El momento más esperado del carnaval de Río de Janeiro, el desfile de las escuelas de samba, trae a la pasarela su tradicional exceso de plumas y purpurina, pero también una alta dosis de crítica social y política.
Es el primer carnaval desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro fue electo presidente, impulsado por una onda conservadora y grupos evangélicos neopentecostales que no suelen comulgar con los excesos carnales de esta fiesta popular.
En total, catorce escuelas de samba del "grupo especial" -la élite del carnaval carioca- desfilarán por la Avenida Marqués de Sapucaí, popularmente conocida como el Sambódromo, contando una historia a través de la música, la danza y sus disfraces elaborados.
Y están dispuestas a recorrer los 700 metros de la pasarela aunque se cumplan las previsiones de tormentas en este verano tropical. Los desfiles empezaron anoche y duraran hasta las primeras horas de mañana bajo el aliento y los aplausos de más de 70.000 cariocas y turistas brasileños y extranjeros, en una de las fiestas más populares del planeta.
El plato fuerte es la vigente campeona, Beija-Flor. La escuela que el año pasado se coronó con un desfile criticando frontalmente la corrupción y la violencia, preparó para esta edición un enredo autobiográfico, "Las fábulas de BeijaFlor", para celebrar sus 70 carnavales de existencia.
También actúan las tradicionales Unidos da Tijuca que contará la historia del pan- y Salgueiro, que homenajeará a Xangó, uno de los dioses del candomblé, patrón de la justicia, que promete traer críticas al sistema judicial brasileño.
Hoy las mayores
Hoy desfilarán las dos mayores campeonas. Una es Portela, que buscará su 23º título homenajeando a la cantante brasileña Clara Nunes, ícono musical de los años 70 y primera artista de su época en defender públicamente las religiones afrobrasileñas. La tradicional escuela cuenta con un ala especial diseñada por el estilista francés Jean-Paul Gaultier.
La otra, Mangueira, la agrupación verde y rosa que ganó su 19º título en 2016 y que entra en la pista con un relato del "lado B" de la historia brasileña, exaltando héroes y heroínas negros, indios y pobres, relegados a un segundo plano en la narrativa tradicional.
Entre ellos recuerda a la concejal negra Marielle Franco, firme defensora de los derechos humanos en las favelas de Río, acribillada a balazos en marzo del año pasado.
Inclusión
"Mamá, voy a escribir una samba para Portela". Rosinea Fagundes pensó que se trataba de una broma. En un hogar sin tradición de músicos ni sambistas, su hijo Henrique -un adolescente con un leve retraso mental, de 17 años- había decidido probarse como compositor de una de las escuelas de samba más reconocidas y tradicionales de Río de Janeiro.
Su inclusión en esta institución y la participación que Henrique tendrá en el desfile de carnaval son síntomas de nuevos tiempos en Brasil.