parcial de 7 a 0 y pasó al frente por primera vez en la noche. Sin embargo, Racing mostró su mejor cara y con una racha de 13 a 0 con Pappalardi como abanderado, sacó una luz de ventaja de 9 puntos antes del último cuarto.
Otra vez un parcial de 9-0 en el inicio del cuarto final, hizo ver que la situación estaba más que complicada. Y Rivadavia no le encontró la vuelta. Errático. Impreciso y sin ideas en ofensiva, cayó de pie ante un equipo que, excepto en el primer juego, demostró que fue superior.
Así se cerró un gran año para el Naranja que no pudo coronarlo con un ascenso, como todos esperábamos.