Para ningún argentino pasará hoy inadvertida la evocación de la partida del Dr. Favaloro.
Para la inmensa mayoría, por el recuerdo sublime del ejemplo integral de vida que nos dejó el prócer argentino más grande del siglo XX.
Tampoco lo olvidarán aquellos que mal podemos llamar argentinos, porque transitaron y aún transitan muchos de ellos la senda de la corrupción; porque para estos miserables, "Favaloro" constituye sin duda alguna una presencia molesta.
Imposible olvidar que fue la corrupción imperante en el Gobierno de De La Rúa, con ejemplos paradigmáticos como la recordada "Banelco", lo que llevó a este hombre extraordinario a decidir su inmolación como única salida para la subsistencia de su hija dilecta la "Fundación Favaloro", a la que se le negaban los cuantiosos recursos que el Gobierno le debía.
También, como un mensaje de despedida a todos los argentinos de bien, para que retomaran la senda del amor a la Patria y de la condena a su gran enemigo: esta corrupción que lamentablemente sigue gozando de buena salud.
Clara evidencia de esto último lo hemos vivido hace pocas horas en el Congreso Nacional con la vergonzosa exculpación brindada por numerosos "diputados de la Nación" a la conducta del ex ministro kirchneristas Julio De Vido (ya circula en las redes la propuesta de declarar al 26 de julio como el Día de la Vergüenza Nacional).
Felizmente para los alumnos de todo el país que estudian, para los docentes e investigadores que se siguen esforzando, para los asalariados, para los empresarios con mayúsculas que no son meros "hombres de negocios" sino hacedores de la riqueza argentina y para todos los gobernantes que priorizan el interés nacional por sobre ningún otro, hoy la evocación de René Favaloro seguirá siendo el homenaje más excelso a la Patria Argentina, esa Patria que soñaron también, inmolándose lamentablemente por ella, los ilustres Leopoldo Lugones y Lisandro de La Torre.
Dr. René Favaloro muchas gracias y en su nombre ¡Viva la patria!
Carlos Pincolini
carlospincolini@hotmail.com
