Rita Pauls: celebridad en sangre

Elocuente y curiosa, Rita aparece en el mundo del espectáculo cuando pensábamos que no iba a haber otro Pauls famoso por bastante tiempo. Se destacó en su rol de la hija menor de “Historia de un clan”.

Rita Pauls: celebridad en sangre

Aclamada por la interpretación que hizo de Adriana en “Historia de un Clan”, Rita Pauls es la nueva cara visible de una familia que parece no agotar nunca su producción de famosos.

Con un perfil cercano al de su papá, el escritor y actor de ocasión Alan Pauls, y su mamá, la actriz, dramaturga y directora Vivi Tellas, la chica confiesa que cuando se habla del “Clan Pauls” para aludir al grupo que también incluye a Gastón, Nicolás y Anita, imagina algo similar a aquellas familias circenses que iban de gira por pueblos remotos a principios del siglo pasado.

A su talento para actuar y su vocación literaria, añade belleza, elegancia y cero autobombo. Una chica que parece no necesitar nada más que lo que tiene y se le presenta.

- El público te conoció gracias a la multipremiada "Historia de un Clan" y, rápidamente, en las notas que te hicieron (incluida esta) se habla también de "Clan" para aludir a tu familia. ¿Qué sensación te causa?

- La frase sobre el clan pienso que se armó porque es lo más visible de la familia, a primera vista parece un clan. Es la parte que queda, esa primera impresión. A mí me da una imagen como de trabajadores de circo que me hace reír y me gusta. Me imagino a todos montando y desmontando espectáculos al lado de la ruta en distintos lugares del país, de gira con el clan (risas).

-Además de la capacidad y el gusto por la actuación, ¿qué heredaste de tu mamá, Vivi Tellas?

- Mi mamá me enseñó a que todo me dé curiosidad. Nunca lográs aburrirte realmente.

- Alan Pauls, tu papá, es uno de los escritores más prestigiosos de los últimos años y vos estás yendo a la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. ¿Pensaste en ser escritora como él?

- Cuando era chica escribía cuentos sobre niñas que se enamoraban de monstruos y cómo eran sus vidas en unas cuevas. Ahora sigo escribiendo, me gusta mucho el texto deforme sin que tenga un destino muy preciso.

- ¿Sos lectora de las novelas que él ha escrito?

- Tardé mucho en leer a mi viejo porque me intimidaba un poco conocerlo a través de sus textos. Es gracioso porque es la versión de él más pública de todas, la que se consigue en las librerías, y yo postergaba el momento de leerlo y de encontrarme con esa parte. Empecé por “Wasabi”, una de sus primeras novelas, y me gustó mucho.

Me hizo reír ver a mi padre escritor y a mi padre-padre ahí adentro. Encontré una manera de leerlo y agarré “El pasado”. Ese me aterrorizaba. Todos mis amigos más enamoradizos y desquiciados lo tenían como bandera desgarradora del amor, y tuvo ese efecto en mí también (risas).

- Otro que es frecuentemente inscripto dentro del rubro "clan" o "Familias de celebridades" es Luis Ortega, quien te dirigió en la tira. ¿Lo admirabas como cineasta antes de eso o no conocías su trabajo?

- No había visto las películas de Luis antes de filmar con él. Tenía miedo de que me gustaran mucho (risas). Ocurrió lo opuesto. Un día me animé y vi “Dromómanos” y después “Caja negra”. En “Caja Negra” está todo lo que podría pasar. Eso, todo está ahí. Pensé en vivir adentro de esa película, como extra. Cerca de uno de los bancos de la plaza donde descansa Eduardo Couget (risas).

- ¿Qué diferencias percibís entre la serie en la que actuaste y la película de Trapero, también muy premiada y basada en la historia de los Puccio?

- Me parece que la película tomó la historia en su máxima objetividad -si es que eso se puede-, tomando como texto principal de esas vidas el fichero policial. Al tener una hora y media o dos como posible tiempo de duración y desarrollo de un relato, me parece una decisión que se adapta bien a esas condiciones de filmación.

Creo que en “Historia de un clan” nunca se pensó la historia de esta familia, (su voz, su deseo, su fantasía) en relación a una idea estricta de similitud con el caso real. Es diferente. Poder descuidar la fidelidad con ‘la realidad’ hizo que todo fuera real, todo lo que ves en esas once horas es verdad. Es esa verdad.

- ¿Cómo te llevaste con el resto elenco?

- El elenco se transformó muy rápido en una familia. Al principio se instalaron dos familias paralelas que convivían en la casa de San Isidro donde filmábamos, la familia de los Puccio, a los que interpretábamos, y la familia de personas que estaban ahí cuando la cámara cortaba. A medida que avanzábamos se hacía más difícil decir en qué momento hablaba una y en qué momento otra (risas).

- ¿Por qué te parece que la historia de esta familia resultó tan atractiva para el público y los realizadores como para hacerla en cine y TV casi al mismo tiempo?

- Me parece que si sos director de cine y esa historia está dando vueltas y llega a vos, es difícil controlar el impulso de querer resucitar ese mundo. Por momentos siento como si ya existiera la película, como si los Puccio fueran personajes de familia mafiosa Argentina de zona norte, de una película de culto de clase Z y lo nuestro es una remake para Telefé.

¡Es un relato muy inspirador! Creo que en el público el placer pasa por poder permitirse ver imágenes así. Pensar cosas así, adoptar esas voces. Los Puccio nos protegen de muchas de nuestras fantasías. Son una excusa perfecta para seguir la fascinación que nos causan cosas que por ahí nunca encuentran un espacio para suceder, si no aparece Arquímedes excitado por el secuestrado atado en el baño o Maguila preguntándose quién inventó la vida.

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