El próximo martes 9 de diciembre, el gobernador Francisco Pérez cumplirá tres años al frente de la provincia y comenzará a desandar el último cuarto de su gestión, seguramente tratando de dejar la mejor impresión posible, sobre todo cuando se tiene en cuenta que para los ojos opositores, su gestión lejos está de alcanzar halagos y, por el contrario, florecen las críticas desde distintos ángulos.
Es que para las fuerzas que no tienen la responsabilidad de gobernar, Pérez ha cometido no pocos errores en su tarea en estos tres años, ya sea por aquella decisión inicial de depender fuertemente de la Nación, en lo político, lo financiero y lo económico; por su carácter temperamental, que en más de una ocasión lo ha llevado a persistir más en las discusiones que en la promoción de acuerdos; o por los “desaciertos” que han llevado a un balance “negativo” de su tarea.
Si bien desde el oficialismo le destacan el ímpetu, sobre todo al inicio, cuando postulaba un gobierno ambicioso, con intentos de “fuertes transformaciones”, la opinión opositora generalizada es que muchas de las promesas quedaron sólo en eso y ni siquiera los cambios profundos políticos pregonados se mantuvieron, dejando más ítems en el debe que en el haber de estos tres años.
Sin consensos
Uno de los conceptos recurrentes en las críticas a Pérez es la "falta de diálogo" del mandatario. "Cuando asumió teníamos la expectativa de que no fuera como (el ex gobernador, Celso) Jaque y apuntara al diálogo; sin embargo eso no sucedió", indicó el senador radical Armando Camerucci, quien le cuestionó "no haber sabido buscar consensos en temas centrales", como el Presupuesto, el endeudamiento o la reforma constitucional. "Incluso, hasta con el tema minero no supo entrelazar gestos", añadió.
Desde el Partido Demócrata, su presidente, Richard Battagión, coincidió con ese concepto, aunque le agregó “falta de liderazgo” al accionar gubernamental. “La provincia tiene incapacidad para reaccionar ante la crisis”, señaló, y pidió “liderazgo en el diseño de políticas de Estado, para salir al cruce a los problemas”.
En sentido parecido se expresó el massista Daniel Cassia, para quien “hace falta coraje” para lograr avances, sobre todo cuando hay tan alta dependencia de la Nación.
Así, ejemplificó con el caso de José Luis Gioja en San Juan, “que se atrevió a imponer la minería más allá de la relación con Cristina”; o Jorge Sapag de Neuquén, “que impuso su discurso sobre el petróleo sin alejarse de su relación con los Kirchner”; o los siempre aludidos hermanos Rodríguez Saá y sus obras en San Luis.
Precisamente la dependencia de la Nación es otra crítica resaltada por los opositores. “Los dos primeros años hubo demasiada obsecuencia con el Gobierno nacional, lo que perjudicó a Mendoza”, dijo el senador macrista Gustavo Cairo, quien objetó la “impronta K” en aspectos como educación, seguridad o “la actitud garantista en la Justicia”.
Con índices negativos
"Mendoza está estancada", coincidieron los opositores sobre la crítica situación actual de la provincia y si bien no siempre se le echa la culpa a Pérez -de hecho Cassia resaltó que el estancamiento data de "por lo menos 10 años"- sí le endilgan parte de la responsabilidad, atendiendo a alguno de los motivos mencionados, es decir, tozudez, dependencia nacional o errores.
“Hoy tenemos una provincia con índices negativos. Ni en servicios públicos, ni en la economía real ni en lo social hay un índice que indique que Mendoza haya usufructuado el crecimiento del país de los últimos años”, dijo Camerucci.
En realidad, las falencias son encaradas desde varios puntos de vista. Sin dudas, la subejecución de obra pública, que entre 2012 y 2014 ha promediado entre 40% y 50% de lo presupuestado, según datos oficiales, constituye la mayor crítica.
“La obra pública es exigua, pero además es eterna”, señaló Cassia, en atención a las pocas tareas de infraestructura y a las demoras en su terminación. “Siempre dependemos de los vaivenes nacionales”, volvió a criticar, aludiendo a grandes emprendimientos como el prometido dique Los Blancos, el paso internacional El Pehuenche o las pendientes obras hidroeléctricas.
“No hay acciones fuertes para resolver el problema del agua. Tampoco en vitivinicultura”, resaltó Battagión, algo también cuestionado por otros referentes, usando ejemplos como “el precio del vino, que está por el suelo”.
Las críticas también apuntaron a la política en Salud. “Cuando asumió, Pérez reconoció las falencias de Jaque en ese sector, pero, a pesar de su compromiso, con fondos incluidos, todavía no avanza en el Seguro Provincial de Salud”, advirtió Camerucci.
En Educación “la mayoría de las medidas son de retroceso”, dijo Cairo, que hasta cuestionó la nueva parrilla curricular propuesta, “que no apuesta a la escuela que se necesita”.
Los reclamos de la izquierda fueron más cruentos aún. “Pérez no ha resuelto un solo problema de los trabajadores”, opinó el diputado del Partido Obrero, Héctor Fressina, que también cuestionó “la escasez de viviendas, por más que digan que ése es su caballito de batalla”.
Sin avances políticos
Desde el principio, Pérez tuvo pretensiones diferenciadoras para su Gobierno, e intentos hizo. "Buscó generar cambios profundos, como los planteos de la reforma constitucional o de la reforma política", dijo el titular del bloque de senadores del FpV, Fernando Simón, señalando, a favor del Gobierno, "el complicado equilibrio de las Cámaras" que, en más de una ocasión, impidió avanzar en los debates.
Ciertamente, en la reforma de la Constitución Pérez puso un énfasis particular que, con el tiempo, se fue diluyendo. Si bien nunca dejó de lado la idea de cambiar la Carta Magna en puntos clave, como el ambientalismo o el sistema electoral de municipios y legisladores, no supo neutralizar las acusaciones reelectivas que le achacaron y, en los primeros tiempos, fue uno de los puntos de mayor desencuentro con la oposición.
Distinto camino tuvo la reforma política, que luego de diversos proyectos, oficialistas y opositores, se alcanzó en parte con la ley 8.619, que oficializó las PASO locales. Aprobada en noviembre de 2013, con festejos propios y ajenos, a un año de esa promulgación, hoy se rediscute por iniciativa de su propio impulsor, Francisco Pérez.
“Fue un paso atrás”, resaltó Battagión, confirmando la demanda judicial impuesta por el PD ante la decisión de Pérez de desconocer la norma que obliga al Estado a pagar las campañas de los partidos participantes en las elecciones. “Terminará siendo una ley inaplicable, porque no tendrá presupuesto”, se quejó Cassia.
Entonces, al cumplirse tres años de este gobierno, los legisladores buscarán pelear a Pérez ese decreto que bloqueó parte de la ley de PASO, y, como ya manifestaron, votarán contra la ratificación de esa medida, empañando el festejo del tercer aniversario y endilgando, al propio Gobernador, haber boicoteado el único proyecto político que logró por consenso.
La difícil meta de lograr el déficit cero
Una de las obsesiones de Pérez al iniciar su gestión, heredada con fuerte endeudamiento desde el ciclo de Celso Jaque, fue terminar su mandato con déficit cero. “Hay un compromiso de reducir el déficit y eso se ha ido logrando”, destacó Fernando Simón.
Si bien para algunos radicales, como el secretario partidario Lombardi, el déficit cero “no parece ser una posibilidad con esta gestión”, para otros, como el diputado Martín Kerchner, contador de profesión, “es posible que se logre, si se trabaja en un Presupuesto ajustado y se hacen cuadrar los números”, pero más allá de esa posibilidad “técnica”, no confió en que las cifras provinciales mejoren. “Mendoza está por arriba del promedio del déficit fiscal de las provincias argentinas”, resaltó.
Planteó una queja de mayor resonancia aún. “Este gobierno quedará 'en el bronce' por ser el que mayor presión fiscal impuso”, dijo, alegando que “de un promedio de 3,5 a 4 por ciento se pasó a casi 7 por ciento”.