Río se viste, otra vez, de fiesta con los Paralímpicos

Casi 4.500 atletas con distintas discapacidades arrancarán hoy su sueño de ser el mejor del mundo en una ciudad que es poco amigable.

Río se viste, otra vez, de fiesta con los Paralímpicos

No tienen la publicidad de los Juegos Olímpicos ni de un Mundial de fútbol, pero los Paralímpicos que arrancan mañana en Río de Janeiro son por su dimensión y el número de atletas el segundo evento deportivo más grande del mundo.

Ya sea en las pistas de atletismo, en la piscina, en la cancha de tenis o de baloncesto, el evento para deportistas con impedimentos físicos ofrece una amplia gama de competiciones. El torneo a lo largo de 12 días (hasta el 18 de setiembre) pondrá oficialmente punto final a la fiesta olímpica de Río 2016 en Brasil.

En los primeros Paralímpicos celebrados en Sudamérica participan 4.350 atletas de 176 países. En el centro de interés del evento, creado en 1948 originalmente como un torneo para veteranos de guerra y celebrado regularmente desde 1960, se mezclan el deporte de alta competición y los ingredientes de muchos dramas humanos, con un potente mensaje de superación.

Entre las estrellas estarán el irlandés Jason Smyth y la cubana Omara Durand, considerados los sprinters más rápidos del mundo en la categoría de atletas con problemas de visión, o la estadounidense Tatyana McFadden, tricampeona de Londres 2012 en atletismo en silla de ruedas.

El brasileño Daniel Dias, nacido con malformaciones en los brazos y en una pierna, llega por su parte al torneo como una de las leyendas de la natación paralímpica tras ganar varios medallas de oro en Pekín 2008 y Londres 2012. En Río 2016 estará también el ex piloto italiano de Fórmula 1 Alex Zanardi, que compite en ciclismo con las manos después de perder ambas piernas en un accidente.

Pese a los temores iniciales, los Paralímpicos arrancarán aparentemente sin problemas de financiamiento y con una creciente repercusión entre el público carioca.

Las ventas de entradas, sin embargo, aumentaron considerablemente en los últimos días. El portavoz del Comité Organizador, Mario Andrada, habló de un "hito" cuando se superó recientemente la marca de 1,5 millón de tickets vendidos, de un total de 2,5 millones.

“Uno tiene que reconocerlo: los Juegos de Río 2016 que están por empezar estuvieron acompañados de las circunstancias más difíciles que un Comité Organizador tuvo que afrontar nunca”, explicó el presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Philip Craven.

El Estado de Río y el Gobierno brasileño, así como patrocinadores privados, desembolsaron finalmente 250 millones de reales (unos 76 millones de dólares) en ayudas para el evento.

Los eventos estarán esta vez además mucho más concentrados en el Parque Olímpico de Barra da Tijuca, en el oeste de la ciudad.

La inauguración de los Paralímpicos tendrá lugar mañana por la noche en el mítico estadio Maracaná.

Una ciudad nada accesible

Marco Aurelio Giglio libra con su silla de ruedas una batalla en el tránsito de Río de Janeiro. Los baches, las raíces y la falta de rampas en las aceras de la ciudad sede de los Juegos Paralímpicos dificultan su movilidad.

Es una carrera de obstáculos diaria: Giglio, de 40 años, parapléjico desde hace 21 tras un accidente, no está entre los 4.300 deportistas de 161 países que participarán desde el miércoles en esta cita deportiva organizada por primera vez en Sudamérica... pero el podio lo tendría garantizado.

Con su silla motorizada hace el trayecto de 1 kilómetro sin necesidad de tomar un bus, que a toda costa evita porque, a pesar de algunas adaptaciones del sistema de transporte público, aún hay mucho que hacer.

“No me siento seguro en esos buses”, dice. Río de Janeiro tiene una “accesibilidad pésima”, según Teresa Costa Amaral, superintendente de un instituto de defensa de los derechos de los discapacitados. Los desafíos son innumerables: no hay veredas o están llenas de pozos, los semáforos no tienen sonido, no hay rampas o son tan pronunciadas que obligan al discapacitado a hacer una fuerza brutal para subirlas.

Las rampas de los buses no funcionan o el conductor no sabe operarlas; los taxis se niegan a trasladarlos...

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