Pronostico que en 100 años las computadoras serán dos veces más potentes, 10 mil veces más grandes y tan costosas que solo los cinco reyes más ricos de Europa las tendrán", dijo el profesor Frink en un flashback de los años '70 en "Los Simpson".
Toda una divertida paradoja de los cambios desatados a partir de la aparición del microprocesador, porque quién iba a suponer que las gigantes máquinas con válvulas de vacío reducirían su tamaño a la palma de una mano. Y aunque los smartphones y las tablets se esfuercen por ser los estandartes del futuro, la PC se resiste a desaparecer y se reinventa lo suficiente para seguir dando pelea.
Nadie puede negar que es más práctico llevarse la tablet a la cama para ver una serie o chusmear en Twitter de qué habla el mundo desde la ligera pantalla del celular. Sin embargo, ninguno de estos dispositivos, tan adoptados para resolver situaciones cotidianas, resulta lo suficientemente cómodo y útil para escribir 10.000 caracteres diarios o preparar una extensa hoja de cálculo con los dividendos de un emprendimiento, por nombrar funciones básicas.
Es decir que tanto el smartphone como la tablet lograron imponerse como la herramienta preferida para el consumo y supieron captar la atención de una generación que decide cuándo y dónde hacer lo que quiera. Aunque, claro, todo lo que figura en esas pantallas se programó anteriormente en una computadora, ¿correcto?
Steve Jobs había presentado el primer iPad en 2010, apenas tres años después de revolucionar el mercado de la telefonía móvil con el iPhone. La mente detrás de Apple describió a su nuevo chiche como un dispositivo "mágico y revolucionario". Pesaba 700 gramos, la memoria de hasta 64 GB era más que suficiente para el usuario promedio y su procesador corría bastante rápido para cubrir un rango de funciones más cercano a la PC que a un teléfono. Alucinante por doquier.
Ante las posteriores réplicas de varias empresas, algunos ansiosos anticiparon el acta de defunción de las notebooks y computadoras de escritorio. Pero otros, en cambio, prefirieron ser más cautos.
En paralelo, las empresas desarrolladoras de las computadoras comenzaron a adaptar sus modelos a los tiempos que corren, algunos con más éxito que otros. Hasta Windows renovó el estilo de su sistema operativo a tono con los móviles. En fin, los equipos no sólo mutaron en tamaño, sino también en una optimización de las funcionalidades.
En poco tiempo, ultrabooks, híbridos, convertibles y "dos en uno" coparon las tiendas, a la par de las ya establecidas notebooks y las inoxidables de escritorio (que se regeneran en el mundo gamer). Uno de los equipos más recientes en lo rupturista es la Lenovo Yoga Book C930, que goza de doble pantalla (una es de tinta electrónica) y carece del clásico teclado físico. Otra que ha ganado su lugar es la línea Surface de Microsoft, que tiene entre sus destacadas una potente "dos en uno" Surface Book 2 -con un delicado diseño bisagra- y tablets convertibles como la Surface Go y la Surface Pro.
Las cifras parecen estar del lado de las computadoras. Después de seis años en baja, en el segundo trimestre de este año aumentaron 1,4% las ventas de las computadoras a nivel mundial, lo que se traduce en un total de 62,1 millones de unidades vendidas en ese período, según un reporte de la consultora estadounidense Gartner.
Uno de los factores de la meseta de los últimos tiempos apunta a ciclos de renovación más prolongados. En resumidas palabras, cambiar la computadora dejó de ser prioridad, al contrario de lo que pasa con el universo de los móviles, en el que Apple saca un "nuevo" equipo cada año o Samsung le extiende las pulgadas de las pantallas de su línea Galaxy S.
Si bien la desaceleración continúa y cada año se venden menos computadoras, las tablets, que todavía ni llegaron a una década en el mercado, atraviesan una caída más pronunciada. En el segundo trimestre de 2018, la baja de ventas interanual fue del 13,5%. Los analistas advierten que su fascinación parece haber quedado limitada a un nicho de consumidores y también a los pequeños, que las utilizan para juegos y videos.
Es cierto que los smartphones cada vez son más potentes e imprescindibles, así como que las tablets resultan bastante prácticas y eficientes para ciertos hábitos de entretenimiento. Pero ninguna logra bajar a la PC. ¿Sus ventas seguirán estancadas? Posiblemente, aunque moverán lo suficiente para callar a los que la mataron una y otra vez sin éxito alguno.
