Los restos de cuatro caciques mapuches-tehuelches que integraban la colección del Museo de La Plata, fueron restituidos ayer a sus comunidades residentes en las localidades bonaerenses de Trenque Lauquen y Tapalqué.
Se trata de los cráneos del cacique Gherenal, quien fue asesinado en la Campaña del Desierto por el sargento Monteagudo en 1879; del machí “Indio Brujo”; de gran lonko Gervasio Chipitruz y del cona (guerrero) Manuel Guerra.
“Es un momento muy fuerte y muy importante para comunidades Mapuche-Tehuelche de Buenos Aires, quienes producto de sus largas luchas de resistencia, lograron esta restitución histórica” dijo el antropólogo especialista en restituciones, Fernando Pepe.
El investigador e integrante de Guías (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) informó que esta ceremonia contó con la presencia del las cuatro comunidades de Buenos Aires, quienes lograron esta restitución histórica: el “lonco” Luis Pincén, de San Miguel; Víctor Hugo Catriel, de Olavarría; Isabel Araujo -representó al "lonco" (jefe) Lorenzo Pincén de Trenque Lauquen y la comunidad Mapuche-Tehuelche Callvu-Shotel, de La Plata.
El antropólogo especialista en restituciones relató que “los restos llegaron al museo por una donación de Estanislao Zeballos tras saquear sus tumbas, algo que estaba mal visto en esa época, no sólo por las comunidades originarias, obviamente, sino por la Iglesia Católica”.
La ceremonia estuvo a cargo de la directora del Museo, Silvia Ametrano, quien tras los rituales procedió a realizar el acto de entrega de las urnas que contenían los restos a los representantes del pueblo mapuche-tehuelche, para trasladarlos a su tierra y así cerrar, definitivamente, el ciclo de sus vidas.
Pepe dijo que “aún quedan en el Museo de La Plata restos óseos de 10.000 personas, entre ellos 6.000 cráneos”, y que “se trabaja para su restitución”.
Por su parte, Ametrano reconoció: “en estos momentos se mezcla lo personal con lo institucional. La ceremonia ha sido muy sentida, da cuenta de lo que está ocurriendo y eso nos hace sentir muy bien tanto en la faceta institucional como personal.
El hecho de compartir los rituales y que nos permitan participar de ellos habla de la posibilidad de construir una sociedad pluricultural”, aseguró Armentano.
En tanto, el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Santiago Cantón, valoró el trabajo de la Universidad Nacional de La Plata y de los profesionales del Museo de Ciencias Naturales: “es un paso muy importante, aun quedan muchos restos humanos en estudio que deben de respetarse, en ello la provincia de Buenos Aires tiene un fuerte compromiso”.
El machi "Indio Brujo" era cuñado de "Baigorrita", que respondía al cacique Mariano Rosas -nieto del cacique Yanquetruz-, Chiquitruz y Manuel Guerra eran caciques de la zona oeste de la ciudad de Azul, que supieron vivir en armonía con los criollos e incluso su caballería recibía paga y raciones del gobierno nacional, hasta que en la mal llamada Campaña del Desierto fueron tomados prisioneros y en el caso de Gherenal, asesinado.
Mapuches y representantes de otros pueblos originarios acompañaron, con cantos y rituales originarios la restitución de los cuatro cuerpos a su comunidad.
Los cuatro caciques llegaron al museo como parte de la colección de 300 cráneos donados al entonces director Francisco Pascasio Moreno por el jurista y escritor Estanislao Zeballos, quien los había obtenido tras profanar sus tumbas entre 1870 y 1880.
El antropólogo Fernando Pepe, explicó que en las dos primeras restituciones, en 1994 y en 2001, el museo fue obligado por leyes nacionales específicas a restituirlos ya que se negaban a atender los reclamos.
"Hasta ahora logramos cuatro restituciones en los últimos 6 años y estamos trabajando para que el año que viene se restituya al gran tokí Calfucura; a tres hombres wichís asesinados en el norte argentino; al tehuelche Sam Slick, asesinado por personal que contrató el mismísimo perito Francisco Moreno, según sus propias declaraciones, y al joven yagan Maish Kensis, que murió a los 22 años prisionero en el mismo Museo de La Plata y estuvo en una vitrina hasta que el el 2006 logramos su retiro de exhibición. Todos volvieron a sus comunidades y fueron enterrados en sus territorios ancestrales según sus cosmovisiones originarias", remarcó.
Hace unos días, el lonko Lorenzo Pincén, expresó: “para nosotros este acto es una repatriación de nuestros peñi (hermanos) ya que el Estado argentino invadió nuestro territorio y llevó los cráneos de nuestros ancestros como trofeos de guerra”.
Más adelante, expresó: “ojalá estas repatriaciones sirvan de ejemplo para que nunca más un cuerpo humano sea un trofeo de guerra, remarcó. Y explicó: “el jefe de la división de Arqueología del Museo, Alberto Rex González, nos avisó que allí estaban nuestros ancestros y junto al Colectivo GUIAS, un grupo de antropólogos jóvenes discípulos de Rex, pudimos llegar a esta repatriación”.
Pincén también comentó: “hasta que tengamos terminado el panteón, los restos quedarán en custodia del Museo Histórico de Trenque Lauquen”.
El panteón “tendrá la forma de la Cruz del Sur, seguirá una ecuación matemática que baja de la Cruz del Sur, y está acorde con la simbología del dibujo que tiene el poncho de los Pincén".
Respecto a los colores utilizados, expresó que “será de color negro, blanco, rojo, amarillo y azul; negro por la raza negra, blanco por la raza europea, amarillo por la raza asiática y rojo por la raza americana”.
Respecto del azul, dijo que está utilizado “en recuerdo del gran cacique mapuche Calfulcurá, nombre que significa piedra azul”.
Isabel Araujo, integrante de la comunidad mapuche explicó que realizaron una ceremonia espiritual de fuego consistente en hacer en la tierra una melipal o cruz del sur.
"La marcamos con harina blanca de trigo y con harina de maíz hicimos los rayos de sol. En el medio, un fuego, para hacer una ahumada y sacar la mala energía que pudieran tener las personas presentes y propiciar el equilibrio”, detalló.