De los Reyes Magos al mundo real

Para muchos papás es una inquietud saber cuándo es el momento de terminar con la ilusión y asumir que sus hijos han crecido. Para los chicos es una verdadera sorpresa, pero se transforman en cómplices y disfrutan de sostenerlo entre sus hermanitos.

De los Reyes Magos al mundo real

Durante varios años la ilusión acompañó a Guadalupe mientras preparaba el pastito y el agua para dejar a los camellos junto a los zapatos para los Reyes Magos. Cada 6 de enero se levantó entusiasmada para sorprenderse con lo que esos tres generosos y misteriosos desconocidos le habían obsequiado.

Sus padres se entusiasmaron con ella al abrir los paquetes y disfrutaron del momento, pero en el fondo se preguntaban si al año siguiente podrían repetir el ritual o ése sería el último. La inocencia y la fantasía arduamente sostenida son la esencia de una etapa que a los padres les cuesta dejar ir, pero que  ocurre inevitablemente. "La verdad" es el quiebre definitivo con la niñez más pura y el paso hacia otra instancia, otra forma de ver el mundo.

El momento de las preguntas genera inquietud a muchos papás ¿Será tiempo de decirle? ¿Qué le digo? ¿Cómo lo tomará?

Lo que se recomienda es ante todo decirles la verdad ya que es fundamental para mantener la confianza.

La psiquiatra Marianela Severino, especialista en niños y adolescentes dijo: "Las mamás me consultan mucho por este tema, suelen temer que los chicos se enojen con ellas por haberles mentido y por ese temor algunas hasta lo adelantan".

Según la psicóloga Cristina Straniero hay quienes dicen que se trata de la primera mentira que se dice a los hijos.

Sin embargo, los profesionales aseguran que no debe verse de esta manera ni debe pedirse perdón. Se trata de explicarles que lo hicieron simplemente porque les pareció lindo mantener esa ilusión de la cual habían disfrutado cuando fueron niños.

La edad promedio a la que se enteran los niños actuales es entre los 8 y los 9 años lo cual dependerá de que tan observadores y curiosos sean. Puede extenderse un poco más o adelantarse y generalmente son los amigos los que se hacen eco del "corrillo".

Los padres, conocedores de sus hijos y de su entorno, sabrán cuando ha comenzado a circular la "versión real" y en general serán los hijos los que pregunten. En esos casos hay que decir la verdad , para salvaguardar ante todo la confianza y se puede aprovechar para contar la historia de los Reyes Magos. Sostener la ilusión de manera muy prolongada puede llevar a que el chico sea tildado de demasiado inocente entre los amigos y sea objeto de burlas.

Victoria Pérez (10) se enteró cuando tenía 8 años y medio. "En ese momento me sorprendí, me enteré por los amigos y le pregunté a mi mamá. Me dio un poco de pena porque era algo que disfrutaba: dejar el pastito, agua, los zapatos y cerveza con mis padres. Y nos despertábamos temprano para ver qué nos habían traído", recordó.

Una vez que saben, les parece bien mantener la ilusión entre los más pequeños y por eso ayudan a sostenerla, se sienten cómplices y compañeros de sus padres y lo disfrutan. Así lo aseguró Victoria: "Me parece bien que no sepan porque son niños y era muy divertido y lindo creer en eso. Ahora les sigo la corriente y les pregunto que han pedido".

Su mamá, Graciela Sánchez (44) también lo es de una adolescente de 15 años y recordó que "les conté que sabíamos por la Biblia que los Reyes habían llevado a Jesús regalos, que eran  oro, incienso y mirra y que nosotros seguíamos con esa tradición, imitando la acción con nuestros hijos". Comentó que Luz, la más grande,  se sorprendió mucho, "pero había que decirle porque los chicos son crueles y no quería que le dijeran algo feo además quería explicárselo yo".

Que puedan dar su versión los mismos padres es un elemento importante ya que de esa manera se puede dar el verdadero sentido de la fantasía.  

 "Es un momento lindo para compartir con los hijos, es un paso adelante en el desarrollo", sostiene Jacobucci.

Lorena Torrez (39) es mamá de cuatro niños de 12, 8, 6 y 3 años de los cuales sólo sabe el mayor, Nacho. Se enteró a los diez cuando  vio a unos vecinos entrar con regalos; ya algunos compañeros les decían, pero él se mantenía firme en su convicción.
 
"Cuando me preguntó y le dije que eran los padres tuve conciencia de que había crecido, me dio pena la desilusión", contó Lorena. Ahora ayuda con los  preparativos para sus hermanos, va con ella a hacer las compras y elige. Pero sigue recibiendo su regalo de Reyes... "Se lo compramos de sorpresa. Entonces también se levanta con la expectativa de ver qué recibe".

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA