En esta oportunidad, Ralph (John C. Reilly) y su mejor amiga Vanellope von Schweetz (Sarah Silverman) dejan las comodidades del Arcade (salón de videojuegos) de Litwak en un intento por salvar el videojuego "Sugar Rush", al cual se le rompió un componente imprescindible para que pueda seguir funcionando.
Su búsqueda los lleva al inexplorado y expansivo mundo de internet en el que tienen que confiar en sus ciudadanos para que les indiquen el camino para poder obtener el único repuesto en existencia.
Allí también reciben la ayuda de una emprendedora de sitios web llamada Yesss (Taraji P. Henson), que es el algoritmo principal y el corazón y alma de "BuzzzTube", la página web que marca tendencias y de Shank (Gal Gadot), la fuerte y talentosa conductora de "Slaughter Race", un ultrapeligroso juego de carreras online, que Vanellope adora incondicionalmente, tanto que Ralph teme que pueda perder a la única amiga que ha tenido.
A esta esperada secuela vuelve detrás de cámaras Rich Moore, el realizador encargado de la primera. Aunque a muchos no les suene su nombre, Moore fue uno de los encargados de redefinir las series animadas en la década del noventa.
Graduado con una licenciatura en Bellas Artes en el California Institute of the Arts en 1987, tuvo como compañeros a grandes colegas como Andrew Stanton, Brenda Chapman y Jim Reardon, entre otros. Lo primero que hizo después de terminar sus estudios fue diseñar y escribir la serie "Mighty Mouse: The New Adventures" (1987-1988), de Ralph Bakshi.
Después de eso le llegó la chance de trabajar como director de unos dibujos animados que recién empezaban su recorrido llamado Los Simpson (The Simpsons, 1989- ).
Dirigió 17 episodios de las primeras 5 temporadas, e incluso volvió como director de secuencia de "Los Simpsons: La Película" (The Simpsons Movie, 2007), pero lo icónico es que fue el diseñador de Ned Flanders.
Moore también desplegó su talento -en diversas áreas- en shows como "El Crítico" (The Critic, 1994-2001), "Futurama" (1999-2013), en largometrajes como "Ralph, el Demoledor" (Wreck-It, 2012); "Ralph Grandes Héroes" (Big Hero 6, 2014); "Zootopia" (Zootopia, 2016), entre otras obras. Durante toda su carrera, ha recibido dos Premios Emmy, dos Premios Annie, un Premio Hugo, un Premio Reuben por su trabajo.
En esta entrevista habla sobre cómo fue el proceso de “Wifi Ralph”, las dificultades sobre encarar la secuela de un film exitoso y también sobre su amor por nuestro país.
- ¿Cuál fue la parte más difícil de volver a retomar a estos magníficos personajes después de varios años?
- Creo que el mayor desafío fue hacer una película que fuera justa para ellos, que les hiciera justicia. Se sintió que habíamos hecho un muy buen trabajo con la primera y que la habíamos dejado en un lugar en el que todos quedaron felices y contentos. Me parece que el riesgo con cualquier secuela es que si no la hacés bien, va a hacer que el primer filme deje de ser especial.
Más que crear el mundo de internet, encontrar esa historia sobre su amistad fue lo más complicado: que se sienta real, genuina, que no los cambiáramos demasiado respecto de la primera. Pero también que al mismo no contáramos la misma historia de nuevo, pero de forma diferente. Creo que el gran desafío fue tratar de hacer una buena secuela.
- Ralph es de un juego mucho más antiguo que el de Vanellope, y la idea de este filme es que ella se enamora de internet y él no. ¿Es por esa diferencia en años que cada uno tiene un pensamiento muy distinto sobre la red?
- Sí, un poco. A pesar de que Vanellope es, probablemente, la más inteligente de ellos dos y la más madura, siempre pensamos que Ralph es el mayor, ya que su videojuego es de los ochenta. Queríamos que ella se mostrara más contemporánea, y él viene de un juego mucho más viejo que el de ella.
- Hay algo impresionante cuando están en internet y son las referencias que se hacen, tanto a páginas nuevas como a las viejas que ya poca gente recuerda. ¿Cómo fue ese trabajo de buscarlas como guiño para el espectador?
- ¡Gracias por ese lindo cumplido! Queríamos estar seguros de que estábamos hablando de una internet que los chicos conocen, que los grandes también, que las personas a las que les encantan las referencias estuvieran sorprendidas de ver lo que está y lo viejo; que hubiera nostalgia de lo viejo conviviendo con lo más nuevo de internet.
Fue toda una cuestión de hacer equilibrio entre las referencias, como con los chistes. Y lo pudimos lograr gracias a que tenemos un equipo muy diverso (animadores, artistas, desarrolladores, etc). Yo soy sólo una persona representando a la película, pero hay como 500 personas que trabajaron en ella.
- Vos pasaste por casi todos los trabajos que se realizan en una película de animación, desde poner tu voz a un personaje hasta estar en el departamento de arte o dirigir, por nombrar sólo algunos. ¿Cuál te parece que es la parte más difícil de todo este proceso?
- Pienso que tengo mucha suerte porque amo cada paso del proceso. Y no pienso que haya uno más difícil que el otro. Diría que el más exigente, el más desafiante, es cuando tuvimos la primera idea -que es como una carga preciosa, no sé muy bien cómo describirlo- que nos atrapó a mí y a Phil (Johnston), mi codirector. Nos entusiasmó muchísimo esta pequeña idea.
Éramos como pastores moviendo esta idea de lugar en lugar, y se fue haciendo de a poco cada vez más grande con el tiempo. Como director, siempre tenés que ser consciente de no perder esa idea que te atrapó desde un principio, porque a veces llegás a un punto en que te preguntás: “¿Qué es esto? Este no es mi bebé. ¿Qué es esta cosa?”. Y no es algo consciente, algo en que estés pensando todo el tiempo. Tiene que sentirse como esa pequeña semilla original.
- Es la primera secuela de un film animado por computadora de Disney, ¿eso te generaba una presión extra?
- La gente amó a “Ralph, el Demoledor”; yo la amé, y si hacés una secuela mala podés hacer que la película original ya no sea más especial. Asique no quería estar en esa lista de “secuelas horribles”. No es que estaba todos los días pensando y sufriendo, pero lo sentís. “Tiene que ser buena. Tenemos que hacer una gran película. Tenemos que asegurarnos de hacerlo bien por estos personajes”, esas cosas son las que sobrevuelan.
- La trama es interesante, la animación es increíble, los chistes son fabulosos, pero casi podría asegurar que la escena de Vanellope con las princesas es el corazón de esta película. Es brillante y creo que va a quedar en la historia. Me parece que ahí metieron todo lo que tenían. ¿Puede ser así?
- ¡Sí! (risas) Tuvimos la suerte de tener a las actrices originales que le pusieron las voces, los modelos de los personajes para poder traspasarlos a CGI, todo lo que pudimos tener lo obtuvimos. Con respecto a esa escena, pensamos que sólo Disney podía hacer este tipo de sátira con sus propias princesas.
Otra gente puede tratar de hacerlo, acercarse incluso, pero nosotros podíamos hacer la mejor sátira de todos los tiempos. No es cuestión de hacer chistes y ser crueles con ellos, siempre lo pensamos como si hicieras bromas con tus amigos o familiares. Así que lo abordamos así: vamos a ser irreverentes, pero será con amor. Estos son personajes que tienen historias bastante complejas y creo que a veces la gente olvida eso: lo extraño de sus aventuras en sus propias historias.
Empezó como un chiste pequeño sobre Vanellope encontrándose con las princesas y hablando sobre sus experiencias, y se convirtió en lo que dijiste: una escena destacadísima. Es más que un chiste, es una escena crucial en una película.
- En la primera, John C. Reilly y Sarah Silverman tuvieron la chance de improvisar mucho porque grababan juntos sus escenas, algo no muy común cuando se hacen estas películas. ¿Tuvieron la oportunidad de hacer lo mismo?
- Exactamente. Incluso, mucho más. Cada escena con Ralph y Vanellope, John y Sarah siempre trabajaron juntos. Estaban cada uno con sus micrófonos, grabando muy juntos, pudiendo incluso mirarse a los ojos. Eso posibilitaba también que reaccionaran a lo que estaba haciendo el otro. Y creo que así es como obtenés esas interpretaciones increíbles, en que se nota que están actuando y no leyendo solamente.
- Siempre la gente que trabaja en animación encara proyectos años antes del estreno del film. ¿Podés decirnos en qué te encontrás trabajando ahora?
- ¿Sabés qué? Por primera vez en muchos, muchos años, no sé qué es lo que voy a hacer a futuro. No tuve ni un momento para ponerme a pensar cuál va a ser mi próximo proyecto.
- ¿Habías visitado ya nuestro país? ¿Qué te pareció?
- ¡Oh, sí! Esta es mi tercera vez en Argentina. Estuve en Buenos Aires, visité Córdoba. Amo este país. La primera vez que vine fue por “Ralph, el Demoledor”, en 2012. Fuimos a Mar del Plata, al festival internacional de cine para presentar a la película allí. Me encantó tanto Argentina que volví 6 meses después para tomar unas vacaciones.
Y cuando se estrenó “Zootopia”, pregunté si estaba la chance de venir para acá, ¡y no sé por qué no lo hicimos! (risas). Pero con “Wifi Ralph” dije: “Bueno, esta vez sí vamos, ¿no?”. Me dijeron que sí y estoy realmente contento de haber vuelto. No sé qué es lo que tiene este país, pero adoro venir para acá siempre.