“Debemos crecer antes que pagar la deuda” dice y repite Cristina. Y no es verdad; lo dice para impactar al pueblo y ser su “defensora” porque sabe que no podemos crecer mientras este gobierno y todos los anteriores durante 70 años, no han lo que se debe hacer y nunca han hecho.
Para crecer se debe ajustar al Estado, ese monstruo que todos los gobiernos lo tornan cada vez más grande porque es la fuente de todos sus recursos demagógicos y, para los Kirchner, el origen de su enorme riqueza. Se puede crecer de inmediato y planificar el pago de deuda. Sin ajuste estatal no se puede crecer ni pagar la deuda. Cristina lo omite adrede.
El 40% de las empresas del país declaran que no pueden crecer porque casi todos sus recursos son destinados al pago de impuestos y el otro 60% tiene grandes dificultades para cumplir su objeto industrial o comercial. Y los Fernández han implementado un impuestazo terrible, invocando una solidaridad obligatoria absurda para contribuyentes que no resisten más. El ajuste y la solidaridad lo hacen sólo los privados porque los funcionarios públicos, legisladores, jueces, receptores de planes sociales y subsidiados, carecen de ajustes. Diez millones de habitantes mantienen a un Estado fofo y a los 33 millones restantes. Es absurdo pensar en crecer en estas condiciones.
Frente a ello y ante el gasto público exorbitante, sólo hay una solución: bajarlo notablemente, disminuir la presión impositiva y permitir que quienes producen no sean castigados con impuestos; inviertan, crezcan, disminuya el déficit fiscal y existan excedentes para pagar deuda. Los inversores extranjeros, ante un Estado que crece y reduce impuestos, sí invierten sus dólares y estos son comprados por el Banco Central aumentando sus reservas.
Como si esto fuera un misterio, los populistas demagogos y los ignorantes como Macri, optan por alguno de estos sistemas: emiten para reducir el déficit fiscal con lo que generan inflación; emiten para aumentar el consumo y, de ese modo, producen más inflación; o toman deuda para financiar fugas de divisas y con inflación licúan sus pasivos. En cualesquiera de estos sistemas, emisión, inflación, deuda, y licuación de pasivos, destruyen un poco más al país.
Precios máximos, precios congelados, precios cuidados, congelamiento de tarifas, aumentos de jubilaciones con el retorno a las jubilaciones sin aportes, aumentos de las asignaciones universales, etc, todos sistemas fracasados que han vuelto o están volviendo.
Guzmán dice que no puede haber plan económico sin arreglo de la deuda. Sobre la quita, el FMI ya advirtió que no la admitirá. No pueden exhibir el plan económico porque no lo tienen. No saben cómo arreglar la deuda, salir de la recesión, hacer crecer al país, aumentar los ingresos, bajar el enorme déficit fiscal, bajar la inflación a un dígito, aumentar las inversiones externas e internas y aumentar el consumo, sin ajustar al Estado y sin bajar el monto de los impuestos y la presión impositiva. Típico paquete populista y demagógico.
Complican más el panorama las graves luchas internas del gobierno. Los roces de Cristina y Alberto son ya notorios. Cristina y La Cámpora obligan a Alberto en forma ostensible a kirchnerizar al gobierno. Y esta lucha quiere ganarla la señora porque su deseo de volver con todo está siempre presente. A Alberto ya lo compró antes de las PASO y logró ganar una elección que no le era favorable. Dije que había habido una venta del alma al diablo y ahora Satanás está tratando de cobrarla.
Mientras Cristina no cumpla con todos sus deseos no cesará su lucha porque reconquistó el poder pero no el gobierno. Si Alberto cede o es derrotado, ella asumirá con toda la fuerza que le otorga el 35%. Y entonces sí, el peronismo no kirchnerista caerá en la cuenta de la manipulación, pero será tarde.
Ya en el gobierno con su poder intentará nuevamente “ir por todo”, lo que no pudo en su segundo mandato.
Cristina está logrando plenamente su propósito. Dije que su permanencia en la Vicepresidencia lo era para lograr impunidad total eludiendo a la Justicia. Y así es. Paulatinamente los jueces militantes o débiles y quizá corruptos de Comodoro Py, van declarando la nulidad de las prisiones preventivas y de los procesamientos, de modo que hoy increíblemente a Cristina ya le quedan muy pocos procesos. Y con seguridad, pronto no le quedará ninguno. Por supuesto la enfermedad de Florencia y los fueros de Máximo permitirán que también ellos sean desprocesados. Mucho aportó Pichetto con su doctrina errónea de que la señora no podía ser encarcelada porque la preventiva es una prisión anticipada. Entonces se dará lo que muchos de nosotros creemos desde hace mucho tiempo: la dinastía hereditaria, Kirchner, Cristina y quizá en 2023, Máximo. Así se está preparando. Y también la excarcelación de todos los procesados detenidos por ser “presos políticos”.
Un hecho reciente de obsecuencia servil es el proyecto de ley de cinco senadoras kirchneristas que propician sancionar a los medios que, ante procesos por corrupción, influencien en la opinión pública para lograr condenas.
Es lamentable comprobar que con el retorno al populismo y la demagogia ha vuelto también la degradación institucional y de la democracia.
Es deshonroso e indigno que tengamos una vicepresidente multiprocesada por hechos de corrupción y comprobar que se pretende silenciar a la prensa libre. Personalmente no me sorprende.
¿Qué dirá el 52% que no los votó y la comunidad internacional?
¡Que seguimos siendo un país de décima!