Sin arriesgar demasiado, apenas aprovechando algún resquicio de duda que entregaba el rival, no había manera de ganar. Ni unos ni otros hicieron demasiado en favor del resultado (y del espectáculo) y salió un partido de mucho roce y escasas emociones.
Párrafo aparte para el colegiado sanjuanino Rubén Rivero Reinoso, quien le perdonó la vida a varios (¡amonestó a Suárez por un codazo a Aguilera!) e hizo la vista gorda ante un penal que Berardo le cometió a Sandoval en sus narices.
El capítulo inicial tuvo escaso fútbol y fue el local quien mejor manejó la redonda. Sin embargo, no encontró forma alguna para romper el cerrojo defensivo “albirrojo”.
Encima perdió por lesión a Rodríguez, su “9”, y Arturia debió ingresar para cumplir una función a la que no está acostumbrado. La más clara fue a través de un cabezazo de Berardo que Bonacci sacó por encima del travesaño. San Martín respondió con un contragolpe iniciado a partir de ese córner. Stipech corrió 40 metros, enganchó y obligó a Mocayar a enviar el balón por arriba del arco.
En el complemento creció San Martín a partir del ingreso del “Monito” Vargas por Villaseca, lesionado. El volante entendió que había que gambetear hacia adelante y armó un par de situaciones claras frente a la valla local.
Primero fue Viguet quien reventó el palo, luego Vargas metió una media vuelta que pasó cerca y cerró Collantes con un remate apenas ancho. Del otro lado, el “Blanquinegro” tuvo la más clara cuando Persia disparó ancho de frente al arco.
Pudo ser de cualquiera y no fue de ninguno. Se acordaron tarde de intentar. Una lástima.