Aún convaleciente del cuádruple by-pass coronario al que fue sometido a fines de enero, el diputado nacional Ricardo Alfonsín no pudo asistir a la cumbre radical de Villa Giardino.
En charla con este diario, dijo que estuvo al tanto del debate y del documento final del encuentro, donde otro dirigente con historia, Juan Manuel Casella, representó una voz crítica.
“Casella está diciendo a la conducción nacional de la UCR que desde que asumió el gobierno, el partido se quedó sin voz, consintiendo o callando diferencias. Eso fue un error y lo paga Cambiemos, y, lo que es más importante, lo paga la gente”.
-¿El radicalismo aún no logró que Cambiemos funcione como una coalición de gobierno?
-En Villa Giardino cambiaron la actitud y se reclamó ser escuchados. Ése fue el compromiso que se tomó en Gualeguaychú (cuando en marzo de 2015 se acordó aliarse con el PRO). Al derecho de hablar lo tenemos porque fuimos determinantes en la creación y en el triunfo de Cambiemos.
Si el resto de las fuerzas no quiere que participemos, que lo digan. No creo que el Pro se niegue a crear un mecanismo de participación. Lo que ocurre es que el partido no lo pidió.
-¿Pero esa situación no se zanjó al crear la Mesa Nacional de Cambiemos?
-Sólo tuvo como finalidad ordenar lo electoral para este año. Se lo dije al Presidente Macri: “No se metan que las provincias saben organizarse”. El radicalismo pide ahora institucionalizar un espacio para hacer escuchar su voz sobre las decisiones de gobierno. Esto que dijimos hace un año figuró en el documento de Villa Giardino.
-Voces críticas como la suya o la de Casella, ¿se expresarán en las PASO?
-A ver… Nos atribuyen una representación muy escasa pero se olvidan que casi todos los legisladores bonaerenses locales y nacionales pertenecen a ese grupo. Que los propios electores decidan qué ala de Cambiemos hay que fortalecer: la más liberal que es el PRO, o el ala más de centro que es el ARI, o la más progresista que es la UCR.
Creo que en la provincia de Buenos Aires los propios radicales se llevarían una sorpresa. El PRO no porque es conciente de que en 2015 recibieron muchos votos radicales prestados, que podrían volver a la UCR. Por eso no quieren que haya PASO.
-¿Hay posibilidad de que un grupo radical se aparte de Cambiemos?
-No mientras se respete la legalidad de los procedimientos para tomar decisiones. Los que han dejado el partido después de 2001 (Carrió, Stolbizer, López Murphy y Moreau, entre otros) lo han hecho tras conversar con encuestadores y por entender que el partido no era un buen vehículo electoral.
-¿Y si sigue dominando en Cambiemos una visión liberal que no contenga esta ala progresista de la UCR?
-Sobre eso debería reflexionar el partido aunque no creo que sea éste el momento para dar ese debate. Cambiemos es un frente que reúne a partidos que piensan distinto. Y a veces, muy distinto. La pregunta es: ¿cómo se reúnen en un mismo frente fuerzas que piensan tan distinto? Lo natural es que compitan entre sí.
-¿Por qué, entonces?
-Porque entendimos que había que hacer un esfuerzo por aventar el riesgo de que se profundizara un proceso de degradación de valores republicanos. Mientras esos riesgos subsistan, se justifican estos frentes que en nombre de la República junten a fuerzas diferentes.
Pero justamente esas diferencias son una razón más para que debamos influir. Gobernar es mucho más que cuidar la República. Es tomar decisiones en lo económico, en lo social, en lo educativo, en lo internacional.
-¿Qué espera del discurso del Presidente en la Asamblea Legislativa?
-Me gustaría que hablara de la necesidad de industrializar al país, proceso que debe estar orientado por la política y no por el mercado. Me gustaría que hablara de la doble escolaridad, que está en una ley y no se cumple. Y me gustaría que hablara sobre la necesidad de proteger el trabajo nacional…
-Al respecto, la CGT llamó al primer paro nacional contra el gobierno de Cambiemos.
-Las organizaciones de los trabajadores son fundamentales. También para la clase media. Algunos sectores no comprenden la importancia que han tenido las luchas sindicales para que se pueda conformar una clase media.
Pero hay que actuar con responsabilidad. La primera obligación es no partidizar esas organizaciones. Creo que el gobierno debería insistir más con el diálogo para evitar el paro. El gobierno no debería negar cosas que están ocurriendo.
-¿Qué conclusión sacó sobre la controversia del Correo Argentino?
-No creo que haya habido mala intención. Lo que hubo fue una incomprensión absoluta, difícil de entender, de que en este caso había que hacer más que lo que manda la ley. No necesito explicar por qué este caso es muy particular... Se debió haber dado participación a los organismos del Estado con mayor grado de independencia que los del Ejecutivo. Es incomprensible que no se haya entendido esto.