Los integrantes de la mesa chica del Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvieron ayer una reunión de urgencia para analizar el estado de situación en la Argentina y la relación futura con el país.
Según informaron voceros del organismo multilateral de crédito a este medio, el cónclave tuvo "carácter informal" y se desarrolló para que los integrantes del Directorio analicen la nueva "información sobre los recientes acontecimientos" en el país.
Sin embargo, los términos de las discusiones y las eventuales conclusiones que se alanzaron se mantuvieron bajo un total hermetismo. "No habrá más comunicación acerca de la reunión. Fue una reunión para informar sobre recientes desarrollos. Carácter informal", acotaron.
El silencio no hizo más que agravar las preocupaciones de quienes temen que el FMI no libere el próximo desembolso por U$S 5.400 millones.
Y mientras esas dudas toman fuerza, desde el Fondo solamente aclaran que aún no se resolvió la revisión técnica sobre las cuentas públicas para definir si se liberan los dólares tan necesitados para la Argentina.
Es que la cumbre de ayer se produjo ante la nueva debacle financiera que se destacó en el país tras la decisión del Gobierno de Mauricio Macri de "reperfilar" los vencimientos de la deuda y de iniciar una nueva negociación para modificar el esquema con el que el se devolverán los 56.300 millones de dólares prestados por el FMI.
Adicionalmente, el aspirante presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, quien en las primarias se convirtió en el favorito para suceder a Macri, endureció ayer su discurso contra el Fondo, volvió a responsabilizarlos por la crisis y adelantó que, si se impone en las elecciones generales, gobernará sin pedirle permiso al organismo multilateral de crédito.
"La Argentina está en un default virtual", sentenció Fernández durante una entrevista con el prestigioso periódico norteamericano The Wall Street Journal. Fue un mensaje directo para los inversores de los mercados de referencia que siguen con absoluto desconcierto la fugaz sucesión de acontecimientos políticos y económicos que pusieron al país de rodillas.
El aspirante presidencial del Frente de Todos aseguró que "ahora, no hay nadie que acepte la deuda argentina, ni nadie que pueda pagarla".
Ratificó así el duro diagnóstico que comenzó a esgrimir en la campaña hacia las elecciones primarias pero, en el nuevo escenario, sus palabras adquirieron una mayor dimensión por el estado de ebullición que sacude a los activos argentinos.
El aspirante presidencial del peronismo kirchnerista aprovechó además para poner en relieve la responsabilidad del Fondo: "Lo que quiero que entiendan en el FMI es que son culpables de esta situación".
Y fue más allá al denunciar que "fue un acto de complicidad con la administración Macri" porque el megacrédito por 56.300 millones de dólares que el organismo internacional de crédito le entregó al Gobierno nacional "fue la campaña de reelección más cara de la humanidad". "Le dieron dinero a un gastador compulsivo", sentenció.
"Quienes han generado esta crisis, el Gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina", dijo, luego de denunciar que no se cumplió con el programa firmado y que los dólares prestados se utilizaron para "financiar la salida de capitales".
Y por ello, ayer advirtió: "Para revertir este ciclo, debe lanzar un plan para impulsar el consumo, y no le pediré permiso al FMI". / Leandro Boyer