El mundo del rock suele ser afecto a un juego: ¿cuál es el mejor instrumentista de todos los tiempos? Por allí se ha dicho que en la guitarra manda Jimi Hendrix. Que, en el bajo, tal vez no haya habido nadie como John Paul Jones. Que, en la batería, quien mejor azotaba los bombos era Keith Moon.
Sin embargo, el casillero correspondiente al mejor tecladista de la historia aparece más difuso. Pero entre rankings de un lado y del otro, hay un nombre constante: el de Rick Wakeman.
El alto inglés, que a principios de los 70 dio un salto de su banda Strawbs a la ascendente Yes, está desde esa época en el firmamento de los grandes tecladistas.
Su virtuosismo, su capacidad compositiva, su carisma en escena y su versatilidad para sonar bien en cualquier género lo han hecho posible. Tanto como parte de esa banda, como en su carrera solista o junto a otros músicos, Wakeman ha sabido ganarse con honores el prestigio del que goza aún casi medio siglo después de que comenzara a tocar profesionalmente.
Y hoy, por fin, el admirado tecladista llega a Mendoza. Y lo hace con un espectáculo especial, en el que se une a una orquesta (conformada por músicos mendocinos) a la que él se suma con un piano clásico y ocasionales teclados.
Así, repasa algunas canciones de Yes, de David Bowie y las de dos de sus discos en solitario más famosos: "Las seis esposas de Enrique VIII" y "Viaje al centro de la tierra".
Antes de venir a nuestra provincia, el músico estuvo en Buenos Aires (lugar que visita a menudo) y compartió esta charla.
–Parece que hay un romance entre vos y el público argentino…
–Me enamoré de la gente de aquí cuando vine por primera vez a comienzos de los 80. Quedé enamorado de la ciudad y de la gente. Entienden mucho de fútbol y de música, dos cosas que amo.
–Te gusta mucho el fútbol...
–Sí... muchísimo. Yo jugué un tiempo; incluso llegué a jugar en partidos de caridad. ¡Y jugué cuatro veces en el estadio de Wembley!
–¿Es verdad que incluso compraste un equipo de fútbol?
–Sí… (se ríe). Llegué a ser uno de los dueños del Philadelphia Fury, un equipo estadounidense donde los otros dueños eran Peter Frampton y Paul Simon. También estuve envuelto en aquella historia de Pelé y el Cosmos. Soy hincha del Manchester City. Sergio el Kun Agüero es maravilloso; lo adoramos. Cuando lo quisieron vender, los fans nos pusimos locos: “¡Ustedes venden a Agüero y no venimos más a la cancha!”.
–Y entre Messi y Maradona, ¿con quién te quedas?
–Con Maradona, sin dudas. Un jugador siempre parejo, siempre bueno. Messi tiene momentos en que desaparece de la cancha.
–Antes de que entraras a Yes, ya habías grabado más de dos mil canciones como sesionista, para otras bandas o solistas.
–Sí, trabajé mucho en esos años. Pero era más la cosa de “aquí tenés las partituras, allí está el teclado, tocá estas partes, tomá tu dinero y andate”. Me gustaba más que nada trabajar con gente del rock, porque la cosa no era tan fría. Un día vino David Bowie y me preguntó si podía meter unos teclados en “Space Oddit”y. También metí unos pianos en “Hunky Dory”. Al mismo tiempo que los de Yes me pedían que me uniera a ellos, Bowie me estaba ofreciendo integrar su banda de las Spiders From Mars, junto a Mick Ronson. Fue una decisión muy difícil, porque en aquellos años Yes estaba creciendo mucho como banda, pero David también estaba creciendo mucho como artista. Creo que elegí a Yes porque con David sólo podía acatar lo que él me pidiera. Como te dije, tenía sus ideas muy claras. Pero con Yes podía ser parte de la banda y proponer mis propias ideas y arreglos.
–¿Y cómo fue trabajar con Bowie?
–Increíble. David era el tipo de personas con los pies muy puestos sobre la tierra. Sabía bien lo que quería y no ibas a moverlo así nomás de sus convicciones. Una persona muy amable. Fuimos vecinos un tiempo cuando ambos estábamos viviendo en Suiza.
–Tocaste también en los primeros discos de Lou Reed.
–Sí, claro. Fue una época rara... Ojo, amo a Lou Reed, pero en aquel momento él estaba completamente loco. Recuerdo que se ubicaba en la sala de control y desde ahí me decía lo que yo tenía que tocar. Era un personaje realmente dark en esa etapa de su vida.
–Tu hijo Adam (también tecladista) y vos comparten el raro privilegio de haber tocado con Black Sabbath en distintas etapas de ese grupo.
–¡Sí! Yo lo hice en sus comienzos, en “Sabbath Bloody Sabbath”. Y Adam tocó hará unos 15 años. Ozzy (Osbourne) y yo somos muy amigos.
–Brian May dijo una vez que sos el más grande tecladista del mundo.
–Brian es una gran persona. Hay muchos buenos, grandes y diferentes tecladistas. Pero siempre me esforcé. Eso tiene que ver con los consejos que me daba mi padre. Desde el comienzo me decía: “Tratá de ser el mejor que puedas en lo que hagas. Nunca dejes de aprender y de dar lo mejor de vos”. Y aún practico y estudio cada día. Nunca paré de aprender.
Se cierra el círculo de Yes
Con la llegada de Rick Wakeman hoy a Mendoza, los fans mendocinos de la legendaria banda Yes sentirán que, ciertamente, se cierra un círculo. Un círculo soñado durante mucho tiempo y que, al compás del extraño presente de la banda, se ha ido completando de la única manera posible.
El recorrido empezó en diciembre de 2010, cuando Yes (sin Jon Anderson y con Oliver Wakeman, hijo de Rick, en los teclados) tocó en el Bustelo.
Luego, le tocó el turno justamente a Anderson, quien ofreció un particularísimo show en solitario en octubre de 2012, en el teatro Plaza. Con el show de hoy, el rompecabezas de la formación clásica de Yes (Anderson, Squire, Howe, White, Wakeman) estará completo.
La ficha
Rick Live
Symphony Orchestra
Con: Rick Wakeman. Día, hora y lugar: Hoy a las 22, en el auditorio Bustelo (Virgen del Carmen de Cuyo 610, Ciudad). Entradas: $ 600, $ 700, $ 900, $ 1.100, $ 1.300 y $ 1.500 .
