El 15 de agosto pasado era la fecha tope para que desde la AFA se enviaran las citaciones de los futbolistas a sus respectivos clubes europeos. Diecisiete días antes del reinicio de las eliminatorias sudamericanas, el nuevo cuerpo técnico tenía el compromiso de definir el listado de los convocados. En nuestro país, ésto se puede resolver a las apuradas y casi groseramente en apenas un puñado de días - por ejemplo, los Sub23 para Río 2016 - pero en los altos niveles del fútbol organizado por la FIFA se sabe que el poder más la influencia de las grandes entidades futbolísticas del viejo continente pesan más que las asociaciones o federaciones de nuestro continente. Mal que nos pese, aquí se propone y allá se dispone. Por caso, el Barça con respecto a sus estrellas Lionel Messi y Neymar: uno para la Copa América Centenario y el otro para los JJOO fue lo pactado con Argentina y Brasil, respectivamente.
Para Edgardo Bauza, el primer titular a ser designado para el duelo del próximo jueves, frente a Uruguay, en el Malvinas Argentinas, iba a ser Gonzalo Higuain. Así lo había dicho el entrenador: "Yo le voy a dar respaldo y confianza y él nos va a devolver goles y buenos partidos". Sin embargo, cuando el Patón definió a quiénes iban a estar en Mendoza y luego en Mérida (6/9 vs Venezuela), el Pipita quedó relegado. Era entendible, además, por un doble motivo: 1) Se había definido en esos días su traspaso a la Juventus en 90 millones de euros y encima hubo fotografías de la prensa italiana que mostraban al delantero con un ligero sobrepeso; 2) Aún queda latente la sensación de que el artillero altamente valorado en Europa- alrededor de 200 goles entre Real Madrid y Nápoli - se sigue sintiendo mortificado tras las críticas lapidarias por las definiciones erradas en las finales del Mundial Brasil 2014, de la Copa América Chile 2015 y de la Copa América Estados Unidos 2016.
A Higuain aún le dura el impacto de los juicios lapidarios tras sus goles perdidos en las finales. (Archivo)
Por más empatía en cancha con Leo Messi que tenga, era entendible y prudente que el goleador se tomara un tiempo de más para reducir el estrés y también para no recorrer el campo de juego percibiendo que en cualquier momento podía ser ridiculizado si es que volvía a fallar en una situación propicia para marcar. Lo expuso también Bauza: "No descarto llamarlo en la citación que viene". Quizás en la doble llave de las eliminatorias ante Perú y Paraguay, en octubre, ésto pueda concretarse. Mientras, también anidaba en el inconsciente colectivo argentino una percepción de propensión a la burla en la pasada cita continental en suelo estadounidense: el equipo ganaba y goleaba, pero Higuain no había convertido tantos y ese rumor matizado con ironía recién se desactivó con sus dos tantos en el 4-1 a Venezuela. En la final, tras la acción perdida en el mano a mano ante el arquero chileno Claudio Bravo, el surgido de River Plate se convirtió en poco menos que el enemigo del pueblo.
Bauza dio señales motu proprio al viajar hacia suelo europeo durante agosto para mantener sendas reuniones con Higuain y con Messi. Con relación a ésta, su modus operandi fue similar al que utilizó Diego Maradona en 2009 -por entonces técnico del seleccionado- cuando se encontró en Sevilla con quien venía de recibir su primer Balón de Oro. Cara a cara, sin intermediarios y a intercambiar ideas. "Le dije que en la Argentina hay 100 boludos, que hablan y critican, pero le conté que la gente lo quiere mucho, y si les seguía haciendo caso a los 100 boludos que lo critican y lo comparan, se iba a volver loco", le contó el actual conductor albiceleste a los periodistas Cristian Grosso y Ariel Ruya, de La Nación. Una medida exacta sucedió al haberse agotado las entradas a la venta por internet para el partido contra el líder de las eliminatorias. El solo rumor de que Leo iba a reveer su postura de renunciar a la Selección obró como un disparador para que el hincha quiera observar en persona al gran referente del fútbol argentino hacia el mundo en la última década.
Un cambio en los Cuatro Fantásticos: sin el Pipita, el reemplazante elegido es Lucas Pratto. (Archivo)
Si el flamante sucesor de Gerardo Martino - con quien ya conversó telefónicamente - sostiene su idea original, lo cierto es que en el ataque argentino se podrá observar el resultado de un experimento táctico: al trío Messi/Kun Agüero (x)/DiMaría se le asociará como descarga un atacante como Lucas Pratto, de desplazamientos largos y referencia de área en función de pivot. Luego de su consolidación definitiva en su paso por Vélez Sarsfield y hoy en el Atlético Mineiro, el nacido en las inferiores de Boca Juniors se presenta como un nueve de manual dentro del área y también como una variante de asociación de juego con las triangulaciones en corto y en largo que pudieran desembocar de los circuitos que suele armar el terceto creativo y de nivel premium con el que cuenta la Selección desde Sudáfrica 2010. Un escalonamiento diferente al que Leo acostumbraba a sentirse respaldado cuando encaraba porque sabía que Higuain le arrastraba marcas en sus diagonales hacia los vértices del área grande, por ejemplo.
Una vez, cuando dirigía a San Lorenzo, le preguntaron a Bauza qué actitud tomaba en el momento que su equipo pasaba al frente en el marcador. Lejos de una respuesta de tono protocolar, el DT respondió: "Tengo la obligación de ponerle un candado a la defensa". Es más, el rosarino llegó a Boedo tras la inesperada renuncia de su coterráneo Juan Antonio Pizzi después del título ganado en el Inicial 2013. Y se cargó una mochila de piedras a la espalda hasta llegar a la concreción del gran sueño de los sanlorencistas: la Copa Libertadores ganada en 2014. Hasta jugadores destacados en ofensiva como Ignacio Piatti, Ángel Correa y Tito Villalba presionaban la salida contraria corriendo al rival que pasara por su zona.
Ese mismo esquema modelo es el que planea el director técnico en el seleccionado. Compromiso colectivo a la búsqueda del equilibrio. Nada de salvadores en acciones individuales, sino que éstos lleguen a posiciones de definición gracias a que el movimiento de conjunto haya sido el que generó espacios para quedar frente al arco adversario. Igual en la zona defensiva: si el arquero está expuesto a un mano a mano es porque el escalonamiento previo del conjunto tuvo grietas en la concentración para los cierres.
No será una serie más la que se avecina rumbo a Rusia 2018. El golpe tras la derrota en los penales en Nueva Jersey le dio paso a una etapa signada por la angustia. Jorge Valdano suele decir que el fútbol argentino vive "una etapa de desamparo" y el efecto dominó tras los anuncios de renuncias masivas en la Selección provocó poco menos que un tsunami interno. El estadio mundialista mendocino será el testigo del reencuentro de esa asociación entre la Selección y la esperanza.
Bauza, quien anunció que se sentará a hablar con César Menotti y luego con Carlos Bilardo supo anticiparse a los hechos y dio un mensaje con su toma de decisiones: "A medida que vaya creciendo como equipo, la gente se va a ir enganchando. Pero hay que ganar un título". En la próxima Copa del Mundo se cumplirán 25 años del último gran logro. Un cuarto de siglo...que en realidad parece un siglo entero.
(x) Ausente por lesión frente a Uruguay y Venezuela.
