Pasó Gimnasia. Pasó la Copa Vendimia y los festejos en el Gambarte.
Todo fue color de rosas para el Tomba, aunque lo más positivo tiene que ver con la aparición de los pibes nacidos en la cantera.
El duelo ante el Lobo le sirvió al entrenador para sacar conclusiones de cara al futuro Y estas son alentadoras pensando en el buen rendimiento futbolístico de algunos de los juveniles.
¿Nombres? Ninguno desentonó en ambos partidos, pero hay dos que sobresalieron del resto: Ángel González y Emanuel García.
Los volantes se acomodaron rápido a un elenco con muchos suplentes, y terminaron siendo figuras. El primero jugó como lateral volante y como mediocampista definido por la derecha. Mostró un gran despliegue y se desdobló con criterio para marcar y ser opción viable en ofensiva.
Ángel está con confianza y sabe que puede ganarse un lugar entre los once titulares. Su presencia le da variantes al DT en el momento de buscar alternativas para la banda.
Emanuel, por su parte, jugó como un “veterano” en la zona central de la mitad de la cancha. Se paró con personalidad y encajó a la perfección en el dispositivo táctico. Se acomoda bien al doble cinco y tiene la característica de recuperar y distribuir balones.
Ante la falta de un refuerzo en el medio, tiene la gran chances de pelear por estar desde el arranque en el conjunto principal.
Uno que pide pista brindando aire fresco, pero que aún le falta rodaje entre los grandes, es Luis De Faría, enganche talentoso de buen pie. Es la carta a la que apuestan para lo que viene.
Con la continuidad de Daniel Oldrá, también empezaron a tener más acción Ezequiel Bonacorzo, Mauro Visaguirre y Fernando Brico. Además se sumaron al plantel profesional Lucas Rodríguez y Federico Illanes.
En un elenco corto donde no sobran los referentes, los chicos viene marchando a paso firme.
Y le cubren muy bien las espaldas al DT.