Los mendocinos que frecuentan las costas de Reñaca, en Chile, los conocen; saben que en su local siempre podrán encontrar medialunas recién horneadas tanto clásicas, como con dulce de leche y crema pastelera. Una opción para sentirse más cerca de Mendoza ante una oferta eminentemente chilena: cuchuflí, palmeras, pan de nata y berlines. Es que esta pareja oriunda de Luján de Cuyo, junto a un socio de Buenos Aires, lleva nada menos que 15 veranos vendiendo este producto argentino en esa playa del Pacífico bajo el cartel "Medialunas Artesanales".
Ellos son Gema Alaniz y Marcelo Rivamar, quienes dejaron el país por los coletazos de la crisis de 2001 y se instalaron en Santiago de Chile. Allí conocieron a Pablo Schillaci, de Buenos Aires, quien les ofreció hacer una sociedad para vender medialunas en Reñaca durante el verano. "Empezamos a vender en una casa que encontramos durante enero y febrero de 2003", recordó Gema. El resto del año permanecían en Santiago.
Luego de 8 años de vivir allí la pareja regresó a Mendoza, aunque siempre volvían a Reñaca durante el verano. Recién en 2017 se instalaron definitivamente en la ciudad costera.
"Decidimos quedarnos junto a Pablo, preferimos Reñaca mucho más que Santiago por el clima, sobre todo", detalló Gema. Así, decidieron seguir abriendo durante la temporada y el resto del año incursionar en el reparto en cafés, hoteles y universidades. "Como todo negocio cuesta al principio, pero vamos bien", dijo con optimismo.
La mujer comentó que en Chile hay pocos lugares donde elaboran medialunas -uno de ellos en Concón-, porque no son una costumbre en el país: "Lo más parecido que encontrás a la medialuna de pastelera que tenemos nosotros es el Berlín, pero es frito y lo nuestro es todo horneado".
De hecho, en el local ubicado sobre la avenida Borgoño, pleno centro de Reñaca, reina un aroma a panificado recién preparado. "Lo que se destaca es que son horneadas durante todo el día, no son congeladas. A la tarde la gente puede encontrar medialunas recién calentitas", aseguró Gema. Incluso abrió las puertas de la fábrica a Los Andes, en la parte trasera del local. "Mi marido Marcelo es el que las elabora, pero ahora está en Mendoza, así que me tocó a mí".
Un día fin de semana pueden llegar a vender hasta 500 medialunas por día. “Ahora que están viniendo más argentinos compran mucho y en febrero les vendemos sobre todos a los chilenos”, detalló Gema. Cada una vale $ 600 chilenos las clásicas ($ 18 argentinos) y $ 700 las rellenas ($ 21 argentinos).
Vivir frente al mar
A pesar de vivir a unas pocas cuadras del mar (el sueño de muchos mendocinos), Gema no suele ir a la playa. “Aunque parezca increíble no voy casi nunca”, reconoció la mujer. Igualmente ella disfruta del clima marítimo ya que ha dejado de sufrir los calurosos veranos mendocinos. “Eso es una gran ventaja, no sufro el calor como allá, que por estos días está tremendo”, comentó. En cuanto al invierno, lo describió como “aceptable”. "Son lluviosos pero no muy fríos. Eso sí, más húmedos que en Mendoza”, aclaró.
Gema asegura haberse adaptado perfectamente a vivir en Reñaca, pero remarca que es inevitable extrañar Mendoza. "Por suerte estamos cerquita así que puedo viajar casi todos los meses", contó.
Con ganas de seguir emprendiendo, Gema y Marcelo tienen pensado incorporar más productos en el local: "Vamos a elaborar pre pizzas artesanales, que acá no se ven mucho", adelantó. Así es que probablemente el año próximo los viajeros que visiten las costas de Reñaca pondrán probar una nueva exquisitez.