Marina nació en Mendoza capital y aquí vivió hasta que decidió partir a Estados Unidos para hacer una maestría y trabajar. Durante su estadía allá, consiguió trabajo en el mismo sitio en el que hoy se desempeña como subdirectora.
En enero de 2012 empezó una investigación (a la que se está mencionando como la colaboración global más grande que se ha hecho) en la que trabajaron más de 90 profesionales de 47 países. El objetivo de la misma fue saber qué personajes públicos (políticos y empresarios, principalmente) tienen dinero en los llamados paraísos fiscales.
El arriesgado trabajo surgió cuando al actual director del ICIJ, Gerard Ryle, le llegó una misteriosa información vía mail. En ese momento era editor de un diario australiano, y "como resultado de una investigación que había hecho y de un libro que había publicado recibió en su correo un disco duro con información. Pasó meses sin saber de qué se trataba", recuerda Walker.
Y agrega: "Hasta que se dio cuenta que desde Australia no iba a poder hacerlo solo, ningún periódico le iba a dar los recursos, ni le iba a permitir hacer una investigación global de este tipo. Que tenía que buscar una forma para lograrlo".
En ese momento, se abrió en Estados Unidos el cargo para ser director del consorcio. Ryle obtuvo el puesto y allí comenzó este desafío que ahora repercute en todos los medios del mundo.
"Es una producción masiva. Los medios se han dado cuenta del enorme interés que despierta esta historia y van a seguir produciendo artículos. Quisimos mostrar la globalidad del proyecto, casi no hay país que no haya aparecido en nuestra investigación. Hemos hecho un trabajo bastante preciso al parecer, ya que hasta ahora no hemos recibido amenazas ni nada por el estilo y nos han pedido datos desde varios gobiernos. Se investigó a personas con muchísimo poder. Por eso es importante darse cuenta del poder que uno tiene como periodista, pero sin perder nunca la imparcialidad y siendo siempre justos", concluye a modo de reflexión la mendocina.