Después de 18 días los 12 niños y su entrenador salieron con vida de la cueva de Tailandia. El mundo entero estuvo en vilo esperando que los integrantes del equipo de fútbol fuera rescatado, pero también muchos se preguntaban qué hacía el grupo de 13 personas en una lugar en el que está expresamente prohibido entrar en esta temporada por las lluvias.
Las especulaciones empezaron cuando el guardia del parque encontró en la entrada de la caverna Tham Luang las bicicletas, los botines y las mochilas de los chicos. También vieron las huellas que se adentraban en las recámaras de la cuarta cueva más larga y profunda de Tailandia.
Algunos pensaron que los chicos y el entrenador habían entrado al lugar para protegerse de la lluvia pero el misterio empezó a ser revelado cuando uno de los buzos que participó del rescate habló con los medios. El belga, Ben Reymenants, aseguró que uno de los niños le contó que el plan era entrar a la cueva hasta la Playa Pattaya, buscar una pared, escribir sus nombres y salir. Todo en el contexto de un ritual adolescente que fortalezca la sentimiento de pertenencia y de grupo.
Por eso habían decidido dejar sus pertenencias en la entrada, porque tenían previsto hacer una pequeña excursión y volver a recorrer el parque en bicicleta.
"Es una especie de ritual de iniciación. Los chicos dejaron sus mochilas y sus zapatos antes de entrar y tratar de llegar al final del túnel, algo así como una iniciación para los muchachos locales escriben su nombre en la pared y vuelven. Pero una inundación repentina por una fuerte lluvia los encerró", explicó Reymenants.
Después de sus declaraciones, el buzo belga que había participado en las operaciones de socorro fue expulsado del lugar del rescate. En el lugar del operativo colocaron carteles donde se podía ver que estaba la entrada prohibida a Ben Reymenants, acompañada de algunas fotos del buceador, que dirige un negocio de buceo en Phuket.