Fue pensada como una jornada festiva de fin año. Un brindis, el balance de lo realizado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en 2012 y la presentación de los “Lineamientos del plan estratégico 2012-2015”. Pero el lugar elegido -el Espacio de la Memoria que funciona en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)- y la comida servida -hamburguesas y choripanes que se cocinaron a la parrilla en el mismo lugar- dispararon el repudio entre algunos organismos de derechos humanos, gremios estatales y políticos de todo el arco opositor que reclamaron ayer la renuncia del ministro Julio Alak y del secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda.
Otras voces, más cercanas al oficialismo, salieron a respaldar la actividad y a los funcionarios, dejando al descubierto una interna que atraviesa al ministerio y los organismos de derechos humanos.
“Repudiamos, llenos de indignación e indescriptible dolor, el asado-brindis para despedir el año que Julio César Alak realizara el 27 de diciembre de 2012 a las 12 en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio ex ESMA” porque “constituye un ultraje a la memoria de los más de cinco mil compañeros y compañeras desaparecidos allí y una ignominiosa afrenta a los familiares”, hizo punta la organización Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, que pidió a Alak “una explicación y una disculpa” y “el compromiso de no volver a utilizar un sitio de memoria colectiva como un espacio para actividades festivas”.
La Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos se sumó al repudio y pidió directamente la renuncia de Alak y de Fresneda.
“Es absolutamente molesto y horripilante lo que hicieron en la ESMA. Llegaron a este punto en el que la falta de respeto es absoluta”, expresó Carlos Gregorio Lordkipanidse, sobreviviente de la ESMA, quien recordó que los torturadores tenían dos maneras de deshacerse de los cuerpos de su víctimas: los “traslados” en los que eran arrojados desde aviones al Río de la Plata o las cremaciones en el mismo predio de la ESMA a las que denominaban “asados”. La ceremonia festiva de fin de año evocó, para muchos, aquellos fantasmas.
“No me extraña de Alak y me da asco que se pueda hacer un asado ahí. Hay que pedirle la renuncia”, alzó su voz la diputada del FAP Victoria de Donda, que nació en la ESMA mientras su madre (aún desaparecida) estuvo detenida en ese centro clandestino. Se sumaron al repudio otros dirigentes del FAP como Margarita Stolbizer; radicales como Ernesto Sanz, Manuel Garrido y Mario Negri; Julián Obligio (Pro); Patricia Bullrich (Unión por Todos) y Vilma Ripoll (MST). También la delegación de ATE en el Ministerio de Justicia y la CTA Capital.
La realización del acto de fin de año en la ex ESMA ya había generado la reacción de la rama de ATE que responde a Pablo Micheli, que había denunciado que muchos trabajadores fueron presionados para asistir al evento y hasta se contrataron colectivos para los traslados (ver aparte).
El debate por los usos de la ex ESMA atrapa desde hace tiempo a los organismos de derechos humanos. En el ente público que se creó para su administración participan los gobiernos de la Nación y la Ciudad, pero en los hechos, el kirchnerismo y sus organizaciones cercanas acaparan su utilización para usos diversos que incluyen festivales musicales, clases de cocina a cargo de Hebe de Bonafini y plenarios de La Cámpora.
Ayer, dirigentes de Hijos y la líder de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, defendieron a Alak y Fresneda y la celebración de fin de año en la ex ESMA. Lo mismo hizo la Secretaría de Derechos Humanos mediante un comunicado en el que acusó a los “medios hegemónicos” de “distorsionar la realidad y producir una operación mediática para desgastar la imagen de los funcionarios”.