La nueva vida de Ricardo Mur lejos de la TV: con Cuyano’s Son canta toda Latinoamérica

El sábado que viene, en el Le Parc, tendrá su primera presentación este cuarteto vocal en el que participa el reconocido periodista.

La nueva vida de Ricardo Mur lejos de la TV: con Cuyano’s Son canta toda Latinoamérica
La nueva vida de Ricardo Mur lejos de la TV: con Cuyano’s Son canta toda Latinoamérica

"Fueron muy, muy, muy pacientes", dice Ricardo Mur mirando a sus compañeros, quienes le responden que no fue tan así y se ríen. ¿De qué hablan? De los siete meses de ensayos en los que vienen madurando Cuyano's Son, un cuarteto vocal que -por estos días- entusiasma a Juan Carlos Romero, Diego Novicov, Maximiliano Benenati y especialmente a Mur, que el sábado que viene en el Le Parc, cuando este grupo se presente en sociedad, le mostrará a los mendocinos una faceta totalmente nueva. Sí, la de cantante solista.

El caso es que Ricardo Mur, armándose de modestia, dice que canta pero que "no toca ni el timbre". El oficio de músico lo tienen sus tres compañeros. Él, ya transitando su octavo mes de jubilado, "solo hace lo que le gusta". Lo que no quita que, al pensar en su debut del sábado, se le ponga la piel de gallina.

La historia fue así: el mismo día que el reconocido periodista firmó su retiro de Canal Siete (de cuyo Noticiero Central finalmente se despidió el 25 de marzo), recibió la propuesta de sumarse a este grupo. Lisandro Bertín, un amigo en común, le había dicho a Juan Carlos Romero que Ricardo podía ser el cuarto mosquetero del proyecto. Pues tenía justo lo que buscaban: una voz de bajo que pudiera armonizar desde los graves las canciones.


Cuarteto vocal. El proyecto de Mur y sus compañeros es darle voces a la música del continente. | Marcelo Rolland / Los Andes
Cuarteto vocal. El proyecto de Mur y sus compañeros es darle voces a la música del continente. | Marcelo Rolland / Los Andes

Sentados con Los Andes, Diego dice de qué se trata Cuyano's Son: "La idea de esta agrupación es abordar parte del cancionero latinoamericano y centroamericano, con la novedad de incluir un cuarteto vocal, porque dentro de la música actual hay pocos referentes de cuartetos locales. Nos pareció interesante la idea de hacer un recorrido que fuera desde nuestro folclore mendocino hacia toda Latinoamérica".

Juan Carlos, integrante de Ecos del Ande y de un dúo junto a Hugo Budini, agrega que también hay un soporte instrumental: él y Maximiliano tocan la guitarra. Pero en el show del sábado, a las 21.30 en la Sala Tito Francia del Espacio Cultural Julio Le Parc, también actuarán como invitados el bajista Juan Cruz y el percusionista Juan Pablo Vallejo. Además, el dúo de Alejandra Marengo y Budini.

El repertorio, decía Diego, es amplio, por lo que se zarpa desde la Cuyanía para arribar a valsecitos peruanos, sones cubanos y candombes uruguayos, entre otros.

Mur nos cuenta cómo vive esta experiencia: "Para mí fue una sorpresa muy grata, porque una de las cosas que más me gustan es cantar. Formo parte de un coro, además. Y en mi época de estudiante secundario también tenía una agrupación folclórica. Pero únicamente en voz, porque yo no toco ni el timbre. Y ahora que puedo, que mis tiempos son libres las 24 horas, más allá de los compromisos familiares, estoy en estas lides".

- Habías formado un grupo antes, entonces.

- A mí siempre me gustó cantar. Me levantaba y en el transcurso del viaje de mi casa al canal cantaba un poco para aclarar la garganta. La gente me miraba como diciendo: “¿Y a este qué le pasó?”. Y sí, es que a esa hora, a las cinco y media de la mañana…

- ¿Y la música que te gusta coincide con este proyecto?

- En realidad soy de oído amplio. Me gusta la música que se puede escuchar. No me gusta el ruido fuerte, estridente. Toda la música que se pueda escuchar bien y te deje algo me gusta. Por ejemplo, el tango. Y el folclore.

También estoy dentro de Takina Coral, con otros 22 coreutas. “Takina” en quechua es “canto” o “canción”. El coro es joven, pero los integrantes sobrepasamos los cincuenta y pico. Dos años y meses llevamos ya cantando. Ahora en noviembre nos vamos a un encuentro coral en La Falda, Córdoba, y es un lindo pasatiempo. Es un cable a tierra, pero también es hacerse de amigos, de compartir después de los ensayos una comida... Es un cambio rotundo en cuanto a lo que yo amo todavía, que es el periodismo.

Postales de una nueva etapa

- ¿Cómo es hoy por hoy tu rutina?

- Mi rutina es no-levantarme-más a las cinco de la mañana. Fue lo primero, aunque me costó mucho adaptarme.

- ¿Por cuántos años te levantaste a esa hora?

- Ufff, 35 años o más. De los 43 años que ejercí, el 95 por ciento del tiempo de las horas fueron aperturas de transmisión; es decir, cinco o cuatro y media de la mañana. Biológicamente el cuerpo se te acostumbra. Al principio me costó, por lo que empecé a acostarme tarde, leer, ver televisión (no ver noticieros).

- ¿Disfrutás tu familia?

- Sí, tengo tres nietos: Santino, Ema y Almendra. Todos chicos, el mayor tiene 12 años. Ahora tengo tiempo también para compartir con ellos y mis dos hijas, que están acá, y mi hijo, que es un rutero empedernido y anda recorriendo el país en bicicleta. En algún momento de la profesión, había que poner un freno para poder compartir con la familia, porque el periodismo es voraz, es una vorágine diaria. Uno dice que se va del trabajo a la una y no, se queda hasta las dos, tres, cuatro. Nunca me gustó dejar mi laburo de movilero, por ejemplo, para que lo editara otro periodista, porque me gustaba darle mi impronta. Esos tiempos los estoy recuperando ahora.


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

- Sentís entonces que postergaste muchas cosas...

- Sí, sí. Pero llegó el tiempo de recuperarlo.

- ¿Hacés otras cosas ahora, además de la música?

- Mandados (ríe).

- ¿Te mandan a comprar la verdura?

-No, en mi casa mando yo, hago lo que quiero, cuando quiero o puedo. Siempre, la mayoría de las veces, yo me encargué de las compras porque a mi señora no le gusta mucho ir a supermercados. También me dedico a cosas de la casa que había que hacer: arreglar una puerta, una ventana, pintar...

- ¿La gente todavía te para en la calle?

- Sí, eso es el fruto de lo que uno sembró a lo largo de 43 años, el cariño que te tienen todavía. Me dicen que me extrañan, que vuelva... pero ya está, ya cumplí mi etapa. Ahora vienen los jóvenes.

- ¿No descartás volver en algún momento?

- Mirá, si surge algo para “despuntar el vicio” no le vamos a quitar el hombro. Radio me gustaría mucho hacer.

- ¿No te han hecho propuestas?

- No, por ahora no. Ni tampoco he tirado líneas para hacer algo. Si surge algo lo analizaremos, pero por ahora estoy muy entusiasmado con este proyecto al que me integraron los chicos, que me viene muy bien al ánimo. Todavía no extraño. Esto es, no diría un paliativo, pero sí un momento muy especial que estoy disfrutando mucho, y eso me permite no extrañar lo que he hecho durante 43 años.

Recuperando un legado

Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Los Andariegos... La lista de grupos vocales folclóricos es larga. Y Cuyano’s Son nos hace conectar con esa “era dorada” de nuestra música. “Tenemos una biblioteca muy nutrida de exponentes del folclore vocal. En Argentina, esa época fue de los ‘40 a los ‘60 y un poco más, con muchísimas formaciones que marcaron un sendero”, apunta Diego Novicov.

Completa: "Después, por temas comerciales, dejaron de escucharse, pero a nosotros nos gusta mucho, porque las armonías le dan un matiz diferente al oído. Es un trabajo mucho más complejo que una formación con una o dos voces, porque se necesita mucho tiempo de ensayo. Hemos podido conjugar colores de voces diferentes y armar climas interesantes".

"Hoy hay grupos vocales que son estandartes como Los Nocheros o Los Huayra, pero humildemente creo que eso está mirado más desde una apuesta comercial, porque se enfocan por ejemplo en la música melódica. Creo que lo que nosotros hacemos difiere de estas propuestas más comerciales", agrega por su parte Juan Carlos, quien destaca que para llevar adelante un grupo así es necesaria no solo una buena voz, sino también química. No solo se tiene que ensayar: también se exige sintonizar. Y coinciden en haberlo logrado.

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