Mientras la provincia aguarda la concreción de emprendimientos hidroeléctricos largamente esperados, como Portezuelo del Viento y Los Blancos, aparece también en el panorama estratégico la explotación de los tramos superiores del río Mendoza, a través del Proyecto Hidroeléctrico Cordón del Plata.
Tiempo de maduración es lo que le sobra a este aprovechamiento multipropósito de nuestro principal curso de agua, ya que sobre él se empezó a trabajar hace décadas, inclusive desde las oficinas de la desaparecida Agua y Energía Eléctrica de la Nación.
Este proyectado complejo es un aprovechamiento multipropósito, entre cuyos objetivos se destacan la generación hidroeléctrica, la regulación eficiente del río Mendoza, el control de crecidas, además de asegurar la provisión de agua potable e incentivar la recreación.
El emprendimiento permitiría sumar al Sistema Interconectado Nacional (SIN) una potencia de 1.100 MW (megavatios), que representan 9,9% de la potencia hidroeléctrica y 3,5% de la potencia total, a nivel nacional. Asimismo estaría en condiciones de producir 3.000 GWh (gigavatios-hora) al año, es decir 50% de la energía total demandada actualmente por la provincia de Mendoza.
Esta energía se sumaría a los 750 Gwh que actualmente generan Cacheuta y Álvarez Condarco. Los especialistas advierten que con estas posibilidades materializadas, Mendoza dejar de importar energía para convertirse en exportadora.
Además, el proyecto posibilitaría el control de crecidas del río Mendoza y sus afluentes (Vacas, Cuevas y Tupungato), fundamentalmente por la potencial rotura del Glaciar del Nevado del Plomo (que en 1934 produjo un aluvión de 2.700 m3/s con víctimas e importantes daños aguas abajo).
Actualmente la única defensa frente a este evento es el dique Potrerillos, mientras que el sector aguas arriba del mismo (ruta nacional 7 y villas de montaña) no dispone de ninguna protección.
Desde hace una década, Mendoza no sólo no ha construido nuevos emprendimientos hidroeléctricos sobre el curso de ninguno de sus ríos, sino que está dilapidando la vida útil del embalse Potrerillos -hecho anunciado por especialistas-, que ya tiene una pérdida del 20% de su capacidad, lo que significa 90 Hm3 (hectómetros cúbicos).
Sería muy auspicioso encarar como segunda etapa del proyecto, la construcción del Embalse Uspallata, Central Gateados II y Cámara de carga y Central Los Gateados I, que sumarían 387 Mw y 1.138 Gwh. Dejando el resto para una futura etapa.
Por otra parte, con este emprendimiento se pondría en marcha un claro desarrollo regional con efecto multiplicador.
Esto es así porque con la construcción de los embalses Uspallata/Gateados, primera etapa autónoma del proyecto Cordón del Plata, puede generar transformaciones similares a las que experimentó la región del Comahue, cuando se completó El Chocón.
Allí, el impacto poblacional, la consolidación y el crecimiento del área regada y la incorporación de nuevos cultivos, la construcción y los servicios están hoy a la vista como testimonio vivo de ese impacto. En el caso de Uspallata, se estima una fuerza de trabajo de unas 1.500 personas con sus respectivas familias, además de los trabajadores y profesionales transitorios, como repercusión de aportes profesionales o técnicos de alta especialización, y un importante desarrollo turístico, la extensión de la vida útil de Potrerillos para atenuar crecidas, y la posibilidad de ampliar el riego en Uspallata y asegurar caudal en tiempo y forma para el oasis Gran Mendoza.
Otra oferta interesante es la sinergia que se produciría con energías no convencionales, ya que el proyecto generaría hidroelectricidad, en armonía con la producción de energías no convencionales, como la solar y la eólica.
Si bien la teoría indica que los aprovechamientos deben iniciarse desde aguas arriba hacia aguas abajo, éste no es el único que se inició desde aguas abajo. Prueba de ello son los aprovechamientos de los ríos Limay y San Juan.
La diferencia con ellos es que se iniciaron desde agua abajo y se continuaron. Mientras que el proyecto Potrerillos se terminó hace más de 10 años y lamentablemente no ha habido continuidad, desaprovechando la energía que nos ofrece el río aguas arriba.