La comuna de Rivadavia acaba de comprar por estos días, una propiedad en el microcentro de la ciudad, con la idea de abrir allí la Casa de la Cultura, un área municipal con mucha actividad, pero que no ha tenido hasta el momento un espacio propio y que en los últimos años funcionó, principalmente, en oficinas del cine Ducal.
La propiedad se levanta en un terreno de casi mil metros cuadrados, ubicado en la tradicional esquina de San Isidro y Belisario Gil, a cuatro cuadras de la comuna. Se trata de una enorme casa de 527 metros cuadrados cubiertos, repartidos en dos plantas, de estilo español y que perteneció en algún momento al doctor Carlos Galletti, electo vicegobernador de Mendoza a mediados de los años 60.
"Estamos contentos por muchos motivos: porque la Casa de la Cultura finalmente va a tener un mejor espacio, porque lo hace en una casa con tanta historia en Rivadavia y porque al haberla comprado, el municipio también garantiza su conservación", explicó el intendente Ricardo Mansur, cuya comuna pagó 3,6 millones de pesos por la vivienda.
Adquirir la casa que fue del doctor Galletti, demandó al municipio una operación comercial de algo más de un mes de negociaciones con la familia Ropero, última dueña de la casona y cuyo trámite requirió, además, del consentimiento del Concejo Deliberante.
"Habíamos acordado un precio con el propietario y por estas cuestiones de la inflación y de que la plata alcanza cada vez menos, el propietario nos pedía un tratamiento ágil en la aprobación del proyecto para mantenernos el precio", explicó Mansur que, luego de ordenar algunas remodelaciones, especialmente en los patios y jardines de la vivienda, espera inaugurar el nuevo edificio de la Casa de la Cultura durante la primavera.
Rivadavia tiene activos algo más de 220 talleres municipales, a los que asisten casi 3.000 personas. La falta de espacios para toda esta actividad cultural ha hecho que se empleen y se pidan prestados salones a diversas dependencias e instituciones: el Concejo Deliberante y hasta la parroquia San Isidro Labrador.
"Hemos tenido que acomodarnos a los horarios en los que nos pueden prestar esos edificios", explicó Beatriz Sánchez, la coordinadora de los talleres municipales y siguió: "Incluso hay actividades en el hall del cine Ducal, los miércoles a la tarde, que es cuando no se pasan películas".
Así, con la compra de la casa que fue del doctor Galletti, el municipio de Rivadavia busca concentrar, en sus salones y jardines, parte de los talleres culturales y también el manejo administrativo de toda el área. "Todos los cursos relacionados con la lectura, con los idiomas, con la preparación de las materias e incluso las exposiciones y presentaciones que lleva adelante el municipio, se van a concentrar en este espacio", adelantó Sánchez.
La ubicación preferencial que tiene la vivienda dentro de la ciudad, sumada a la generosidad de sus espacios y jardines, hacen que el municipio no sólo habilite allí su Casa de la Cultura, sino que también habrá un informador turístico. "San Isidro es la principal arteria de la ciudad. Por acá pasan a diario miles de personas y tenemos que aprovechar eso para difundir lo que tiene el departamento para ofrecer a sus vecinos y a quienes nos visitan", cerró Mansur.
Hogar de una familia tradicional
La casa de la esquina de San Isidro y Belisario Gil fue construida en la década del 40 por don Ramón Pérez Fernández, que encabezaba una de las familias más tradicionales de Rivadavia.
La hija de don Pérez Fernández se casó más tarde con el doctor Carlos Galletti, muy reconocido por sus vecinos que supo tener el consultorio en una de las habitaciones de la casa.
Más tarde, en 1966, fue candidato a vicegobernador en la fórmula que llevaba el Partido Demócrata: Emilio Jofré y Carlos Galletti, que se quedó con el triunfo en Mendoza y que debía suceder en el gobierno provincial a Francisco Gabrielli.
Sin embargo, el 28 de junio de ese año, el presidente radical Arturo Illia fue derrocado por un golpe de Estado que puso en el poder a Juan Carlos Onganía. Así las cosas, la fórmula demócrata integrada por Jofré- Galletti, que había triunfado en las elecciones de Mendoza, no pudo asumir y el gobierno militar puso como interventores a cargo de la provincia, primero al general José Tomás Caballero y luego al general (R) José Eugenio Blanco.
En 1999, la casa fue comprada por Williams Ropero, que le hizo diversas mejoras, aunque manteniendo siempre su estilo español tradicional.