Rinocerontes: historia de un transporte aéreo y de una liberación

De un parque sobrepoblado en Sudáfrica, diez rinocerontes fueron trasladados al delta de Okavango, en Botsuana, donde hay entre 77 y 100 ejemplares y estarán mejor protegidos de los cazadores furtivos.

Rinocerontes: historia de un transporte aéreo y de una liberación
Rinocerontes: historia de un transporte aéreo y de una liberación

Diez rinocerontes han sido liberados a salvo en el norte de Botsuana, luego de un largo viaje que requirió de un avión de carga, una grúa, decenas de soldados y seis semanas de cuarentena.

Los animales fueron capturados en un parque sobrepoblado de Sudáfrica y llevados a una ubicación secreta en una reserva de Botsuana escasamente poblada que está mejor protegida de los cazadores furtivos.

Los primeros diez fueron liberados el 28 de abril, luego de tocar tierra en un Ilyushin 76, el avión más grande que ha aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Maun, en Botsuana, según informó Dereck Joubert, uno de los líderes del proyecto.

“Fue un gran éxito y todos no sentimos eufóricos con la increíble experiencia”, dijo vía correo electrónico Beverly Joubert, otra líder del proyecto.

Los Joubert son exploradores en residencia de la National Geographic que colaboran en el transporte aéreo con los grupos turísticos Great Plains Conservation y andBeyond. Este matrimonio trabaja como conservacionistas y cineastas de la vida salvaje en el delta del Okavango, en Botsuana.

Dereck Joubert dice que el atrevido proyecto es necesario porque los rinocerontes alcanzaron un punto crítico el año pasado; el número asesinado por los cazadores furtivos fue más alto que los rinocerontes nacidos en estado salvaje. Se estima que entre 4.000 y 5.000 rinocerontes negros y 20.000 rinocerontes blancos sobreviven en África, en tanto cada siete horas y media un ejemplar es asesinado por cazadores furtivos.

Sus cuernos son arrancados a golpes y vendidos en China y Vietnam en el mercado negro para tratamientos médicos que, según los científicos occidentales, no sirven.

Gran esfuerzo
Llevar los rinocerontes desde el aeropuerto hasta las profundidades del delta del Okavango no fue una tarea fácil. Ya colocados en cajones, los rinocerontes fueron cargados en camiones y escoltados por 60 soldados para disuadir a cazadores potenciales. En el camino, uno de los camiones perdió una rueda y los rinocerontes de dos toneladas tuvieron que ser movidos a otro camión con una grúa.

El convoy tuvo que atravesar varios ríos, mientras un helicóptero fue enviado antes para buscar cazadores. El calor permaneció implacablemente a 32°C, lo que significó que el equipo tuvo que asegurarse que los animales no se sobrecalentaran.

Para cuando el sol cayó, los rinocerontes fueron liberados en sus nuevas casas, menos de 24 horas después del inicio de su viaje desde un área no revelada de Sudáfrica.

Ahí, los animales habían sido revisados en busca de enfermedades durante seis semanas, para más tarde colocarles microchips a fin de supervisar su ubicación. Pero, bajo la atenta mirada del ejército botsuano, los rinocerontes “finalmente corrieron libres”, indica Dereck Joubert.

“Un toro (rinoceronte macho) se dio vuelta y, como profunda señal de aprecio, embistió el contenedor donde había estado metido, dejándole una enorme mella”, afirma Joubert.

El proceso de reubicación es caro, de aproximadamente 45.000 dólares por cada ejemplar, pero Rinocerontes Sin Fronteras ha recaudado cientos de miles de dólares y pronto mudará muchos más.

El objetivo final es duplicar la población de rinocerontes salvajes de Botsuana, actualmente estimada en la baja cifra de entre 77 y 100 animales.

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