Más allá de aquellos que nos sacan de la cama por la madrugada y nos hacen hasta salir de las casas o departamentos -no sin antes tuitear o postear en Facebook que se nos está moviendo el piso-, en Mendoza permanentemente está temblando. Son en muchos casos movimientos imperceptibles (de 3 o 4 grados de magnitud según la escala de momento sísmico -similar a la Richter-) y por semana hay un promedio de 2 ó 3 episodios de este tipo.
Según especificó el geólogo e investigador del Ianigla José Francisco Mescua (35), esto es algo más que normal considerando que el área metropolitana de Mendoza -principalmente la zona norte- está situada sobre alrededor de una decena de fallas activas, entre las que se destacan la Falla de la Cal y la Falla de Barrancas.
Mientras que la primera de éstas tiene actividad reciente comprobada y atraviesa gran parte de la urbanización de Ciudad y Las Heras, la de Barrancas es una de las más activas de la zona y es donde tuvo su foco sísmico el terremoto de 1985 (el más fuerte de los últimos años en Mendoza, con una magnitud de 6,3°).
“Hace falta poder estudiar con exactitud la cantidad de fallas ubicadas entre el pedemonte y el área metropolitana, así como conocer sus recorridos y los detalles y actividad de las mismas. Es un tema muy importante en el que hay que trabajar, aunque la realidad es que no es tan simple ya que está edificado sobre éstas y tampoco están los recursos necesarios para poder hacerlo. Pero es algo prioritario”, indicó Mescua.
Junto a otros investigadores, Mescua es el autor del libro “¡Está temblando! Origen, efectos y consecuencias de los sismos”, que ganó un certamen de textos de divulgación científica y fue publicado por Ediunc. En el libro se explican algunas teorías y se derriban otros mitos vinculados a los movimientos sísmicos, y será presentado esta tarde en el Museo del Área Fundacional.
Cotidiano
Los movimientos sísmicos se originan cuando se registra actividad en las ya mencionadas fallas. “El suelo mendocino está en una zona de constante compresión, ya que la placa de Nazca -del Pacífico, sobre la que se encuentra Chile- va empujando hacia el este y la placa Sudamericana -aquí está Mendoza- hacia el oeste.
En un momento, es tanta la compresión que se produce una fractura en las rocas y se levanta un bloque con respecto al otro. Eso es una falla”, destacó Mescua, quien sostuvo que las ondas que libera esa ‘fractura’ son las que se perciben como un movimiento sísmico y que la magnitud se mide de acuerdo a la energía que libera esas ondas.
El investigador graficó este fenómeno con la comparación del acto en que una persona empieza a doblar una rama y ésta se va comprimiendo hasta que finalmente se quiebra.
Esta situación es natural en Mendoza, aunque teniendo en cuenta que las fallas de la Placa Sudamericana son más chicas que las que presenta la de Nazca, es casi un hecho que los movimientos van a ser más fuertes siempre del otro lado de la cordillera.
“El terremoto más grande del que se tiene registro ocurrido en toda la región fue en la década del 60, en Valdivia (Chile) con una magnitud de 9°. En Mendoza, en tanto, se estima que la magnitud máxima puede llegar hasta 7°”, indicó el investigador, aunque dijo que se estima que el de nuestra provincia ocurrido en 1861 -y que obligó a mudar toda la Ciudad- alcanzó los 8° (siempre hablando en escala de momento sísmico).
Lo que falta
Si bien los investigadores abocados a la sismología están analizando permanentemente mapas de fallas y estudiándolos, una de las prioridades es lograr definir con precisión científica sus características.
“Aún no se ha podido estudiar la historia del movimiento. En la Falla de La Cal (que se siente con mayor fuerza en la zona norte del Gran Mendoza) se pudieron hacer estudios paleosísmicos que detectaron que en los últimos 800 años se registraron 3 sismos por encima de 7°. Pero la idea es poder conocer más detalles de esta falla y de otras”, indicó uno de los autores del libro.
También se refirió a las dificultades para trazar su recorrido, aunque sea estimado, y determinar su ubicación ya que la ciudad se construyó encima de éstas. “Es un problema no saber dónde están y si hay otras, ya que en un terremoto los daños más significativos se concentran cerca de las fallas y es allí donde se levanta el terreno. Si hay justo un edificio arriba, por más sismorresistente que sea, lo levanta. Si hay fallas activas que se han movido recientemente, a futuro pueden seguir moviéndose”, se explayó.
La falla de Barrancas, en tanto, es una de de las más activas de la zona durante los últimos años. De hecho, en esa zona de Maipú e inmediaciones se han levantado algunos cerros precisamente por este accidente. “A 10 kilómetros de profundidad, en esa falla, estuvo el foco sísmico del terremoto del ‘85.
Hay una confusión muy común, que es la de decir que hay una en calle Paso de los Andes. Pero es la de Barrancas, sólo que la zona de Villa Marini tiene una aceleración de suelo mayor y por eso es que fue la zona más afectada en ese terremoto”, continuó Mescua.
Entre mitos y verdades
En “¡Está temblando!...”, Mescua y el equipo de investigadores -lo completan Stella Maris Moreiras, Silvana Spagnotto, Rafael Toural Dapoza y Laura Giambiagi- incluyen mapas y gráficos que hacen mucho más amena la lectura y comprensión de datos e información que generalmente son muy técnicos y de no muy simple comprensión para el público alejado de la ciencia. Las ilustraciones de Eugenia Susel (colaboradora de Los Andes) también aportan a esta simpleza.
“La idea del libro surgió porque notamos que, después del terremoto en Chile, crecía el interés y nos llamaban los medios y las escuelas para que fuéramos a dar charlas. Nos dio la impresión de que la gente está en el tema, pero podría saber aún más. Porque además, cuando pasan los días, el tema va desapareciendo de la agenda hasta que se registra otro”, sostuvo el investigador del Ianigla.
“Hay mucha información técnica y el objetivo fue hacerla entendible. También hay mucha información disponible en internet, pero hay que diferenciar la buena de la mala”, siguió.
En lo que se refiere a cultura sísmica en Mendoza, Mescua resaltó que por lo general la gente reacciona después y que lo ideal es trabajar en la prevención para atenuar los daños y la cantidad de víctimas.
“La prevención y la preparación están instaladas, pero podría estarse más preparado aún. Si bien las construcciones siguen las normas sismorresistentes, hay que ir actualizándolas periódicamente y resulta urgente identificar las otras fallas que atraviesan la ciudad”, insistió el geólogo advirtiendo que no es mucho lo que se ha avanzado dentro de la temática en los últimos años.
“Los simulacros en escuelas o sitios de trabajo son muy importantes. Hacerlos no significa ser pesimista porque esperamos que haya un terremoto, sino es no olvidarnos que vivimos en una zona sísmica”, sentenció.
¿Se pueden anticipar los sismos?
En la era del smartphone hay una aplicación para todo. Y los dispositivos para medir y hasta “anticipar” sismos o terremotos están al orden del día en las tiendas virtuales.
“Cuando los sismógrafos detectan varios movimientos, mandan una alerta. Eso es algo que se usa mucho en las zonas de terremotos interplaca (registrados donde dos de éstas chocan y se van comprimiendo).
En el terremoto de Chile en 2010, por ejemplo, el epicentro fue en Concepción y allí no se pudo anticipar. Pero hasta que llegó a Santiago, transcurrieron unos segundos o minutos; y las alertas pueden permitir en esos casos que se cierren autopistas y tomen algunas medidas inmediatas.
Sin embargo, por las características del suelo mendocino, no tiene mucho sentido ya que la alerta se enviaría en el mismo momento en que está temblando”, sostuvo el geólogo José Mescua.
Asimismo, el especialista destacó que la sucesión de varios movimientos concatenados no necesariamente anticipan un terremoto fuerte. “Hay casos en los que el sismo considerable se registra sin nada que lo anticipe”, explicó.
Ficha técnica
Título: "¡Está temblando! Origen, efectos y consecuencias de los sismos".
Autores: José Francisco Mescua, Stella Maris Moreiras, Silvana Spagnotto, Rafael Toural Dapoza y Laura Giambiagi.
Ilustraciones: Eugenia Susel.
Editorial: Ediunc
Precio: $170
Presentación: esta tarde, a las 19 en el Museo del Área Fundacional (Plaza Pedro Del Castillo, Ciudad).