Restablecen servicios pero sigue el temor a más sismos en Chile

Tras el terremoto de 8,2° del martes, que causó 6 muertos y daños en 2.600 casas, vuelve de a poco la luz, el agua y el abastecimiento de combustible.

Restablecen servicios pero sigue el temor a más sismos en Chile

Chile restablecía gradualmente ayer los servicios de agua, abastecimiento de combustible, electricidad y otros servicios esenciales en la zona de Iquique, tres días después de que un terremoto de magnitud 8,2 y cientos de réplicas sacudieron la región norte del país. Sin embargo, los más pobres seguían sufriendo lo peor del desastre.

El Gobierno emitió una alerta sanitaria de tres meses para las regiones afectadas. La medida garantiza a funcionarios más recursos para evitar la propagación de enfermedades infecciosas al afrontar la basura, agua contaminada y pescados podridos en ciudades portuarias.

"No va a haber ningún problema de abastecimiento de combustible en ninguna de las regiones afectadas por el terremoto y se está restableciendo el servicio de agua potable. Ha alcanzado un puntaje relativamente alto, pero todavía nos resta por avanzar para que todas las ciudades puedan contar con estos servicios", dijo el vocero presidencial Álvaro Elizalde en la capital, Santiago, después de que la presidenta Bachelet y su gabinete se reunieron para discutir la emergencia.

Aún falta por recuperar los servicios de agua, electricidad y otros básicos en Alto Hospicio, una zona pobre en los cerros sobre Iquique que fue una de las más afectadas por el movimiento tectónico, el que mató seis personas. Aproximadamente 2.600 casas resultaron dañadas allí y la carretera principal que la conecta con Iquique se encuentra bloqueada por escombros luego de aludes masivos.

"Con el sismo de ayer (por la réplica de anteayer) se cayeron más ladrillos y quedé con mi vecina mirando para el otro lado. Se ve y la otra pared tiene grietas gruesas por fuera", comentó Aide Reyes, de 60 años, quien ha estado durmiendo en una carpa en un campamento improvisado en las afueras de Alto Hospicio con sus hijos y su nieto de un mes. Le falta pagar 9 cuotas de su departamento, de 20.000 pesos, porque fueron rebajados en el anterior gobierno de Bachelet. Antes pagaba poco más de 100.000 pesos.

Sus vecinos compartieron con ella cazuelas para cocinar y la poca comida que tenían. "No tenemos agua desde el primer terremoto; no tenemos luz, estamos comprando el pan en el negocio de enfrente a 3.000 pesos (el triple de lo que costaba antes del sismo), un bidón de agua cuesta 7.000. Hemos estado aportando para poder comprar y preparar por grupos", afirmó Reyes. "No hay pan, hemos estado comprando harina para hacer sopaipillas".

En Iquique, una ciudad portuaria de aproximadamente 200.000 habitantes, pescadores a escala pequeña continuaban recuperando lo poco que quedó de las embarcaciones dañadas por el oleaje ocasionado por el sismo.

Soldados vigilaban supermercados y estaciones de servicio para prevenir robos, mientras mucha gente continuaba formada el viernes para conseguir nafta, agua y comida. La ciudad permanece en paz y no se han reportado daños mayores o pérdidas humanas por las continuas réplicas que han sacudido a los chilenos en el norte de la nación. Las escuelas siguen cerradas y los hospitales sólo están atendiendo emergencias. Cerca de una decena de bebés han nacido en campamentos improvisados atendidos por médicos y parteras desde el terremoto mayor.

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