Durante la tarde y la noche del lunes, dos principios de incendio en el teatro Gabriela Mistral, del Parque O'Higgins de Ciudad, pusieron en estado de alerta a los mendocinos. Con el paso de las horas y una vez confirmado el siniestro -aunque no su autor- desde el municipio aseguraron que no había daños ni que se perjudicó económicamente el bolsillo de los mendocinos.
Ocurre que a la fecha se están realizando obras en el mencionado parque y parte de ellas incluyen al teatro, que será remodelado en su totalidad, incluida la zona que se vio afectada por las llamas.
“Las obras comenzaron hoy (por ayer) y si bien que haya un incendio es algo grave, no hubo ningún daño desde lo económico ya que lo poco afectado de todas maneras iba a ser reemplazado”, dijo Mario Isgró, secretario de Infraestructura de la Ciudad de Mendoza. Destacó que el nuevo Mistral tendrá capacidad para 2000 personas, en contraste con las 700 que posee en la actualidad.
Un lugar mágico
Más allá de este hecho puntual, el teatro tiene más de 60 años de vida -existe en su formato actual desde la década del 50- y aunque se encuentra en una zona turísticamente accesible, a pocas cuadras de la avenida San Martín desde hace varios años el espacio pasa desapercibido,
El Parque O'Higgins, teatro incluido, ha sufrido el deterioro a lo largo de los últimos años. Casi no se presentaban espectáculos artísticos y por las noches el lugar se convertía en una “boca de lobo”.
Para Darío “Pela” Manfredi, diseñador Gráfico Publicitario y Gestor Cultural, opinó que el Mistral siempre le pareció un lugar mágico para el rock, tanto por las comodidades y condiciones que ofrece al público rockero -los jardines que rodean la zona de gradas, la posibilidad de ir en familia, la ubicación, por ejemplo.
“También por su historia, no olvidemos que ahí se hicieron los primeros festivales del Mendorock y que fue el sitio elegido durante la explosión del "nuevo rock argentino de los '90" para hacer un festival que quedó en la historia de quienes amamos el rock)”, recordó el especialista, quien también dirige la revista cultural Zero desde 1999.
De todas formas admitió que siempre fue un lugar descuidado y bastante olvidado, incluso en las épocas en que más uso le daban. “Los re acondicionamientos siempre fueron a medias, o priorizando la apariencia estética sobre los recursos técnicos y comodidades para el artista”, comentó.
Lo que viene
Isgró, de la Municipalidad, detalló las obras que afectarán al Mistral durante los próximos meses y primer semestre de 2018, cuando esperan que esté listo. El funcionario explicó que si bien está apoyado en la estructura actual, el cambio será sustancial.
“Va a tener un escenario más grande y será techado. Habrá camarines nuevos, utilería y escenografía renovada. Se van a remodelar las gradas y habrá terrazas, de manera que la gente pueda estar en una mesita tomando un café mientras ve el espectáculo”, señaló Isgró.
Informó que se instalará un nuevo sistema de sonido para las 2 mil personas que podrán ubicarse tanto en las gradas, que ahora serán más eficientes, como en la zona perimetral. “Vamos a poner un café o tienda, junto al sector de boletería y sanitarios. La orientación va a seguir siendo la misma, se van a preservar los árboles. Esto se hace consensuadamente con la comunidad artística local”, aseguró.
Respecto de los espectáculos, añadió que el teatro va a ser mucho más versátil que antes, de manera de que se van a poder apreciar espectáculos familiares pero también más especializados como conciertos o recitales que requieren sistema de sonido más complejo.
“El Mistral nunca estuvo mal para el tipo de espectáculos que una iba a ver. Creo que más bien estaba al límite, y que parecía que debía mejorar. Ahora creo que debe enfocarse a tener una programación más activa, difundida y una dirección estratégica que lo ponga en valor desde la programación y la comunicación”, señaló Ximena Niederhauser, comunicadora y productora cultural.
“Creo que, en conjunto con el trabajo que se haga puntualmente, debería haber una política de puesta en valor de la Cuarta (Sección) y toda esa zona semioscura”, apuntó.
Gabriel Guzmán tocó en 2002 con su banda Kanejo y también fue muchas veces como espectador. “No hubo mucho backstage, todo en el momento, pero lo salvamos con la buena onda de las bandas. Y como espectador, es chico el lugar, pero la mística lo salva. Es un lugar rodeado de árboles, se escucha bien, está al aire libre, siempre la gente muy piola. Siempre que fui fue muy bueno tanto desde arriba del escenario y como espectador”, dijo el músico.
Manfredi añadió que la idea de la remodelación y refuncionalización del Mistral le parece maravillosa, siempre y cuando se utilice bien y de manera fluida ya que hay lugares en los que durante las campañas se invierte mucho y a los cuatro años están destruidos otra vez.
“Si no fijate lo que pasó con la Alameda; hace diez años florecía con sus baldosas nuevas e impecables, con bares en donde la actividad cultural era permanente y hoy se ha convertido en seis cuadras de pancherías con el piso roto, los bebederos sin funcionar, y con la sombra de la inhabilitación municipal en cada bar que quiere darle lugar a los artistas. El mismo Parque O'Higgins merece mejor iluminación y convertirse en un lugar de paseo y disfrute”, opinó el gestor cultural.
Y agregó que la capacidad de espectadores debe ir acompañado por acciones que despierten el interés del público: “Debería haber todo un laburo de gestión cultural que posibilite y despierte el interés del público por las propuestas locales. La Nave tiene una sala para 200 y hay veces que ves un espectáculo en donde no hay ni 40 personas en las butacas”.