Desde el martes, funciona el estacionamiento medido diurno en la calle Arístides Villanueva, entre Belgrano y Boulogne Sur Mer.
La medida ha causado resignación en la mayoría de los usuarios, quejas por parte de algunos comerciantes y beneplácito entre los encargados de cobrar el sistema.
La tarifa es la misma que en el resto de la ciudad: $ 8 la media hora, de lunes a sábado, en los horarios de 8.30 a 13.30 y de 16 a 21. Por la noche continúa esa prestación, de 21 a 4, con el mismo valor.
En algunas cuadras entran entre 30 y 35 vehículos, y todavía no hay nada dispuesto para las motos, aunque la comuna adelantó que pronto habrá espacio para ellas. Ésta era una previsión que estaba en el proyecto de remodelación de la avenida del año pasado, que luego fue abandonada tras los cambios de gobierno.
Como se recordará, en 2014 se intentó aplicar el servicio, pero rápidamente la medida fue retirada por la resistencia del público. Desde aquel momento, quedó únicamente el cobro nocturno.
Ayer, al promediar la mañana, la comercial calle se presentaba con tránsito fluido, sin mayores congestionamientos y con espacios vacíos para estacionar los vehículos sin mayor competencia.
Fernando Lombardo (24, distribuidor de materiales de limpieza) indicó que a él se le complica porque tiene que parar por 5 o 6 minutos, pagar ese lapso, y luego más adelante abonar otro tanto. “Espero que me sirva la misma tarjeta, pero como particular me parece bien, hay más orden”, consideró.
Algo parecido sostuvo el comerciante Rolando Forconesi. “Si esto favorecerá el ordenamiento del tránsito, bienvenido sea. Los mendocinos no somos respetuosos de las normas”, indicó.
Lila, habitante de Vistalba, razonó, de manera irónica, que el estacionamiento es “una buena contribución económica para la Municipalidad”, aunque también advirtió que “resulta beneficioso para los jefes de hogar que están haciendo la recaudación”.
Las casas de familia
Entre las pocas propiedades residenciales de la avenida, sus moradores también brindaron sus puntos de vista. Adriana Magis, domiciliada al 300 de la arteria, afirmó que tendrán que tener en cuenta casos como el de suyo. “Tenemos a nuestra madre con 93 años, y siempre necesitamos tener un espacio para estacionar el auto de casa por cualquier emergencia”, sostuvo.
Otra vecina, María, al 502, se quejó porque su vereda se llena de autos en la madrugada, impidiendo el ingreso de los rodados de la familia a la cochera. También protestó porque no se arreglan las aceras.
Otra habitante de la zona, Silvia de Huerta, admitió que “es una tranquilidad por un lado”, pero señaló: “Me parece injusto que les cobren a los comerciantes que vienen a atender sus negocios”.
De todos modos, a los residentes estables se les proveerá de una oblea para pararse en sus respectivos puentes, algo no permitido en el resto de la capital.
A caminar
Los que se mostraron contrariados son un sinnúmero de empleados de las oficinas públicas o privadas de las inmediaciones, que antes dejaban sus coches al cuidado de los “trapitos” que actuaban en el lugar.
Ahora ese personal -de OS DE, las oficinas del Registro del Automotor y Edemsa- tienen que dejar los automotores en arterias de las inmediaciones, como Sargento Cabral, Martínez de Rozas y otras del sector.
En estos puntos, el estacionamiento se ha “cargado” en detrimento de las familias que allí residen. Uno de esos empleados perjudicado por el cambio admitió que “antes zafaba por $ 10 o $ 15 el turno, y ahora por 7 u 8 horas debería pagar más de $ 100”.
En las 6 cuadras de Arístides se han distribuido unos 14 tarjeteros, aproximadamente 2 por cuadra, que están debidamente identificados y que deben respetar unas determinadas normas de comportamiento dispuestas por el municipio.
Uno de esos trabajadores, Luis Pérez (40, lasherino), comentó: “Ahora es mejor para nuestro trabajo, cobramos $ 4 por auto en media hora, es un dinero seguro, no como antes que (el público) nos daba lo que quería”.
De todos modos, clientes que frecuentan el área dijeron que en ocasiones los cobros eran muy abusivos, y llegaban a pedir hasta $ 50.
Medida consensuada
La secretaria de Hacienda, Sandra Tennerini, explicó que en las primeras cuadras de la Arístides se espera comercializar alrededor de 600 tarjetas y 300 en los últimos 200 metros, a la altura de la Universidad de Mendoza. “Los tarjeteros nos compran los comprobantes al 50%, es decir, que pagan $ 4.
Los 14 que el contribuyente observa operando son personas seleccionadas, que dejaron el trabajo informal que realizaban anteriormente y entraron en esta labor sustentable", agregó.
La funcionaria también dijo que la nueva disposición había sido consensuada con vecinos y comerciantes, aunque algunos dueños aclararon
que se habían enterado cuando empezaron los operativos.
