Los novios de Filadelfia Natalie Suresch y Joe Felicetti habían escogido el 26 de setiembre para su boda y empezaron a hacer planes. Reservaron para la fiesta el edificio de una antigua fábrica en un barrio histórico, contrataron un DJ y Suresch compró su vestido.
Entonces el papa Francisco anunció que visitaría la ciudad... ese mismo día, lo que los obligó a aplazar sus planes. “No pudimos competir con el Papa”, dijo la novia.
La historia de la Suresch y Felicetti tiene una moraleja para cualquiera que está planeando hacer algo en Filadelfia durante la última semana de setiembre, cuando el Pontífice prevé realizar su primera visita a Estados Unidos. Los organizadores dicen que 1,5 millón de personas viajarán a la ciudad para ver a Francisco como parte del Encuentro Mundial de Familias.
Suresch y Felicetti se enteraron cuando la hermana de él los llamó para decir que esperaba asistir a la boda de su hermano menor y de paso ver al Santo Padre.
Al principio, la pareja estaba preocupada, pero no asustada. Empezaron a buscar hoteles para sus invitados. No había nada en 15 kilómetros a la redonda. Ni siquiera en 75 kilómetros.
“Tuve un momento de pánico, 20 minutos de llanto histérico. Le gritaba a Joe sin ningún motivo”, dijo Suresch, de 35 años, gerente de una mueblería. “Él estaba paralizado, como un ciervo ante los faros de un coche”.
“Llamé a la mujer de la sala un domingo a las 9 de la noche para cambiar la fecha y para que ella dejara de llorar”, dijo Felicetti, arquitecto de 41 años. La nueva fecha es el 9 de octubre.
Funcionarios de turismo y hotelería dicen que nunca han visto cosa parecida al impacto de la visita papal.
Para ilustrar la situación, Ferguson dijo que había que imaginar un fin de semana con varios eventos simultáneos: una convención de 30.000 personas, conciertos de Beyonce y Jay-Z y finales de campeonato con los equipos locales de fútbol americano, béisbol, hockey, la NBA y fútbol.