Rivadavia sueña en grande

El Naranja barrió la serie ante Ciclista Juninense (3-0) y se metió en los cuartos de final de la Liga Argentina.

Rivadavia sueña en grande
Rivadavia sueña en grande

El fenómeno Rivadavia Básquet tiene una sola explicación y combina tres palabras: pasión, compromiso y profesionalismo. Un combo perfecto. Este proyecto deportivo se trazó en diciembre de 2008. Un grupo de ex jugadores multicampeones del Naranja en la década de los 90, decidieron ponerse el overol y comenzar a devolverle con trabajo al club que los vio crecer y tocar el cielo con las manos la posibilidad que les brindó.

Y es que, desde 2009, la actual comisión directiva trabajó por el básquet de la institución. Los inicios fueron bastante complicados. Es más, Rivadavia casi pierde la categoría y jugó el cuadrangular final para no descender con Macabi, Talleres y De Paolis. Junto al conjunto Azulgrana, zafó y ahí comenzó otra historia.

Rivadavia empezó a ser protagonista. Jugó y perdió tres finales seguidas. ¿El plantel? Un equipo conformado en un 95% por jugadores del club. En el Apertura 2011 llegó el primer título de esa “Generación Dorada”. Fue triunfo ante Atenas en el estadio de Talleres. A partir de ese momento, el club Naranja no paró de crecer. Llegó el momento del Torneo Federal y la palabra ascenso siempre fue su objetivo. Por ello, realizó campañas formidables que le posibilitaron, a mediados de 2017, que llegara una invitación por  mérito deportivo para jugar el Torneo Nacional de Ascenso, hoy denominado Liga Argentina.

Tras varias reuniones entre sus directivos, se aceptó el desafío y el Naranja saltó otro escalón. Y en su primera campaña en la segunda categoría, Rivadavia deslumbró a propios y extraños. Fue de menor a mayor y hoy está en cuartos de final de Conferencia, entre los mejores ocho del país. En caso de ganar esta fase, jugará por la gran final que pone en juego un ascenso a la máxima categoría. Sin dudas, una campaña histórica para el básquetbol de nuestra provincia.

Las claves de este fenómeno: desde 2009, al básquet de Rivadavia lo maneja un grupo de directivos que trabaja con mucha seriedad y con objetivos claros. Un grupo de trabajo equilibrado, que hace todo lo posible para cumplir con su palabra. Obviamente, como en toda competencia deportiva, hay aciertos y errores. Pero de estos últimos aprenden, y mucho ya que por lo general no vuelven a cometer el mismo desacierto.

Sentido de pertenencia: Fernando Minelli, el actual entrenador de Rivadavia, nació, se crio, educó y vivió en el Poli de Rivadavia. El “Colo” es sinónimo del club. Lo mismo sucede con Abel Trejo, Stefano Arancibia y Andrés Llaver, jugadores claves en esta campaña. Y como si esto fuera poco, desde el 2014, jugadores como Grenni son hijos adoptivos del club. Si uno le pregunta a qué club pertenece, de inmediato responde: “Rivadavia. Es una locura como se vive el básquet en esta ciudad”. Lo mismo sucede con el Chino Mosconi y los norteamericanos Casey Jones y Quadir Welton, quienes reciben el cariño de la gente a cada paso que dan por el departamento.

Presupuesto adecuado: a nivel dinero, Rivadavia es un equipo de mitad de tabla para abajo. Es su primera temporada, pero lo que promete y firma, lo cumple. Eso es un plus en todo sentido. Y no pasa sólo por el sueldo de los jugadores y cuerpo técnico, tiene que ver también con los pagos a tiempos en la AdC, estadísticas, alojamiento, transporte, etc.

Refuerzos de categoría: una vez más, el scouting previo realizado por Minelli y Juan Camino (asistente) salió a la perfección. Jugadores de la talla de Gonzalo Álvarez, Facundo Lazcano (U23) y los estadounidenses Jones y Welton, otorgaron un plus de jerarquía a un plantel de basquetbolistas que le costó la adaptación a la categoría.

¿Se puede soñar?: obvio. Con Rivadavia como protagonista está demostrado que nada es imposible.

Marcelo centorbi, directivo de Rivadavia: “Siempre cumplimos con los objetivos”

El plantel Naranja llegó de Junín, provincia de Buenos Aires, pasado el mediodía. De inmediato, cada integrante de la delegación, partió rumbo a su hogar para descansar. Después de la siesta, el emblemático Marcelo "Chelo" Centorbi, símbolo del básquetbol de Rivadavia y de Mendoza, hoy directivo del club, habló con Más Deportes y explicó este fenómeno Naranja: "Tenemos una alegría enorme como institución, departamento y provincia. Sin dudas, escribimos otro capítulo de oro de nuestra rica historia. En Rivadavia el básquetbol siempre fue especial, se convirtió en el deporte principal. Por esta razón, cada persona que trabaja en este proyecto deja todo interés personal de lado por el objetivo en común. Tenemos metas muy claras y hacemos lo imposible para cumplirlas. Este sueño es una realidad".

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