En 2003, investigadores de la UTN notaron que dos instrumentos para medir el movimiento del suelo ubicados en el edificio de la Universidad (calle Rodríguez de Capital) y en Villa Marini (Godoy Cruz) registraban de un modo similar los sismos. Sin embargo, en la localidad godoicruceña la vibración era más significativa. Esto los llevó a iniciar una investigación que permitió explicar, finalmente, por qué el terremoto de 1985 causó más daños en esa zona.
Las mediciones de los instrumentos confirmaban lo que ya había puesto de manifiesto el sismo del 26 de enero de 1985: pese a que el epicentro fue en Barrancas (Maipú), causó daños significativos en Villa Marini. De hecho, de acuerdo a la escala Mercalli Modificada -que mide la intensidad de un sismo de acuerdo a cómo afecta a las estructuras- fue de grado VII en el epicentro, VI en la mayor parte del Gran Mendoza y VIII en las inmediaciones del hospital Del Carmen.
Graciela Maldonado, directora del Ceredetec (Centro Regional de Desarrollos Tecnológicos para la Construcción, Sismología y la Ingeniería Sísmica, de la UTN) comentó que luego de este hallazgo, cambiaron los aparatos -acelerómetros- por temor a que se tratara de un error de registro. Pero no era así. Efectivamente, la aceleración era mayor en Villa Marini que en la UTN, puntos separados por casi 4 kilómetros.
Así, idearon un proyecto para intentar determinar la causa de la amplificación sísmica en esta zona. Para la primera etapa de investigación se tomó un área delimitada por el Corredor del Oeste, el zanjón Maure, la calle Mosconi y las avenidas Salvador Civit-Cipolletti.
Respuesta subterránea
Con la colaboración de una empresa petrolera, realizaron perforaciones para analizar la densidad del suelo y encontraron que en el territorio estudiado había una gran concentración de limo y arcilla. Es que en el pasado, las aguas que bajaban de la precordillera -producto de lluvias torrenciales-, por una traza similar a la del zanjón Maure, fueron depositando barro y fragmentos de roca a cierta distancia de los márgenes, sustratos que hoy se encuentran en el subsuelo.
Sin embargo, la distribución de los minerales bajo la superficie fue desigual, por sectores, y esto permite explicar por qué las mediciones son diferentes en el aparato ubicado en el hipermercado Libertad con respecto al que luego se instaló en la margen norte del zanjón, a apenas 800 metros de distancia.
Para realizar el estudio, se tomó en consideración un total de 159 sismos locales, con epicentro a menos de 200 kilómetros, en el transcurso de 9 años. En el 91,8% de los casos se observó amplificación del movimiento en la zona de estudio con respecto al registrado en el Ceredetec. Y en el 93,2% de los eventos ocurrió lo mismo en comparación con el zanjón Maure.
Curiosamente, sucede lo contrario -Villa Marini se sacude menos que los otros dos sitios- cuando el sismo se produce al otro lado de la cordillera. Esto se observó incluso con el terremoto chileno del 27 de febrero de 2010, que alcanzó 8,8 en la escala Richter, uno de los más fuertes en el mundo.
Previsión a futuro
Maldonado comenta que este tipo de estudios no es muy bien recibido por quienes están en el mercado inmobiliario, pero permite tomar precauciones adicionales para cuando se produzca un temblor de importancia. Algo que, en Mendoza suele ocurrir con varios años de intervalo, lo que contribuye a que encuentre a la población poco preparada. Actualmente, subrayó, hay dos generaciones de mendocinos que no han experimentado un terremoto de importancia.
El Ceredetec tiene un convenio con el municipio de Godoy Cruz desde hace 10 años para trabajar en conjunto. Leonardo Mastrángelo, jefe de Protección Civil de la comuna, detalló que están terminando de realizar un relevamiento de las construcciones de adobe y precarias en el departamento, para luego iniciar un programa de reparación integral de viviendas.
También están desarrollando tareas de prevención en los edificios de más de tres pisos, por la concentración de habitantes. Hasta ahora han entregado folletería pero luego avanzarán con simulacros. Asimismo, detalló, quieren lanzar un plan general de acción en caso de sismos, que coordinará acciones del Estado, organizaciones sociales y particulares.
No sólo en Godoy Cruz
En la actualidad, el equipo de investigadores del Ceredetec está estudiando una zona más amplia que la tomada en la primera etapa, cuyas conclusiones estarían listas a fin de año. Es que si bien las condiciones del suelo serían diferentes, los terrenos que han tenido relleno también constituyen un riesgo, algo que se observa en varios sectores del pedemonte de Godoy Cruz.
Por otra parte, pese a que con el terremoto de 1985 los daños se concentraron en Villa Marini, ya que había muchas construcciones de adobe, tuvo casi la misma intensidad -de VIII en la escala Mercalli Modificada- en las inmediaciones de la plaza Marcos Burgos de Las Heras. Y en un extenso sector de este departamento y de la Cuarta Sección de Capital la intensidad fue de VII, mientras en el resto del Gran Mendoza registró VI.
Analizar el suelo antes de urbanizar
La directora del Ceredetec, Graciela Maldonado, comentó que los estudios de riesgo sísmico deberían hacerse en todo territorio sobre el que se planea avanzar con la urbanización. Esto es, tanto hacia el pedemonte, donde se ubican varias fallas, como hacia el este y noreste del Gran Mendoza, donde las napas freáticas están altas.
Sin embargo, algunos gobernantes le otorgan poca importancia a la problemática. En 2013, el equipo de la UTN elaboró un proyecto para adquirir 16 acelerómetros con un crédito del BID -tienen un valor de 12 mil dólares- e instalarlos en el pedemonte de la provincia. Pese a que los fondos llegaron a Mendoza, no los recibió el Ceredetec.
Otra muestra de esto se dio en Guaymallén, cuando el intendente Alejandro Abraham, con el aval del Concejo Deliberante, optó por invertir en un auto para movilidad municipal en lugar de un instrumento de medición sísmica que estaba previsto colocar en el Mendoza Plaza Shopping.