La Unidad de Información Financiera (UIF) retuvo durante cinco años la documentación sobre multimillonarios reportes de operaciones sospechosas (ROS) de Lázaro Báez. Se trata de movimientos bancarios realizados entre 2008 y 2010 a través del Banco Finansur quien los reportó a la UIF para su investigación por considerar que no estaba justificado el origen del dinero.
A pesar de contar con esa sensible información desde 2008, el organismo que dirige José Sbatella, recién envió esos reportes a la justicia a principios de diciembre.
Bajo los números de ROS 4.176, 31.646 y su complemento 31.793, el Finansur escribió que había una cuenta de Invernes, una financiera clave en el entramado de sociedades de Báez, que recibía suntuosos ingresos en efectivo que salían rápidamente retirados a través de cheques.
Estos movimientos sospechados, a los que accedió este diario, se dividieron en varias tandas: la primera, por un monto de 54.591.000 pesos, fue reportada entre el 1 de enero de 2008 y noviembre del mismo año. La segunda abarcó hasta julio de 2011 y alcanzó operaciones cuestionadas por $ 125 millones más.
En este último caso, el banco envió a la UIF documentos sobre los negocios cruzados entre Austral Construcciones -la empresa madre del grupo Báez-, Gotti -la constructora que absorbió Austral- y la financiera Invernes.
El reporte informa que entre los comprobantes presentados para justificar operaciones había facturas de ingresos por obra pública que ni siquiera especificaban de qué obra se trataba.
Década ganada
Báez, se sabe, se hizo rico gracias a que se convirtió en el beneficiario de casi toda la obra pública de Santa Cruz. Lo hizo en apenas diez años, los mismos que tiene el kirchnerismo en el poder.
Desde la apertura de la investigación judicial sobre lavado de dinero contra Báez, en abril pasado, la UIF está bajo sospecha por retener información financiera sensible del empresario. Por esa razón, el fiscal Carlos Stornelli abrió una investigación preliminar y varias denuncias ingresaron a Tribunales.
De hecho, en el origen de la causa penal que llevan adelante el juez Sebastián Casanello y el fiscal Guillermo Marijuán, la UIF sólo remitió reportes vinculados a Leonardo Fariña y Federico Elaskar, los dos financistas imputados en la causa. Pero no enviaron nada sobre Lázaro.
La operatoria de los ROS es exhaustiva: en el caso de Báez, la primera tanda de reportes, emitidos por el Finansur en 2008, contiene 553 páginas con los movimientos de la cuenta y su origen injustificado.
Esta carpeta con documentación sensible llegó a la UIF el 11 de noviembre de ese año y decía en su página 4 que en la cuenta corriente de Invernes había en 2006 depósitos en efectivo por apenas mil pesos, en 2007 habían escalado a casi 9 millones, y al año siguiente ya eran 11.770.000. En ese momento entraron también por transferencia bancaria 42 millones de Gotti.
La operación queda bajo sospecha de lavado de dinero porque no presentaban documentación respaldatoria de su origen a pesar de que el banco se los había solicitado. Entonces, como medida preventiva le cierra la cuenta a Invernes pero el banco sigue operando con Austral Construcciones.
El protocolo de la UIF exige que la información que se recibe de los bancos sea investigada y luego, en caso de serias sospechas de lavado, debe ser enviada a la justicia. Las 553 páginas redactadas por el Finansur estuvieron cinco años en un escritorio de la UIF.
Recién ahora, y luego de ocho meses de abierta la causa penal, Sbatella consideró que era momento de informar al juez Casanello que Báez tenía a su nombre movimientos sospechosos por 180 millones de pesos.
Retienen informes sobre operaciones sospechosas de Báez
Después de cinco años de demora, la Unidad Antilavado envió recién ahora datos de movimientos pedidos por el juez. Detalles.
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